5 de septiembre 2007 - 00:00

Amenaza moyanista: el que se pone en contra se cae

Hugo Moyano
Hugo Moyano
«¿Y Moyano..., qué le pareció el discurso? » Cristina de Kirchner se detuvo apenas unos segundos, tan poco que no le dio tiempo a Hugo Moyano para responder. Lejana, la primera dama lo saludó cordial: pasó por alto los pataleos que 24 horas antes hizo circular la CGT. Una queja que, sin mencionarla, la castiga.

Antes de ese cruce, efímero, en el precoloquio de IDEA, Moyano había dialogado con Néstor Kirchner y, más tarde, analizó con su entorno los efectos del documento que mandó a difundir anteayer con críticas al gobierno por «ignorar» al «movimiento obrero».

En ronda cerrada, el moyanismo ratificó la postura del jefe de la CGT, orientó sus críticas hacia el jefe de Gabinete, Alberto Fernández -«es el López Rega del kirchnerismo», apuntó, sin originalidad, un cacique-, y desempolvó un asunto que les hierve la sangre: la CTA.

«Nadie va a cometer la locura de darle la personería a la CTA», fue el mensaje uniforme. ¿Por qué la CGT vuelve sobre ese asunto? Nadie lo confiesa, pero los indicios hablan de un temor cierto a que antes de fin de año, si no antes de las elecciones, los sorprenda una mala noticia.

El pacto gobierno-CTA en torno al INDEC fue leído como un indicador. Por eso, el moyanismo reforzó su posición de trinchera contra el eventual reconocimiento de la central que comanda Hugo Yasky.

«Si a alguien se le ocurre hacerlo, tendrían que mandar un anteproyecto al Congreso para que se modifique la ley. Ya sabemos cómo terminaron los gobiernos que quisieron cambiar la Ley de Asociaciones Sindicales. Lamentablemente», disparó, ayer, un moyanista.

Los antecedentes más cercanos son fatales: la Ley Rucci -que pretendió «desregular» la actividad sindical-marcó el principio de la debacle alfonsinista; la reforma laboral, y sus brumas, abrió una brecha que con el tiempo se devoró a Fernando de la Rúa.

  • Demandas

    El bloqueo a la CTA, además del reclamo de listas para los gremios, conforman un «pack» de demandas que hace circular la CGT dominada por Moyano y que, en público, expresó su malestar en dos ocasiones en los últimos diez días.

    La semana pasada, ante empresarios, Moyano reveló su incertidumbre sobre el desempeño y los lineamientos de un eventual gobierno de Cristina de Kirchner. Anteayer, cuestionó que el oficialismo «ignoró» a los gremios en el armado político y electoral.

    Ese documento generó malestar en la Casa Rosada, desde donde se acusó al cacique de «atrasar 50 años» y exponer sus críticas con el objetivo de «presionar» al gobierno para que le concedan lugares en las listas del 28 de octubre del Frente para la Victoria (FpV).

    Ayer, en cumbre chica, el moyanismo ratificó esa postura para la CGT, explotando los tropiezos del oficialismo en Santa Fe y Córdoba. Hay una lógica lineal: en Santa Fe, Juan Carlos Schmidt, lugarteniente de Moyano, fue «volteado» de la lista de diputados K.

    En la primaria interperonista entre Rafael Bielsa y Agustín Rossi, el moyanismo alineó a 40 gremios detrás del ex canciller con la promesa de premiar la lealtad gremial con un lugar en la boleta de diputados nacional por Santa Fe. Posinterna, no cumplieron.

    Ayer, en la CGT incorporaron otro elemento: desde el gobierno le habrían hecho llegar al jefe cegetista su preocupación por cierto clima de crispación social, muchas veces agitados desde sectores sindicales. El propio Kirchner se lo habría expresado al camionero.

  • Blanco

    Sin embargo, para evitar un choque directo con Kirchner y explicitar su incomodidad frente a la senadora/candidata, los moyanistas eligieron como blanco de sus críticas al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, a quien sindican como su «enemigo» en el gobierno.

    «Alberto es el López Rega del kirchnerismo», hizo despabilar, ayer por la mañana, un jerarca gremial a sus pares, reunidos en torno a Moyano.
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