10 de junio 2020 - 00:00

Ideas para acelerar la recuperación económica

El problema hoy es cómo plantear una recuperación rápida en un país con ingresos perdidos, con deudas familiares millonarias acumuladas, con exportaciones en caída y niveles de consumos que en esta trayectoria se mantendrán muy bajos. Las áreas clave donde habría que enfocar el esfuerzo.

Obra Publica Trabajo Uocra.jpg
Argentina.gob.ar

La foto del crecimiento argentino es triste. Punto más punto menos, este año el PBI caerá arriba de 10%. Hay que irse a 1914 y 2002 para encontrar bajas tan profundas. Podremos discutir si se hubiera podido evitar tanto impacto económico o si la caída podría haber sido más fuerte sin lo que se hizo hasta ahora.

El lamento no ayuda. El problema hoy es cómo plantear una recuperación rápida en un país con ingresos perdidos, con deudas familiares millonarias acumuladas, con exportaciones en caída y niveles de consumos que en esta trayectoria se mantendrán muy bajos. Argentina a fines de 2020 tendrá el mismo PBI por habitante que en 2005, habrá perdido 15 años de crecimiento. Por eso la recuperación no puede ser lenta, tiene que ser rápida y sin recaídas por largo tiempo.

¿Se puede? Si. Con un programa de obra pública orientado a mejorar la competitividad argentina y un esquema de promoción de sectores estratégicos. La primera herramienta es direccionar la obra pública. Habiendo escasos recursos, lo eficiente para plantear un esquema de recuperación competitiva es orientarla a reducir costos logísticos mejorando las vías de transporte de productos desde el interior a Buenos Aires y al mundo. Eso ayudará a frenar las subas de precios y mejorar la competitividad externa del país.

Por ejemplo: se podrían terminar de activar los trenes, un proceso que está muy lentamente en marcha pero que revolucionaría a la argentina si se acelera; ponerle más infraestructura a los puertos del interior que permiten reducir a la mitad los costos de transporte evitando hacer posta en Buenos Aires y con todos los sobre costos que eso implica; acomodar las rutas para que puedan circular los bi-trenes, que es otro medio que reduce entre 15% y 20% el costo del traslado; asistir a los barrios más precarios, mejorando las condiciones sanitarias con instalaciones de pisos, agua, baños y mejoramiento de techos para evitar la propagación del coronavirus. Todo eso con rapidez generaría empleo y ayudaría en esta etapa, porque serían obras con fines de mejorar competitividad y reducir riesgos de contagio.

Estratégicos

En la misma instancia hay que apoyar sectores que son estratégicos para el desarrollo actual, como es el productor de insumos, piezas y accesorios para maquinarias, software, tintas, o la generación de una flota mercante nacional. Hoy no hay un solo barco con bandera argentina, lo que encarece costos de transporte, demanda dólares para pagar fletes y se pierde recaudación local. Lo mismo con la industria de contenedores refrigerados para exportación. Argentina no tiene, y si como vino sucediendo este tiempo, no llegan los suficientes barcos con importaciones, los envíos al mundo quedan varados en el puerto, encareciendo el costo de exportar.

No se trata de vivir con lo nuestro ni de pasar a producir todo. Pero sí de impulsar la producción en aquellos bienes que suelen generar restricciones o demoras en el proceso de producción interno y donde Argentina puede ser competitiva para prescindir de la importación o salir a exportar.

Por eso una tercera pata es alentar la incorporación de alta tecnología para mejorar la calidad de los productos que fabricamos. De poco sirve fomentar fábricas de ensamble si no podemos producir algunas de las partes, casos celulares. Pero sin tecnología, es difícil. O lo mismo con la industria automotriz. Argentina tiene un cluster metalmecánico importante en varias provincias, incluso con procesos robotizados, que bien podrían estar abasteciendo de autopartes al mercado automotor si las condiciones de producción fueran más competitivas y la incorporación tecnológica estuviera a mejor alcance. El año pasado el déficit automotriz no llegó a los US$ 1000 millones por la baja demanda local, pero en 2018 fueron más de US$ 4000 millones y en años de pico de demanda superó los US$8.000 millones.

Se pueden seguir listando vías para empujar la oferta con una mirada competitiva y de esa forma preservar el empleo, crear nuevas empresas, alentar nuevas inversiones y reducir el déficit de divisas. Hasta ahora el Estado subsanó la pérdida de ingresos. La pregunta es si se puede empujar la oferta en el cortísimo plazo que nos queda.

Los recursos del Estado son escasos, pero bien direccionados pueden ser suficientes. Para fomentar las inversiones se necesitan tres patas: bajar el costo tributario, bajar el costo financiero y ofrecer políticas diferenciales para empujar sectores. Las tres están al alcance del Estado. Hoy se puede, mañana quizás sea tarde, y si no aprovechamos este momento de desarme, estaremos condenados nuevamente a remontar como podamos para en unos años volver a caer.

Dejá tu comentario

Te puede interesar