14 de febrero 2020 - 00:00

"El principal impuesto en Argentina es el IVA, el más regresivo para los más pobres"

Alejandro Cacace

Alejandro Cacace

El radical puntano Alejandro Cacace pujó en los últimos años contra la dinastía peronista de los Rodríguez Saá, y en 2019 dio vuelta el resultado de las PASO y venció al kirchnerismo para ingresar como diputado nacional. En las últimas semanas se convirtió en una voz autorizada para debatir sobre temas económicos y, tras la visita del ministro Martín Guzmán a la Cámara baja, explicó a Ámbito Financiero las inconsistencias del mensaje que dio el Gobierno con respecto a la deuda bajo legislación extranjera y advirtió sobre los problemas que podrían generarse con la deuda en pesos tras la tropelía del Bono Dual AF20. Por otra parte, disparó contra el IVA, al que calificó del impuesto “más regresivo”.

Periodista: ¿Por qué la molestia de su principal bloque, Juntos por el Cambio, tras la visita de Guzmán al recinto de Diputados?

Alejandro Cacace: Es importante que haya venido, pero fue irregular desde lo institucional ya que no hay sesiones informativas del ministro como sí las hay del jefe de Gabinete. Pese a que igual le dimos el formato, no pudo haber una interacción oral, sino que tuvimos que enviar preguntas por escrito que ni siquiera fueron respondidas. Nos dejó un gusto a poco por las pocas precisiones que dio, en especial, del plan económico. Creemos que, en el tema de la deuda hay una gran desconfianza de parte del mercado y los inversores con respecto a la capacidad de pago del país.

P: ¿Qué es lo que genera desconfianza al mercado?

A.C.: Por ejemplo, cuando tenemos a un Presidente que anuncia que no se les va a pagar a los acreedores o que no va usar recursos para pagarles. O como -el premio Nobel de Economía, Joseph- Stiglitz, que opera casi como de vocero del Gobierno diciendo a los acreedores que se preparen para una fuerte quita. También el propio ministro, que viene de un seminario en el Vaticano donde también iba en esa línea de marcar como insostenible el pago de la deuda. Es muy difícil que, en ese contexto, los inversores se dispongan a una reestructuración o una negociación. Sumado a esto hubo traspiés hace poco tiempo, como lo ocurrido con el AF20, que fue fallido; una licitación desierta; se suspendieron las emisiones o lo que pasó con las Lebad, que no consiguieron el financiamiento que buscaban. Tampoco se pudo convalidar la tasa que se había logrado anteriormente.

P: El problema empieza con el financiamiento intra sector público...

A.C.: Creo que el Gobierno le erra una vez más si no entiende que la economía responde a incentivos y que nosotros, como país, por la falta de confianza que producimos, tenemos que pagar una prima de riesgo para financiarnos. Si se busca forzar una baja de tasas y luego no es convalidada por el mercado, esto nos va a producir problemas y genera una política monetaria muy expansiva que, en un contexto inflacionario, es muy peligrosa. Todo, en un marco de enorme incertidumbre. Ayer -en referencia al miércoles último-, si lo que queríamos escuchar era cuál es el plan de crecimiento que va a tener el país que asegure que tenga capacidad de pago, no estuvo presente en la exposición y no lo explicó el ministro Guzmán. Más bien vino a dar una clase de macroeconomía después de haber defaulteado un bono 24 horas antes.

P: ¿Deja una mal precedente lo que ocurrió con el AF20?

A.C.: Sí, a pesar de que ensayaron una justificación en el comunicado que hizo Hacienda y que también el ministro lo replicó, diciendo que entienden que no es un título en pesos, sino que es en dólares. Lo cierto es que el pago era en pesos y ellos habían dicho que buscaban reconstruir la curva en pesos, que iban a trabajarla a partir del roll over o renovaciones, y lo importante es cómo lo toma el mercado. Hubo una suscripción en pesos y no hubo inversores para eso, se logró sólo una fracción y toda aportada por fondos públicos. Entonces, no puedo reconstruir la curva en pesos y esperar que inversores una vez que no se ha pagado, me depositen, es muy elemental. No hay confianza, no hay crédito y, más allá de la justificación política, era un pago en pesos que se reperfiló. No sólo el pago de capital, sino que se interrumpió el pago de intereses. El DNU que dictó el Presidente es muy claro en los términos, basándose en la ley de emergencia sancionada en diciembre pasado, y el mercado reaccionó en consecuencia.

P: Usted alertó en las últimas semanas sobre el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. ¿Cuál es el temor?

A.C.: Durante el tratamiento de la ley para restaurar la “sostenibilidad” de la deuda pública bajo legislación extranjera, hicimos el planteo de los fondos previsionales, y partimos de la situación de las cajas profesionales, que son 79 en las provincias y tienen invertidos sus fondos para beneficios previsionales en títulos públicos del país. Lamentablemente, esta nueva situación que se viene dando con la deuda bajo ley local nos genera una preocupación aún más profunda por la situación del FGS, que tiene un 62% del patrimonio en títulos públicos; es decir, 1,2 billones de pesos. Esto implica que si hay una reestructuración sobre la ley local, que no es lo que se sancionó días atrás pero se está produciendo, va a implicar una licuación de los fondos de los jubilados. Los fondos de la Anses, además de ser utilizados para pagar cuestiones no previsionales, y que son utilizados para hacer préstamos intra sector público, terminarían licuándose drásticamente ante una reestructuración de la deuda, y esto no se abordó con Guzmán.

P: ¿Cómo analiza el desarrollo de la denominada “ley de solidaridad”, festejada con bombos y platillos por el oficialismo?

A.C.: Analizo en lo concreto, y hubo aumento de Bienes Personales con facultades para duplicar la alícuota para bienes en el exterior; se creó el impuesto PAÍS, que produce un desdoblamiento cambiario; se aumentó la tasa de estadística para importaciones; se aumentaron contribuciones patronales; se aumentaron las retenciones a los derechos de exportación, es decir, suba de impuestos. Por otro lado, se suspende la vigencia del artículo 14 bis de la Constitución, un histórico artículo que establece la movilidad de las jubilaciones y, por más explicación que se quiera dar, se ejecutó para obtener recursos. Es contradictorio con lo que dice el ministro Guzmán, en cuanto a que la austeridad fiscal es lo peor que se puede hacer en recesión. Es un concepto económico con el que coincido, pero no es coherente con las medidas que tomaron, que fue una baja del gasto y aumento de los impuestos.

P: Dicho todo esto, y tras la partida del macrismo del poder. ¿En qué estado económico quedó el país en diciembre de 2019?

A.C.: Sin dudas que no logramos resolver los problemas más graves de nuestra economía, que los venimos arrastrando desde hace varios años, como es la inflación. Argentina lleva 18 años inflación, muestra que hay un fracaso como país para contar con una política monetaria de estabilidad, una moneda fuerte y confiable. Sí había un camino por intentar el equilibrio fiscal, ya que cuando se inició la gestión Cambiemos había siete puntos del PBI de déficit fiscal y llegamos casi al equilibrio, pero con 3,4% del PBI en intereses de la deuda, y es claro que ese peso es fuerte. Hace 60 años que acumulamos déficit fiscal, pero la insistencia con el gradualismo hizo que no diéramos con resultados durante el período de nuestro gobierno. El gradualismo implicó que problemas tan fuertes en lo estructural no fueran resueltos, pero no son problemas de los últimos cuatro años. Sin duda, la desigualdad es el otro gran problema. Escucho a gobierno tras gobierno hablar de reforma tributaria y se hacen retoques, pero desde hace más de 25 años que el principal impuesto de la Argentina es el IVA, el impuesto más regresivo y que perjudica a los más pobres. Muchas veces se hacen anuncios grandilocuentes, pero falta la voluntad política para lograr reformas necesarias.

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