Con el cierre de un año legislativo marcado por tensiones en el Congreso y negociaciones inconclusas, el Gobierno de Javier Milei comienza a delinear las prioridades parlamentarias para 2026. Desde la Casa Rosada aseguran que el próximo período ordinario estará atravesado por proyectos estructurales que el oficialismo considera centrales para su programa de reformas, en un contexto político que anticipa debates complejos y mayor resistencia opositora.
El Gobierno define sus prioridades para 2026 mientras parte de Gabinete entra en modo vacaciones
Pliegos para la Corte Suprema, reforma laboral y cambios en la ley de glaciares concentran los principales objetivos del Ejecutivo para el próximo año. El presidente Javier Milei no tomará vacaciones y parte de sus ministros reducirá su actividad durante enero.
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El presidente, Javier Milei, junto al Gabinete.
Entre los ejes principales aparece la intención de avanzar nuevamente con los pliegos para completar la Corte Suprema de Justicia. Tras los obstáculos enfrentados en el Senado durante 2025, el Ejecutivo busca reordenar su estrategia para cubrir vacantes que considera clave para el funcionamiento del máximo tribunal. En el entorno presidencial admiten que la negociación con los bloques opositores será determinante para evitar un nuevo bloqueo institucional.
Otro de los puntos sensibles es la reforma laboral. El Gobierno prevé reactivar el debate con un proyecto que apunta a modificar el régimen de contratación y los costos laborales, bajo el argumento de promover el empleo formal y la competitividad. Sin embargo, se trata de una iniciativa que genera fuerte rechazo en sectores sindicales y en parte de la oposición, lo que anticipa una discusión prolongada y sin consensos garantizados.
La modificación de la ley de glaciares también figura en la agenda oficial. El Ejecutivo sostiene que la normativa vigente impone restricciones excesivas a la actividad minera y busca introducir cambios que permitan ampliar la explotación de recursos naturales. Este punto promete reavivar el conflicto con organizaciones ambientales y con provincias que defienden el esquema actual de protección.
Estas iniciativas se enmarcan en un intento del oficialismo por recuperar iniciativa legislativa tras un año marcado por derrotas parlamentarias y dificultades para sostener mayorías estables. En Balcarce 50 reconocen que el escenario de 2026 será exigente y que el margen para imponer proyectos sin negociación será limitado.
El Gabinete entra en receso
Mientras se proyecta esa hoja de ruta, el Gabinete atraviesa el receso de verano con dinámicas diversas. A diferencia de varios de sus ministros, el presidente Milei no tomará vacaciones formales. Permanecerá en la residencia de Olivos y reducirá su actividad pública durante enero, aunque mantendrá reuniones de seguimiento con su equipo más cercano. Como contó Ámbito, el primer mandatario tiene previsto viajar a la Foro Económico de Davos, que se realizará entre el 18 al 23 del próximo mes.
Algunos integrantes del Gabinete sí se ausentaron de la gestión cotidiana. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, aprovechará el receso para viajara Alemania. En tanto, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. tiene previsto un viaje internacional a Singapur, vinculado a encuentros de trabajo. Otros funcionarios optaron por descansos breves dentro del país, sin desligarse completamente de sus responsabilidades.
El jefe de Gabinete, Manuel Adorni, continuará activo durante el verano, al igual que el ministro del Interior, Diego Santilli, quien planea utilizar el receso para mantener contactos políticos con gobernadores y referentes provinciales. Desde el Ejecutivo consideran que esos vínculos serán clave para encarar el tratamiento legislativo de los proyectos previstos para el próximo año.
La combinación entre planificación legislativa y receso ministerial refleja una etapa de transición para el Gobierno. Con la mirada puesta en 2026, la Casa Rosada busca ordenar prioridades, recalibrar estrategias y llegar al inicio del período ordinario con un esquema político más sólido que el que logró consolidar durante el último año.
En ese marco, el desafío central para el oficialismo será traducir sus objetivos programáticos en acuerdos parlamentarios concretos. La agenda está definida, pero su viabilidad dependerá, una vez más, de la capacidad del Gobierno para construir consensos en un Congreso fragmentado.
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