25 de abril 2020 - 00:00

Infarto y ACV: las otras emergencias médicas durante la pandemia

El miedo al coronavirus lleva a que muchos pacientes demoren el llamado a emergencias ante los síntomas. Pero cada minuto cuenta y los hospitales tienen protocolos para que se sientan seguros.

En emergencias, cada minuto cuenta. Por eso no hay que temer pedir ayuda en tiempos de pandemia de coronavirus. 

En emergencias, cada minuto cuenta. Por eso no hay que temer pedir ayuda en tiempos de pandemia de coronavirus. 

Pixabay

Este es un caso real. Ernesto tiene 72 años, es un hombre activo que lleva ya algunas semanas sin salir de su casa cumpliendo con el aislamiento obligatorio. Padece hipertensión arterial y ha tenido algunos problemas cardiacos hace años que fueron adecuadamente tratados. Luego de desayunar comenzó a notar que le costaba hablar, cuando se acercó a su esposa, ella notó que su cara estaba rara y tenía ligeramente torcida la boca. Se alarmaron por la situación y pensaron en concurrir a una guardia, pero prefirieron quedarse en casa y ver si mejoraba. Al principio pareció que el habla comenzaba a mejorar, pero luego notaron que no tenía fuerza en el brazo derecho. Ernesto se recostó y esperó. Unas horas después decidieron llamar al Servicio de Emergencias Prehospitalario. Cuando la ambulancia llegó, el equipo médico reconoció el caso como un Accidente Cerebrovascular (ACV). Fueron rápidamente trasladados a un centro con capacidad de tratarlo, se realizaron todas las intervenciones necesarias y se llegó al diagnóstico de ACV isquémico, pero había transcurrido mucho tiempo para poder ofrecer el fármaco que disuelve los trombos en las arterias cerebrales que causan el ACV. Ahora, Ernesto se encuentra evolucionando bien, realizando ejercicios físicos, reentrenando el habla y recibiendo medicamentos para prevenir un nuevo ACV.

Esta historia, con sabor a que podríamos haberlo hecho mejor, comienza a ser cada vez más frecuente en la Argentina así como en una enorme cantidad de países, todos afectados por la pandemia de COVID-19.

Si cambiamos el padecimiento y Ernesto hubiera tenido dolor en el pecho, la historia podría haber tenido un desarrollo similar, quizá con más riesgo de arritmias y de fallecer si no se recibe atención.

En el mundo, se ha reportado una caída del 40-70% de infartos cardiacos (España e Italia respectivamente) y si bien en ACV los números son menos claros, en un relevamiento de la European Stroke Organization en 55 países se evidenció que sólo 1 de cada 5 centros de ACV mantienen su flujo habitual de pacientes. La explicación puede deberse a múltiples factores (cambio en el estilo de vida, alimentación más sana, mayor cumplimiento de las indicaciones médicas, etc.) pero es cada vez más evidente que también hay un cambio de la actitud de las personas hacia los padecimientos médicos: el miedo al posible contagio de de SARS-CoV-2 (el coronavirus responsable de la enfermedad Covid-19), la aprehensión por dejar solo el hogar y la sensación de que los servicios médicos están ocupados solo en la pandemia, parece ser cada vez más frecuente y podrían poner en serio riesgo a la población.

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en la Argentina, y deja secuelas muy importantes (muchas de esas secuelas son invisibles a los ojos como la insuficiencia cardiaca, pero tienen un profundo impacto a nivel personal, familiar y del sistema), el ACV constituye la primera causa de discapacidad en nuestro país (por encima del Trauma), con secuelas que alteran seriamente la vida de las personas.

Por eso le pedimos a la población que no dejen de llamar a los servicios de emergencia (107 o el número de emergencia de su prepaga u obra social) cuando presenten síntomas tales como dolor de pecho, dificultad para respirar, trastornos del habla, pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo, desviación de la cara, cefalea intensa y desmayos, entre otros. Tanto los servicios de ambulancias como las guardias de los hospitales y sanatorios hemos desarrollados protocolos muy estrictos donde los pacientes con sospecha de Covid-19 o confirmados siguen un camino de diagnóstico y tratamiento único separado de aquellos que consultan por otras emergencias. Permítanme reforzar este concepto: Es seguro concurrir a un centro de salud o llamar a un servicio de emergencias.

No olvidemos que aún en la pandemia, los Infartos cardiacos siguen matando, los ACV siguen discapacitando. Más que nunca es el momento de acompañarnos, aunque sea a la distancia, y cuidar a nuestra familia y amigos con quienes quizás no estemos físicamente pero que deben recibir el mensaje: actuar con velocidad en el Infarto cardiaco y el ACV salvan vidas y previenen secuelas. No menosprecien los síntomas y obtengan ayuda médica de inmediato, cada segundo cuenta.

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