En el intento de perfilar una mejor suerte en las elecciones del año que viene que le vaticinan las encuestas, el gobierno ensaya martingalas electorales. Una, de manual, es reforzar el gasto en obras públicas con destino a distritos en los cuales puede mejorar la chance de los candidatos aliados. Para eso se incluirán $ 16 mil millones para ese destino entre obras nuevas, obras viejas y, sobre todo, promesas demoradísimas que han enojado a amigos y no amigos. La otra pata de la estrategia es exhibir menos a Cristina de Kirchner y mostrar a intendentes y gobernadores, que son quienes buscarán respaldoen las legislativas del año que viene. Hasta que la Presidente no mejore en los sondeos, cree el gobierno, mejor sacarla de la pelea.
El gobierno pretende destinar un Presupuesto de 16 mil millones de pesos al financiamiento de obras de infraestructura en las provincias y los municipios, a lo largo de 2009, año en que enfrentará un desafío electoral clave para su futuro político. Así figura en el proyecto de proyecto de Presupuesto que se girará el 15 de setiembre ante el Congreso. Esos 16 mil millones representarán más de 50% de los fondos que, el próximo año, manejará el Ministerio de Planificación a cargo de Julio De Vido.
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El arsenal de obra pública es la apuesta de los Kirchner, Cristina y Néstor, para encarar con otra perspectiva el desafío electoral de 2009. Por ley, al elegirse diputados y senadores nacionales, la votación será en simultáneo en todas las provincias.
Sin embargo, la táctica de la Casa Rosada es apostar a un arrastre invertido: que los protagonistas de la elección sean los gobernadores e intendentes, y que Cristina de Kirchner tenga una exposición limitada. «Ella no será la candidata», se argumenta.
De manual, el gobierno recostará su estrategia en los planes de infraestructura. Lo hizo en las elecciones anteriores, tanto en 2005 como en 2007, pero la cifra que se programa para el año próxima es récord. Lectura lineal: es proporcional a la urgencia electoral.
Análisis
El megafondo de obras públicas para el año próximo se enlaza con otros movimientos y forma parte de un análisis integral que el matrimonio presidencial hace sobre las elecciones del año que viene. A saber:
Hace tres semanas, Kirchner inició una serie de rondas de consulta y diálogo en Olivos con gobernadores, intendentes y dirigentes del PJ de todo el país. Además de reforzar el discurso oficial respecto de que la crisis rural está «cerrada» y trasmitir, números en mano, que la situación financiera y fiscal es sólida, el ex presidente enfocó esos contactos sobre un asunto en particular: la marcha de las obras de infraestructura que se prometieron durante la campaña de 2007 y que tuvieron el doble objetivo de ser una despedida «a lo grande» de Kirchner y, además, una compromiso para reforzar la postulación de su esposa, Cristina de Kirchner. Para eso, Kirchner diligenció específicamente a Julio De Vido -quien participa de las reuniones y está a cargo de la gestión diaria es el secretario de Obras Públicas, José López- que se reactiven las obras paralizadas que habían sido prometidas o las que estaban en marcha. La orden es reactivar, en los últimos cuatro meses del año, los planes de obras que sufrieron demoras por la necesidad del Palacio de Hacienda de equilibrar las cuentas, elemento que irrumpió en el horizonte oficial al dilatarse el conflicto con el campo.
A la decisión de apurar, en el tramo final de este año, las obras que estaban «dormidas» -así se le transmitió a gobernadores e intendentes en las últimas tres semanas- se le suma la promesa de destinar 16 mil millones de pesos a planes de infraestructura -viviendas, cloacas, caminos, puertos- para el ejercicio 2009, desembolsos que mejoren la performance de los candidatos del oficialismo de cara a las legislativas de octubre. ABC del peronismo, los Kirchner decodifican que un pretencioso plan de obra pública es la única vía para reconciliarse con sectores que se tomaron distancia del gobierno en medio de la crisis del campo. Sobre todo, en las provincias, donde el nivel de rechazo al gobierno nacional -y puntualmente, a la Presidente- alcanza niveles inéditos.
Sin embargo, el mapeo que Kirchner hace en Olivos, donde recibe diariamente a dirigentes, transmite otra percepción: el ex presidente advierte que el año próximo, en las provincias se votarán las gestiones locales, muchas de ellas nacidas en 2007 -Juan Manuel Urtubey, Jorge Capitanich, Celso Jaque, Daniel Scioli, entre otros- y proyecta que aportarán resultados favorables a sus socios. Admite que no estará en competencia su esposa, por lo que los sondeos que la muestran con índices de aceptaciones inferiores, en algún caso a 20% -en los que no quiere creer, obvio- no deberían, se anima a especular el actual jefe del PJ, afectar las chances del oficialismo. Por eso, el protagonismo de la Presidente en las legislativas será menor que el que tuvo, en elecciones anteriores, Kirchner cuando era presidente.
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