El deseo de cancelar la deuda con el Club de París no ha sido abandonado por el gobiernode Néstor Kirchner, aún en la mitad de un turbulento año de elecciones. La prueba está en las declaraciones del secretario de Política Económica, Oscar Tangelson, quien dijo ayer que se está negociando para «que sea la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la encargada de realizar el informe sobre la economía argentina y no el Fondo Monetario Internacional». Esto aceleraría la reestructuración y el pago de la deuda aún en default con países. Pero difícilmente esto sea aceptado.
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Las palabras de Tangelson tuvieron lugar a finalizar su exposición en el ciclo de conferencias ECON 2007, organizadas por la UBA. También dijo que no recomendaba usar las reservas para solucionar los problemas energéticos: «hay que buscar recursos presupuestarios o en el financiamiento de los organismos multilaterales de crédito», dijo.
Su disertación mostró que «es necesario percibir la naturaleza articuladora de las decisiones de política que no son sólo económicas», en un mundo que está cambiando y que ya no es el mismo de antes. Por eso, hay que utilizar el financiamiento de los organismos multilaterales más eficientemente, para lograr que «la Argentina no compita en el mundo por el bajo precio de su mano de obra sino por el buen nivel de calificación de su gente», dijo el secretario.
Conceptos salientes
Para ello, además de contar con el financiamiento externo, es necesario lograr «superávit fiscal, un tipo de cambio que aliente la productividad y el trabajo y no impulse la especulación financiera, y una mejor distribución del ingreso», remarcó Tangelson.
A continuación sus principales declaraciones del secretario:
La evolución del PBI desde 1976 hasta 2001 muestra la fuerte volatilidad de la economía argentina. El crecimiento fue solamente de 1% en promedio por año.
Además se ve una clara tendencia al estancamiento porque los ciclos podrían ser ascendentes, pero no lo son.
Todo esto permite comprender el sentido del endeudamiento en ese período, cuando se firmaron 19 acuerdos con el Fondo y sólo se creció 1% por año. Por eso somos tan críticos, los instrumentos tienen que ser contracíclicos y no procíclicos. La idea es contribuir a un proceso de desarrollo y no a una estabilidad monetaria neutra.
Hay que lograr crecimiento equilibrado en los próximos años y no a tasas chinas. Para ello se requiere un cambio cualitativo, haciendo énfasis en proyectos de inversión destinados a educación, ciencia y tecnología.
En 2001 el gasto en intereses de la deuda era de 8% del PBI y el de educación de 4%. Ahora la relación es 2% contra 6%. Se nota que la visión está cambiando, que se le quiere dar más lugar a la tecnología y a la educación.
Debemos plantearnos un país de largo plazo, pero hay que reconceptualizar esta idea. Todas las decisiones son de corto plazo, pero es en el largo que están los efectos.
El mundo está cambiando y en ese contexto hay que pensar la forma de hacer política y de aplicar eficientemente los préstamos. Hay tres transformaciones que se están dando: 1) la globalización, que por ahora es sólo financiera. No es económica, si no no habría subsidios agrícolas en Europa, y tampoco es social, ya que no habría gente en el mundo muriendo de hambre. 2) La moneda única en Europa, el euro. 3) Ruptura del consumo masivo de productos homogéneos.
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