18 de diciembre 2006 - 00:00

Con bendición de De Vido, Moyano brindó con rivales

No tenía razones -públicas, al menos- para festejar: el 2006 que se va le regaló buenas noticias al principio (control de la APE y jugosos subsidios, por caso), pero en el último tramo para Hugo Moyano el año se puso áspero, al punto que casi lo termina fuera de la CGT.

Pero la larga mano de Kirchner suele torcer la suerte: con bendición de Julio De Vido y la presencia, breve pero sintomática de Daniel Scioli, Moyano despidió el año reunido con dos jefes quejosos: Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingieri (Obras Sanitarias).

En el gremio de Taxistas, que capitanea Omar Viviani, Moyano pudo, por un rato volver a sentirse jefe indiscutido aunque fue ostensible su debilidad por tener que mostrarse rodeado de delegados de Kirchner para de ese modo explicitar el respaldo de la Casa Rosada.

  • Sobreactuación

  • En rigor, golpeado, Moyano sobreactuó una despedida a Juan Manuel Palacios, que enchastrado por una denuncia sobre tierras en la provincia, fue corrido de la conducción de la UTA y, sin cargo gremial, también tuvo que dejar la Secretaría de Prensa de la CGT.

    El jueves, Moyano recordó los 36 años de Palacios en el gremialismo y los 23 como referente de la UTA y prometió, ante un guiño de De Vido, que el colectivero «tendrá un lugar importante para el movimiento obrero». ¿Qué se entendió en las mesas?: Palacios será funcionarioo diputado.

    Viejo ladero del jefe de la CGT, Palacios tiene relevancia operativa porque controla el gremio de los colectiveros, una de las tres patas de la entente de sindicatos del transporte en la que se apoya Moyano: UTA, Camioneros y La Fraternidad de Omar Maturano.

    Como socio menor se anota Viviani de Taxistas. Pero juntos UTA -que también gravita sobre subtes- camioneros y trenes pueden «paralizar» el sistema de transporte, además de que juntos conforman un grupo cuyas actividades reciben onerosos subsidios del Estado.

    Además de ese bloque de aliados que los sostienen -al que hay que agregar a los sindicatos marítimos que llegan a Moyano vía Juan Carlos Schmidt y Omar «El Caballo» Suárez- el jefe de la CGT logró sentar a la mesa a Gerardo Martínez de UOCRA y José Luis Lingieri de Obras Sanitarias.

    Adjunto de Moyano, Lingieri aportó las oficinas para que se reúnan los amotinados contra el camionero luego de los incidentes de San Vicente. Luego de algunos diálogos, la relación parece volver a ordenarse con Lingieri, más cerca de Moyano que de Luis Barrionuevo.

  • Sorpresa

    La otra presencia que destacaban cerca de aquél era la de Martínez, que no tenía previsto concurrir con el argumento de que ese jueves regresaba de Brasilia, ciudad a la que viajó sumando millajes como secretario de Relaciones Internacionales de la CGT.

    Pero el jefe de la UOCRA -gremio al que pertenece Juan Pablo «Pata» Medina- llegó a la cena para, una vez más, afirmar que está a favor de un acercamiento entre los grupos en disputa. Su último intento por sentar a la mesa a los revoltosos fue un fracaso.

    Las ausencias, en tanto, fueron igual de significativas: además de todo el barrionuevismo y los «gordos», ni siquiera invitados, tampoco concurrió Andrés Rodríguez de UPCN que más que De Vido, como el grueso de los sindicalistas, tiene a Alberto Fernández como su nexo en el gobierno. Como candidato todoterreno, Scioli pasó unos minutos, saludó y se retiró rápido porque, dijo, tenía otros compromisos. Aunque breve para el moyanismo esa presencia fue significativa que la tomó como otro respaldo de la Casa Rosada. Entonces sí, por una noche, Moyano tuvo motivos para brindar.
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