7 de diciembre 2004 - 00:00

Chiche vs. Solá para reeditar interna del '90

Felipe Solá y Chiche Duhalde
Felipe Solá y Chiche Duhalde
Felipe Solá tuvo que esperar el fin de semana hasta que apareciera el antagonista que con su ataque lo bendijera como rival. Lo hizo Chiche Duhalde, que objetó su aventura de armar una línea interna y le reprochó no asistir a la cumbre donde Eduardo Duhalde montó la escena del «renunciamiento».

«No estoy conforme con la actitud de Solá»,
dijo Chiche y, sin respirar, eslabonó quejas y advertencias: tiene que «ser responsable», entender que «la mayoría (de los legisladores) pertenece al duhaldismo» y «no se puede enojar» si «no logra un espacio propio».

Por radio, Chiche dijo estar dolida por la ausencia de Solá en San Vicente, el viernes último -a lo que su entorno atribuyó la reacción de ayer-y molesta por la decisión del gobernador de confeccionar un espacio propio, el felipismo, dentro del PJ bonaerense.

Como ayer informó este diario, el martes 14, en Costa Salguero, con unos 1.600 invitados, Solá presentará su línea interna donde confluyen soldados propios con un abanico variopinto de aliados, donde destellan el platense Julio Alak, Raúl Othacehéde Merlo y el matancero Alberto Balestrini.

El lanzamiento se producirá horas después de que José María Díaz Bancalari presida la primera reunión del Consejo del PJ, con la nueva formación, marcado por la exclusión de los felipistas y una tensión creciente entre sectores del propio duhaldismo.

• Inquietud

Por estas horas, Díaz Bancalari es el más inquieto: debe conducir un partido florecido de intrigas y fragmentado. Y sospecha que esos chispazos, que sin éxito intentó apagar, son un ardid de quienes lo recelan para desdibujarlo.

A raíz de esto, por momentos
Díaz Bancalari -que se dedicó a corroer a Solá cuando éste era precandidato a gobernador en 1998 y el ahora diputado cimentaba a Carlos Ruckauf-aparece más cerca de La Plata que del «duhaldismo talibán», según la definición felipista.

Para
Bancalari queda mucho por remar: recomponer mínimamente la convivencia dentro del Consejo por lo que ésta será una semana de «hot lines». Ganó tiempo el viernes cuando, tras los tironeos, suspendió la cumbre que originalmente se haría hoy y la postergó para el lunes 13.

Y deberá sumar voluntades para adormecer, como sugirió Duhalde, el proyecto para ampliar de cuatro a cinco el número de consejeros por las secciones. Esa maniobra sería el «touché» final contra el felipismo porque licuaría su incidencia en el Consejo.

Hasta ahora, el riesgo perdura: antes de fin de año, por disposición legal, el PJ debe realizar su congreso anual ordinario, oportunidad para -si se quiere- introducir la reforma ante la cual los felipistas hasta amenazan con abandonar en bloque el consejo partidario.

Por eso, comenzó a bajarse la alternativa de postergar el congreso partidario, que preside
Osvaldo Mércuri, para marzo de 2005 o hacerlo en diciembre, pero con una agenda desinfectada: sin cambiar el número de consejeros ni introducir el cupo joven que propone Duhalde. La digresión, todavía incipiente, que se perfila en el seno del PJ, deja a salvo a Duhalde que, hasta ahora -salvo el malestar con Solá por las ausencias del acto en San Vicente- queda fuera del alcance de las esquirlas de la guerra fría bonaerense.

De hecho, Solá se cuidó de no aporrear a Duhalde y hasta redactó una carta elogiosa del ex presidente.

Por momentos, el peronismo es una «remake» de sí mismo. Como el toreo entre
Néstor Kirchner y Roberto Lavagna recuerda a las fricciones entre Carlos Menem y Domingo Cavallo, la nueva interna bonaerense recuerda -para quienes conocen el PJ-al duelo que dividió al duhaldismo en los '90.

Por entonces, un Duhalde salomónico intermediaba todo el tiempo entre la Liga Federal de
Hugo Toledo y la Liga Peronista Bonaerense (LIPEBO) de Osvaldo Mércuri, fricción que había alimentado para mantener despierto y en acción al todopoderoso peronismo de aquellos días.

Duhalde repartía bondades a uno y otro sector buscando un equilibrio entre la Liga Federal -duhaldismo puro-y la LIPEBO, herederos de la renovación de
Antonio Cafiero, « aggiornados» como duhaldistas.

Dejá tu comentario

Te puede interesar