El 15 de octubre se conmemora en América Latina el Día de la mujer rural. Según datos del Banco Mundial, en nuestra región, la población rural viene disminuyendo desde hace décadas y hoy alcanza el 19%, que significa más de 120 millones de habitantes. Muchas personas migran hacia las ciudades en busca de mayores oportunidades de desarrollo y mejores condiciones de vida. Según datos de la OIT, los índices de pobreza extrema en las zonas rurales de la región duplican a los de las áreas urbanas.
Cómo es la inserción laboral de las mujeres rurales
De cara al Día de la mujer rural, que se conmemora cada 15 de octubre, te traemos un análisis regional de su situación económica y de desarrollo.
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Mujer rural.
Desde Grow- género y trabajo, promovemos que todas las personas puedan desarrollarse personal y profesionalmente en el marco de sus comunidades. En este sentido y con la efeméride como excusa, analizamos cómo es la inserción laboral de las mujeres rurales.
Invisibilización y división sexual del trabajo
Si bien muchas son las personas que deciden trasladarse hacia las ciudades, la situación social y económica en ámbitos rurales impacta de manera particular en las mujeres. En primer lugar, en muchos aspectos se dificulta tener una aproximación certera sobre su situación, ya que gran parte de ellas realizan trabajos domésticos, no remunerados, o producen para el autoconsumo del hogar, por lo que escapan a las estadísticas oficiales (FAO). Esta ausencia de datos se profundiza para las personas trans y de otras identidades de género, para quienes ni siquiera contamos con estadísticas.
Según datos de la CEPAL, 1 de cada 3 mujeres que viven en zonas rurales de la región no tiene ingresos propios, cuando en zonas urbanas este número desciende a 1 de cada 4. Por otro lado, si las mujeres dedican más de tres veces de tiempo que los varones al trabajo no remunerado, las que viven en zonas rurales dedican entre 3 y 10 horas más por semana que las que lo hacen en zonas urbanas. La división sexual del trabajo limita la autonomía económica de las mujeres que viven en las zonas rurales de nuestra región y, por lo tanto, restringe sus posibilidades de desarrollo.
Informalidad
Al mismo tiempo, entre quienes sí cuentan con un empleo remunerado, las situaciones de desigualdad persisten. En términos generales, las tasas de empleo informal en la región son considerablemente más altas en las zonas rurales (76%) que en las urbanas (45%). Pero aquí también son las mujeres las que están por encima de la media: el índice de trabajo informal en las mujeres en zonas rurales se ubica en el 78,2% (OIT) y cerca del 67% de las mujeres que tienen empleo ganan menos que el salario mínimo (FAO). La consecuencia de esto es que en la región, entre los hogares en situación de pobreza y pobreza extrema, es más probable que nos encontremos con mujeres.
En Grow- género y trabajo apostamos por construir un mundo con igualdad de oportunidades, donde las organizaciones y los Estados desarrollen las políticas necesarias para reducir las desigualdades. Desde una mirada interseccional, que comprenda las discriminaciones que las mujeres rurales sufren por el hecho de ser mujeres, así como también por discriminaciones históricas vinculadas al origen étnico y por el hecho de participar en sectores relegados de la economía.
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