Duelo del conurbano: regreso de Duhalde desdobla a los Kirchner
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Cristina de Kirchner estuvo en el Correo Central, flanqueada por una imagen de Eva Perón,
hoy estará en La Matanza, el día que Eduardo Duhalde regresa al conurbano, y Néstor Kirchner
junta tropa en Olivos.
Su pasión anti-K es sintomática: «Millones de usuarios se masacran en el fuego del Sarmiento ante la pasividad de los funcionarios de turno, como Aníbal Fernández y Ricardo Jaime, que pretenden cargar las culpas de su inoperancia al compañero Pino Solanas».
Hay que remontarse a su última etapa presidencial, por el otoño de 2003, para hallar registros de Duhalde de pie en los suburbios. Desde que dejó el poder se recluyó en Montevideo (por el Mercosur), en el club San Juan (por el tenis) y en la superestructura.
Ahora vuelve: el show lo monta Cassese y el soporte lo aporta Francisco de Narváez. Al lado del ex gobernador y ex presidente, estará Chiche y se mostrará por ahí también Carlos Brown, que gerencia formalmente el Movimiento Productivo Argentino (MPA). ade
¿Seguirá Duhalde, luego de su acto en «el territorio», con su afirmación de que no volverá a ser candidato? Podrá manotear el argumento de que, como peronista productivista, su presencia en La Cantábrica respeta esa lógica y no el manual típico de la campaña.
Como el bonaerense, desde las 16, de recorrida por Morón, los Kirchner iniciarán un raid que mezclará anuncios de obras y bajada de línea. A lo primero se dedicará ella, en La Matanza, donde redestinará fondos para la construcción de dos hospitales.
Las obras, que demandarán 200 millones de pesos, serán financiadas con recursos que estaban destinados a la compra de un helicóptero para Presidente y para la refacción del Tango 01.
Pero el dato más poderoso es que, mientras Duhalde aterriza en el oeste del conurbano, donde manda uno de sus amigos y socios de siempre, el metalúrgico Hugo Curto, Kirchner abrirá la Quinta de Olivos para recibir, cordial y locuaz, a alcaldes del Gran Buenos Aires.
Si no fuese que la cita está programada desde hace varios días y forma parte de un hábito que se tomó el patagónico de recibir cada miércoles a alcaldes bonaerenses, se podría pensar que Kirchner hace desfilar a los caciques del conurbano para hacerle el vacío a Duhalde.
Como jefe del PJ, y presidenteen las sombras, Kirchner convoca a dirigentes peronistas -mixturó con algún transversal como Cacho Alvarez- para hablar de política, pero termina oficiando de presidente bis.
Tomó, en la última cumbre -intendentes de la Cuarta, La Plata y los periféricos de la Tercera-, la precaución de sentarlos con Florencio Randazzo y José López en la Casa Rosada para hablar de planes de infraestructura. Hasta anoche, esas previas no estaban pautadas para hoy.
Tiene, igual, indicaciones para bajar respecto del PJ que se prepara para la interna el 30 de noviembre. Como siempre, el conurbano es la zona más áspera y sólo la intervención quirúrgica de Kirchner impedirá que la primaria derive en batalla sangrienta.
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