Bill Clinton deslumbró ayer a Néstor y Cristina Kirchner con la misma seducción que usó para tratar a otros sudamericanos como Carlos Menem e, inclusive, Fernando de la Rúa en su fugaz visita a la Casa Blanca. No sorprende que la primera dama se fascinara por una foto con quien, quizás, sea el primer caballero de los EE.UU., si su esposa logra acceder al mismo puesto que aquí pretende Cristina. Lo que llamó la atención es que los Kirchner aceptaran halagos similares a los que el ex presidente utilizó para felicitar a Menem, por ejemplo, por su lucha contra el terrorismo, allá por 1997 cuando aterrizó en Ezeiza con el Air Force One. Más curiosa aún es la fascinación de los Kirchner por un Clinton que fue el máximo adalid de la globalización como presidente de EE.UU., algo que Menem podría abrazar, pero que ellos combatieron desde el primer día de su gobierno.
Curiosa afinidad la del matrimonio Kirchner y los Clinton en Nueva York. Más allá de la foto de rigor, las relaciones familiares también influyen en Estados Unidos en la línea sucesoria del poder. El ex presidente Bill Clinton podría retornar a la primera plana política a través de la candidatura de su esposa para la primera Magistratura por el partido demócrata. Nepotismo casi idéntico al que ensayan Néstor y Cristina en la Argentina.
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También Carlos Menem se inserta en esa lógica política argentino-estadounidense. Durante sus 10 años al frente de la presidencia, convivió políticamente con Clinton y con George Bush padre, hoy reencarnado en la Casa Blanca gracias a su hijo George W., quien accedió al poder luego de una cuestionada elección en la Florida, con acusaciones de fraude incluidas. Polémica que recuerdaal escrutinio cordobés y al reclamo opositor de observadores de la OEA en los comicios del 28 de octubre.
En 1997, el esposo de Hillary llegó a Buenos Aires para visitar a Menem. «Bill, estoy muy contento de que estés aquí. La vamos a pasar muy bien y estoy seguro de que te van a gustar todas las bellezas de la Argentina», fue el recibimiento del riojano en aquel momento. Hoy, la foto y la relación casi frívola se repiten, pero con Néstor y Cristina Kirchner, como si los 90 todavía siguieran vigentes.
«Reconozco los esfuerzos que hacen en la zona de la Triple Frontera. Pero estamos preocupados por el accionar del Hizbollah en Ciudad del Este. El terrorismo internacional es un problema planetario. Estoy dispuesto a colaborar, si me lo solicitan», fue el ofrecimiento del entonces presidente demócrata. El discurso del martes de Kirchner ante la ONU reclamando a Irán mayor ayuda en el plano jurídico por la causa AMIA aparece entonces casi como un flashback de los 90. Y de la valoración que hizo ayer Clinton de la aparente recuperación económica en la Argentina.
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