8 de octubre 2001 - 00:00

"Disfrutaré de la guerra santa contra los EE.UU."

Peshawar, Pakistán - El turbante negro de Rahatullah oculta las cicatrices que dos disparos de bala dejaron en su cabeza. Con sólo 25 años, este guerrillero islámico (mujaidín) ha luchado en todas las batallas libradas por los talibanes desde 1994. A los 18 años se unió al Ejército del Príncipe de los Creyentes, el actual líder afgano, el mulah Omar, y poco después vivió el día más feliz de su vida al entrar triunfante con sus tropas en Kabul, la capital afgana. Soltero, educado, licenciado en gramática coránica y adiestrado militarmente por los talibanes, el joven mujaidín afgano no tiene más objetivo en la vida que extender su radical visión del Islam al resto del mundo musulmán. Esta es una entrevista con él realizada en la ciudad paquistaní de Peshawar, cerca de la frontera con Afganistán, días antes de que se marchara, una vez más, al frente.

Periodista: Tantos años de guerra santa continua deben hacerse duros.


Rahatullah:
Estamos cansados de las guerras internas de Afganistán, pero es nuestro deber luchar contra la oposición de la Alianza del Norte. Ellos no son musulmanes de verdad. Sin embargo, espero con impaciencia la yihad (guerra santa) con los Estados Unidos; disfrutaré de esa guerra santa. Si alguien se opone a un gobierno musulmán hay que eliminarlo, matarlo.

P.: ¿Cómo se imagina a un soldado estadounidense?


R.:
Sabemos que están preparados y tienen armas avanzadas, pero también la Unión Soviética era una gran potencia y fue derrotada en Afganistán. Nosotros podemos soportar el frío y caminar durante días alimentándonos sólo del aire de Afganistán. El Islam está de nuestro lado, no dejaremos de luchar mientras quede uno de nosotros.

P.: ¿Qué es lo primero que pensó al conocer los atentados del pasado 11 de setiembre contra EE.UU.?


R.:
Me entristeció. Había civiles, incluso musulmanes. Pero los Estados Unidos debe encontrar al verdadero culpable.

P.: ¿Osama bin Laden?

R.: No, Osama es un héroe, un gran mujaidín.

P.: Muchos gobiernos musulmanes critican al régimen de los talibanes por su extremismo. Nosotros tenemos una moral distinta de la suya, de la de los europeos o americanos, que es decadente. ¿Por qué no se respeta nuestra moral? ¿Les decimos a ustedes lo que tienen que hacer? ¿Qué lo llevó a unirse a los talibanes?

R.: Cuando tenía cuatro años mi país fue invadido por los rusos. Dos de mis hermanos fueron asesinados y mi familia tuvo que huir a Pakistán. Volvimos a Afganistán en 1992. Estaba estudiando en la madrasa (escuela coránica) y me alegró mucho saber de la existencia de los talibanes. Cuando llegaron a mi pueblo, en la provincia afgana de Pakla, no dudé en irme con ellos.

P.: ¿Cómo fue su entrenamiento después?

R.: Los comandantes talibanes nos entrenaron un mes y medio antes de ir a la lucha. Aprendí a disparar, pero sólo cuando llegué al frente aprendí a utilizar la artillería y las bombas.

P.: ¿Ha sentido miedo de morir?

R.: La primera vez que fui al frente estaba nervioso. Después no tuve miedo nunca más porque estábamos en una guerra santa; si mueres en el campo de batalla vas al paraíso.

P.: ¿Qué haría si los talibanes son derrotados?


R.:
Eso no ocurrirá nunca. Sin los talibanes, sería el fin de Afganistán. Las fuerzas extranjeras tomarían de nuevo el país. No lo permitiremos.

P.: ¿Cuál es su sueño?

R.: Enseñar el camino a otros.

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