15 de marzo 2004 - 00:00

"Quita de 90% no tienen ni siquiera países de Africa"

Adam Lerrick, académico y ahora representante de acreedores, defendió que el FMI no tenga quitas porque «ya refinancia vencimientos a bajas tasas».
Adam Lerrick, académico y ahora representante de acreedores, defendió que el FMI no tenga quitas porque «ya refinancia vencimientos a bajas tasas».
"A los acreedores tampoco les conviene que la Argentina vuelva a reestructurar su deuda en cinco años. Estamos del mismo lado del gobierno, que busca un acuerdo sustentable para el futuro." Esta es la opinión de Adam Lerrick, uno de los principales referentes entre los acreedores internacionales y al mismo tiempo el personaje más criticado por el equipo económico por el rol que este economista estadounidense cumplió en 2001.

Lerrick atendió telefónicamente a Ambito Financiero poco después de su exposición ante el Senado norteamericano el miércoles pasado. En todo momento se mostró preocupado por bajar los decibeles de la polémica iniciada desde el gobierno respecto de su participación en el Comité Global de Acreedores (GCAB, según las siglas en inglés), presidido por el italiano Nicola Stock: «En realidad, en 2001 consideré que la Argentina debía ir a un default y reestructurar su deuda porque era imposible de pagar en esas condiciones. Y ahora pienso exactamente lo mismo», asegura, aunque aclara al mismo tiempo que «nunca, ni en ese momento ni ahora, aconsejé al gobierno».

• "Dos sombreros"

Durante la conversación, Lerrick pide que no lo consideren un vocero de los acreedores («para esto hay gente que ya ha sido nombrada), sino un académico. De todas formas, en su propia presentación de la semana pasada aclaró que estaba allí «vistiendo dos sombreros». Uno de ellos como director en el área económica de la universidad Carneggie Mellon y el otro como líder del equipo negociador de ABRA (Argentine Bondholder Reestructuring Agency).

Según aclaró, ABRA reúne a «40.000 pequeños inversores de Alemania, Austria y Suiza, que cuentan con bonos argentinos por u$s 1.200 millones». Además, la organización es una de las creadoras del mencionado Comité Global.

En el trabajo presentado sobre la Argentina, Lerrick propone que el FMI «cree incentivos para que el país acelere la salida del default». Y entre los mecanismos
sugiere que el gobierno tendría que ser obligado a prepagar los créditos que recibe del Fondo (a razón de 5% mensual del capital) en vez de contar con tres o más años para devolverlos.

A continuación, los principales pasajes del diálogo que Lerrick mantuvo con este diario:

Periodista:
En la presentación que efectuó en el Senado usted se refiere a la Argentina como un «país insignificante» desde el punto de vista de la economía mundial. Considerando esto, ¿está en condiciones de hacer frente a una deuda en default de u$s 100.000 millones?

Adam Lerrick: Por supuesto que no. Y por eso hace mucho tiempo que aconsejé al país que debe renegociar su deuda. Es clarísimo que la Argentina no puede pagar en los términos en que esa deuda fue adquirida. Pero eso no significa que deba avanzar con una quita de capital de 75%. Es más, considero que no es necesario hacer ninguna reducción de capital, que difícilmente será aceptada por los pequeños tenedores de títulos en todo el mundo.


P.:
¿La alternativa es sólo alargar los plazos y bajar las tasas?

A.L.: Fíjese que la deuda argentina en default debería pagar en promedio 9% anual de interés. Lo que significa 9.000 millones por año en intereses. Es imposible. Pero si esa tasa se reduce a 3% anual, el pago baja a la tercera parte. Si a eso se agrega un alargamiento sustancial de los vencimientos, que en el caso de la Argentina no superan los cuatro años, el alivio para el país es notable. Para el gobierno debería ser indiferente una quita de capital o una reducción de tasas con alargamiento de plazos.


P.:
En su exposición alude a la posibilidad de una suerte de efecto cascada si se permite a la Argentina avanzar con una quita de 92 por ciento.

A.L.: En realidad, la pregunta que me hago es por qué los líderes de otros países latinoamericanos aceptarán restricciones fiscales para cumplir con acreedores del exterior. ¿Por qué no escuelas y hospitales en vez de repagarlo a los ricos extranjeros? Como resultado, los defaults caerán en cascada sobre otros mercados si la Argentina consigue ese objetivo de quita. Tengamos en cuenta que una reducción de 90% de la deuda no fue obtenida ni siquiera por los países más pobres de Africa.


P.:
¿Cree que el FMI también debería aceptar una quita de la deuda, como sugieren otros acreedores?

A.L.: No, porque los organismos multilaterales prestan a tasas sustancialmente más bajas que la vigente en el mercado. Estos prestamistas no reciben el premio que los compense por el riesgo asumido, como sucede con el resto de los inversores. Por otra parte, tanto el FMI como el resto de los multilaterales están ofreciendo una significativa refinanciación de la deuda y a tasas de interés artificialmente bajas. Por lo tanto, también están aceptando una reducción del valor presente de la deuda. Es el mismo punto que plan-teamos los acreedores, a través de refinanciación a más plazo y a tasas por debajo de los niveles de mercado.


P.:
¿Le gusta la marcha de la política económica que está adoptando la Argentina?

A.L.: Se trata de un país con una economía extraordinaria, rica en recursos naturales y con una población de alta capacitación. Como extranjero, no me corresponde a mí opinar sobre el rumbo que están tomando. Lo debe elegir su propia gente y sus políticos.


Entrevista de Pablo Wende

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