25 de octubre 2001 - 00:00

Debut: Barrionuevo pidió la renuncia de De la Rúa

Rodolfo Daer, Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Eduardo Duhalde
Rodolfo Daer, Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Eduardo Duhalde
Para el senador por Catamarca y presidente de Chacarita Jr., Luis Barrionuevo, la cumbre alcanzada ayer, cuando asumió la conducción del gremio de gastronómicos, acaso sea superior a los otros dos cargos. Para los gremialistas, la carrera sindical es siempre el tronco de sus biografías. Por eso el propio Barrionuevo quiso que su día no pasara sin pena ni gloria y se encargó personalmente de lograrlo: llamó la atención de todos diciendo que «la situación del país es grave y el único que parece no se enteró es el Presidente. Por eso, si no está en condiciones de sacarnos de la terapia intensiva, que dé un paso al costado». Después calificó: «Todos en el país estamos padeciendo las consecuencias de su ineficacia e incapacidad».
El mandoble de Barrionuevo fue, en rigor, una manifestación pública de lo que había ocurrido por la mañana en la sede del Banco Provincia de Buenos Aires. Allí se congregaron con Carlos Ruckauf 14 senadores del PJ, en general de provincias no gobernadas por ese partido, que analizaron la situación del país. El sindicalista gastronómico estaba entre ellos y se expresó como lo haría más tarde en la sede de su gremio. Sólo que entre los demás «padres de la Patria» fue más allá: «Creo que De la Rúa tiene pocos días y se lo hice saber a 'Coti' (Nosiglia) y a (Raúl) Alfonsín; inclusive les pregunté quién será el que se encargará de la entrega del poder al que venga pero ellos dicen que para ese tema hay que hablar con Antonito (De la Rúa)». Así, casi en broma, se despachó Barrionuevo frente a sus colegas y el gobernador bonaerense.

Distribución

La sede de los gastronómicos estaba, obviamente, poblada de sindicalistas. Entre ellos Rodolfo Daer y Hugo Moyano, quienes hicieron nuevamente su dúo (están tan fascinados con el número que representan en cada acto que difícilmente se unifiquen en una sola CGT). También concurrió, como si fuera uno más entre «los gordos», Eduardo Duhalde, en una muestra de que no guarda largos rencores: a Barrionuevo se le debe el Pacto de Olivos y la reelección de Carlos Menem, que privó al ex gobernador de un mandato presidencial (al menos es lo que cree el propio Duhalde). Eso sí, hablando frente a la caudalosa platea del auditorio del gremio, Duhalde se refirió al mandato 1989-1999 como «la era de la confusión», como si ignorara que el dueño de casa, disidencia más o menos, es casi un emblema de ese período. Como si estuviera combinado con Barrionuevo, Duhalde profetizó por la noche que "De la Rúa no terminará su mandato".

Terminado el acto de asunción, los gremialistas se distribuyeron en distintas dependencias. Así, Moyano, Daer y varios integrantes más del secretariado de ambas CGT se recluyeron en la sala de reuniones a evaluar una embestida contra Domingo Cavallo. Carlos West Ocampo, mientras tanto, dialogaba en uno de los sillones del despacho de Barrionuevo con Dante «Gran Cuñado» Camaño, convertido en secretario adjunto de la organización. Y José Luis Lingeri se perdía en el cuarto piso, donde se servían sándwiches y gaseosas, para aplacar las pulsiones del estómago.

En cada corrillo se lamentó la designación de Daniel Sartor como ministro de Desarrollo Social. Nada contra el rionegrino pero su nombramiento siguió un criterio escalafonario que desalienta la idea de que habrá un cambio de gabinete que despeje el área de Trabajo, donde sigue reinando Patricia Bullrich.

Para el caso de que esa vacante se produzca, los gremialistas observan a distintos dirigentes del oficialismo. Creen cada vez menos que «les toque» Rafael Pascual, quien seguirá en la Cámara de Diputados hasta el 10 de diciembre para ir después, presumiblemente, al Ministerio del Interior. En cambio ayer pedían datos sobre Ramón Mestre, quien antes o después de aquella fecha podría ser desplazado a Trabajo.


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