Argentina abandona su alianza con OTAN
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En temas de política exterior expresada a través de las relaciones militares con otros países no alcanzan las explicaciones de analistas y politólogos que atribuyen a «razones de equilibrio en la política doméstica» estos cambios de rumbo abruptos de Néstor Kirchner.
Es la apreciación de algunos gabinetes castrenses, creen que Kirchner cumple con los Estados Unidos a través de la contención del líder venezolano Hugo Chávez y por eso debe «descargar» algo a los sectores de izquierda, aliados del gobierno: nada menos que la ruptura con la OTAN. Olvidan que así como el país tiene una responsabilidad frente al bloque regional (Mercosur) del que forma parte Venezuela, también la tiene por pertenecer al bloque de la alianza atlántica o ¿acaso la Argentina no recibió la distinción de ser designado aliado extra OTAN? En lugar de considerar la diplomacia y la fuerza como dos extremos opuestos del espectro de la política nacional, sería importante reconocer que una debe sostener a la otra, encontrar un equilibrio entre los intereses «domésticos» y los de fortalecimiento de las relaciones de defensa.
Pertenecer a la categoría de aliado extra OTAN facilitó, entre otros casos: la continuidad de cursos e intercambio militar con un programa de ayuda (IMET, International Military Education and Training) de los Estados Unidos, que Gran Bretaña flexibilizara el embargo y cediera piezas de repuesto para la turbina de uno de los buques de la Armada que participó en el conflicto del Golfo Pérsico y, más reciente, la provisión de misiles Sidewinder de última generación a la Fuerza Aérea para la seguridad de la Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Mar del Plata. No se llega a esta situación sin haber logrado un mínimo consenso entre Cancillería y Defensa, ya que en 2004 se creó una comisión integrada por ambos ministerios para analizar los cambios en el armado exterior de los militares. Sin embargo, Garré prepara una nueva lista de funciones y atribuciones de los agregados militares entre las cuales figura la «exclusividad de la información sensible»; más claro, deja fuera del canal a la Cancillería burlando la ley del servicio exterior.
Consta que los mandos del Ejército dieron debate a la Garré para que revirtiese la decisión de levantar la agregaduría de Bélgica. ¿Y el jefe de Estado Mayor Conjunto? El brigadier general, Jorge Chevalier, no tuvo otro rol más que el de trasmitir por nota fechada el 23 de enero al general Roberto Bendini la mala noticia. Inútil esgrimir argumentos frente a la ideología. Basta con repasar las gacetillas de prensa del ministerio en las que, aunque pulidas por el vocero Jorge Bernetti, asoma el sustrato antiglobalización y antinorteamericano de su jefa.
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