2 de enero 2007 - 00:00

Campaña oficialista complica a Telerman

Fin de año. Jorge Telerman, de camisa blanca, durante el concierto de Daniel Barenboim,que organizó el Gobierno porteño el domingo, para despedir 2006, al aire libre.
Fin de año. Jorge Telerman, de camisa blanca, durante el concierto de Daniel Barenboim, que organizó el Gobierno porteño el domingo, para despedir 2006, al aire libre.
Jorge Telerman inicia el año electoral con complicaciones en el armado político con el cual quiere llegar a las urnas 2007 para ser reelecto, especialmente por kirchneristas que se suman a la decisión oficial de seguir a Daniel Filmus en la carrera porteña.

En principio resistirá, pero se verá obligado a cambios en su gabinete si los kirchneristas abandonan la gestión al tener otro postulante para el sillón de la Ciudad.

Por otra parte, Telerman padecerá los avatares electorales quizá a partir del próximo 15 de febrero, cuando la Legislatura ha convocado a una sesión especial, con temas pendientes en los cuales hay una lista que encargó el jefe de Gobierno, quien cuenta con un magro puñado de aliados a la hora de la votación.

La definición del kirchnerismo por Daniel Filmus como su competidor, Telerman comenzó a sentirla la semana pasada cuando la ministra de Derechos Sociales y Humanos de su gobierno, Gabriela Cerruti, se esforzó por retener al grupo Compromiso K, que como símbolo del alineamiento marcado por la Casa de Gobierno hacía renunciar a un funcionario de su área, representante de esas tropas oficialistas no alistadas tras Alberto Fernández.

Telerman necesitará leyes o avales a decretos en temas puntuales, como la veda a la construcción de torres en seis barrios porteños, que caduca a mediados de febrero. Sólo un ejemplo que lo enfrentará a una Legislatura que comenzará a abandonar el crédito que le ofreció tras reemplazar a Aníbal Ibarra, depuesto por el caso Cromañón en marzo de 2006.

Por ahora el jefe de Gobierno cuenta con los diputados del socialismo, mientras se extiende su alianza con ese partido político, representada en su gobierno por Roy Cortina, el ministro de Descentralización de la Ciudad.

Cuenta además con dos kirchneristas rebeldes como son Helio Rebot y «Chango» Farías Gómez, quienes estuvieron ausentes, inclusive, la semana pasada, cuando Filmus se presentó ante el bloque Frentepara la Victoria como flamante candidato.

Sumaría Telerman, por otra parte, a algunos bloques unipersonales, como el que estrenó Juan Manuel Velasco, un ex ARI que busca fundar el primer partido ecologista de la Capital Federal. Pero la alianza que más beneficios le reportaría a Telerman en la Legislatura, durante el año electoral, sería la que pudiera sellar con aliados del macrismo desencantados con los vaivenes de Mauricio Macri.

La pieza más fuerte de ese núcleo la constituiría el pase del titular de la Legislatura porteña, Santiago de Estrada, un peronista que preside el recinto por cuarto año consecutivo debido al consenso que ha logrado su conducción entre el surtido de bancadas, donde los bloques que integran PRO representan la mayoría, pero sin quórum propio.

De Estrada, como Jorge Enríquez y algunos legisladores más del bloque Juntos por Buenos Aires, terminarían definiendo durante este año su apoyo a la reelección de Telerman. La decisión tendría que ver con la definición de PRO sobre quién será el candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad. Sólo Macri, si se postula en el distrito, podría frenar esas deserciones, mientras otros creen que un Telerman desamparado del oficialismo podría tejer alianzas impensadas hoy.

Esas uniones tienen socios en potencia tan diversos como peronistas no kirchneristas, hasta aristas desorientados por la falta de postulante cierto para los próximos comicios, ante Elisa Carrió que al parecer elude a los dirigentes del distrito, quienes esperan una definición que no pase del verano.

Mientras tanto Telerman, fuera del recinto, mantiene firmes a los adherentes del peronismoque le proveen una troupe de ministros y funcionarios de otros rangos, a lo que agrega al Partido Socialista, un puñado de radicales y otro de ex ibarristas que no comulgan con el kirchnerismo ni adhieren a las movidas del ex jefe porteño. No es poco para un mandatario con nueve meses de gestión, quien llegó como reemplazante sin fuerza política propia.

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