Falta exactamente un mes para las elecciones del 26 de octubre y la campaña del oficialismo se mueve en dos carriles que parecen complementarse, pero que en la práctica dejan entrever tensiones internas. Por un lado, Javier Milei insiste en mostrarse activo en el plano internacional: su reciente viaje a EEUU buscó transmitir la idea de respaldo externo, con dólares frescos y guiños diplomáticos que lo devuelven al país con aire renovado. Esa foto del presidente rodeado de apoyos internacionales apunta a reforzar la narrativa de que su proyecto político sigue en marcha y con socios de peso.
A un mes de las elecciones, Javier Milei oscila entre la escenografía internacional y la urgencia doméstica
Ya en el país, el Presidente encara una gira por el interior mientras intenta cumplir con el pedido de gobernabilidad que le hizo la administración de Donald Trump.
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Un oxigenado Javier Milei regresa al país y activa la campaña electoral
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Javier Milei viaja a Tierra del Fuego para apuntalar a sus candidatos a senadores ante un peronismo disperso
A un mes de las elecciones, el Gobierno encara el tramo final de la campaña.
Sin embargo, en paralelo, la maquinaria local se vuelve cada vez más exigente. La Casa Rosada multiplica las reuniones de coordinación territorial, intenta ordenar a sus referentes provinciales y dar volumen a la campaña en el interior. En ese marco, la presidenta de La Libertad Avanza (LLA), Karina Milei, quien aterrizó este viernes por la mañana tras confirmar la comitiva a Nueva York, arribó a Balcarce 50 horas después para participar de la mesa política que se desarrollará desde las 15.30 horas. La apuesta es que la gestión pueda mostrar resultados visibles y que el capital político no se limite a giras en el exterior. El riesgo es que la épica internacional no se traduzca en alivio para el bolsillo de los votantes y quede como un gesto más de marketing.
El problema es que las encuestas empiezan a confirmar que el desgaste del Presidente crece. Estudios recientes marcan un derrumbe en su imagen positiva, con la desaprobación en ascenso y un humor social enrarecido. La caída no lo afecta solo a él: también Karina Milei, un engranaje central de la construcción libertaria, sufre un retroceso en la valoración pública. En contraste, el gobernador bonaerense Axel Kicillof registra un crecimiento sostenido en su imagen, al punto de disputar centralidad dentro del universo peronista. Para un sector de la oposición, su figura encarna hoy la posibilidad de un liderazgo competitivo en el corto plazo.
Este giro en las encuestas abre un nuevo escenario. El oficialismo necesita recalibrar el discurso y mostrar resultados concretos si quiere frenar la erosión. El peronismo, por su parte, percibe que la ventana de oportunidad está abierta y empieza a organizarse con la expectativa de capitalizar el malestar social. La campaña, entonces, se transforma en una carrera contra el tiempo: el gobierno busca sostener la narrativa de la estabilidad y el respaldo externo, mientras la oposición se aferra a la imagen de un Milei cada vez más vulnerable.
Gobernabilidad y gira por el interior
A treinta días de las urnas, la incertidumbre se multiplica. Lo que está en juego no es solo la foto de un presidente que regresa “oxigenado” de sus viajes, sino la viabilidad de un liderazgo que parece depender más de la escenografía internacional que de las respuestas concretas a la crisis doméstica. Si esa brecha no se achica, el oficialismo corre el riesgo de llegar a octubre con una campaña impecable en lo simbólico, pero desfondada en lo real: mucho escenario, poco territorio, y un electorado cada vez más impaciente.
El mandatario, que aterrizó este viernes por la mañana en Argentina, encarará desde este lunes una gira por el interior del país, que tendrá como primera parada Tierra del Fuego, y se sumará Santa Fe, Mendoza, Corrientes, Chaco y Mar del Plata. Con una campaña focalizada en su persona, también encabezará el 6 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires la presentación de su libro en el Movistar Arena. Esos actos, pensados para combinar épica política y despliegue simbólico, buscan dar volumen a la campaña y recuperar iniciativa frente a un escenario electoral que se vuelve más áspero.
En el mientras tanto, el Gobierno también se enfoca en responder al pedido de Donald Trump de que la Argentina garantice mayor gobernabilidad, y la respuesta del oficialismo no tardó en llegar. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, publicó una foto junto a Mauricio Macri, un gesto calculado para mostrar apertura hacia el expresidente y, de paso, enviar un mensaje de alineamiento político hacia afuera y hacia adentro.
Curiosamente, antes del pedido de la Casa Blanca ningún funcionario del oficialismo se mostraba con el expresidente. De hecho, el propio Macri aclaró que hace "más de un año" que no habla con Javier Milei, y desde el entorno del primer mandatario deslizaban que no necesitaban del presidente del PRO.
En paralelo, la Casa Rosada decidió convocar al Consejo de Mayo, la mesa de consensos que había quedado en suspenso desde su lanzamiento inicial. Con esta jugada, el gobierno intenta reforzar la idea de que no solo busca respaldo internacional, sino también acuerdos internos que amortigüen el desgaste en la cuenta regresiva hacia las elecciones.
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