25 de octubre 2007 - 00:00

Ante empresarios: prensa no dice lo bien que anda todo

Ayer, en Córdoba, tras participar de un almuerzo con empresarios, la candidata sorprendióal ensayar algún malabar con una pelota de fútbol que le habían obsequiado.
Ayer, en Córdoba, tras participar de un almuerzo con empresarios, la candidata sorprendió al ensayar algún malabar con una pelota de fútbol que le habían obsequiado.
Cristina de Kirchner jugó ayer las últimas fichas en Córdoba, donde buscó seducir al empresariado y marcó presencia en un distrito en el que su desempeño electoral el domingo despierta cierta incertidumbre, especialmente después de la escasa diferencia de votos que consagró al oficialista Juan Schiaretti como gobernador y al profundo enfrentamiento que los Kirchner mantienen con José Manuel de la Sota.

La visita de la candidata -la tercera en los últimos quince días-fue organizada por el influyente empresario y candidato a diputado por el Frente para la Victoria, el senador Roberto Urquía, quien le armó un almuerzo en el Predio Ferial de la capital cordobesa en el que se sirvieron brochettes de pollo y helados para cerca de 6.000 personas.

En su discurso, la senadora aprovechó el contexto empresarial para enumerar los logros del gobierno de su marido en materia económica y resaltó que el nivel de inflación durante los últimos 4 años es el «más bajo» desde 1944, a excepción del período entre 1995 y 2001, cuando «no había trabajo y el país desaparecía».

  • Mensaje

  • Hasta aquí, nada nuevo. Poco después y quizá sintiéndose contenida por el entorno, lanzó desde la mesa un mensaje a los diarios «de la Capital, los más importantes». «En los diarios de los sábados hay hojas y hojas de anuncios, de publicidad, de viajes, de ropas, de muebles, de autos, de lo que se les ocurra; al lado, pequeños artículos que dicen lo mal que está todo y lo horrible que será lo que vendrá», se despachó.

    Después ensayó otra frase: «Es como si no hubiera coincidencia entre lo que pasa en la realidad y lo que uno lee en los diarios». No se equivoca la primera dama en este concepto, ya que si se toma, por ejemplo, lo que pasa en el INDEC, es cierto que al menos esa realidad virtual que crea el propio gobierno manipulando los índices de inflación no coincide con lo que efectivamente publican los medios.

    Más allá de la referencia a la prensa, con la que se sabe Cristina de Kirchner no mantiene una relación del todo cordial, la escala en Córdoba le permitió a la candidata reforzar su imagen en un distrito clave.

    Para ello fue fundamental la tracción de apoyos que le dispensaron en los últimos días los intendentes radicalesy los juecistas, merced al trabajo casi de hormiga que Julio De Vido y Néstor Kirchner realizaron en Buenos Aires y en la propia provincia, con promesas de obras y envío de fondos contrarreloj.

  • Tranquilidad

    Ayer, ante cientos de empresarios, sindicalistas y sobrada tropa peronista (pero ningún delasotista, salvo Schiaretti), Cristina de Kirchner salió desde allí al cruce de las advertencias del arco opositor sobre la supuesta «apatía» que existe en el electorado con miras a los comicios del domingo, y dijo que simplemente se trata de que los argentinos recuperaron la «tranquilidad y confianza» por el futuro del país.

    «Yo creo que hoy, por primera vez en mucho tiempo, hay tranquilidad en los argentinos.Nadie está preocupadopor dónde va a tener que irse mañana o dónde va a tener que guardar los dólares. Hemos reconstruido la confianza en el sistema», concluyó ante la atenta mirada de la mesa, a la que se sentaron, entre otros, los empresarios María Pía Astori, Roxana Negrini (presidenta de Agrometal), Euclides «Tati» Buglioti y, por supuesto, Urquía.

    Entre plato y plato, el dueño de Aceitera General Deheza le susurró a la candidata: «Recorro la provincia ahora y el cambio es asombroso: el campo y la industria producen y el empleo está en auge». Por eso le dedicó una sugerencia: «Es el resultado de una política, de un modelo que el Presidente ha impulsado con vigor en estos años y hoy le toca a usted, Cristina, profundizar».
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