La Fuerza Aérea Argentina conmemora el 10 de agosto el aniversario de su nacimiento, se cumplen hoy 108 años. El alto mando aeronáutico decidió suspender el acto a raíz del accidente aéreo seguido de la muerte del piloto del caza Fightinghawk A4-AR, capitán Gonzalo Britos Venturini. El viernes pasado el ministro de Defensa, Agustín Rossi, junto a los cuatro jefes militares de la Fuerza Aérea, brigadier Xavier Isaac; del Ejército, general de brigada Humberto Cejas; de la Armada, contralmirante Julio Guardia; y del Estado Mayor Conjunto, general de brigada Juan Martín Paleo, dieron el último adiós durante las honras fúnebres que se llevaron a cabo en la II Brigada Aérea de Paraná. En la ceremonia reservada sólo a familiares directos, en cumplimiento del protocolo de bioseguridad por la pandemia, se despidieron los restos del piloto fallecido el miércoles pasado en Córdoba. La escuadrilla de aviones Fightinghawks A4-AR en Villa Reynolds, San Luis, cumplió también el rito de homenaje al capitán fallecido con el pasaje de tres cazas en formación, en un instante determinado, uno de los aviones sale de la formación y se eleva hacia el infinito, representando la partida de Britos Venturini a su encuentro con Dios. La pérdida del joven piloto en actos del servicio, estaba cumpliendo tareas de entrenamiento en combate aéreo, “dogfight”, en la jerga de los aviadores militares, conmocionó a la fuerza. El joven piloto se había destacado en las exigencias del vuelo en aviones de combate de alta performance, tuvo el mejor promedio general de egreso del Curso Básico Conjunto de Aviador Militar y del Curso de Estandarización de Procedimientos para Aviadores de Caza.
Suspenden acto por Día de la Fuerza Aérea
El viernes se realizaron los funerales del capitán Gonzalo Britos Venturini, en ceremonia reservada.
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El adiestramiento de combate aéreo cercano se cumple a alturas (niveles) estándares (entre 10 mil y 18 mil pies) que se respetan a rajatabla y es el más exigente tanto para los aviadores como para las máquinas. La instrucción consistía de prácticas de maniobras y tácticas de combate cerrado a corta distancia donde ya no es la tecnología la que decide el resultado del enfrentamiento, sino la destreza del piloto. Algo salió mal y la aeronave se descontroló. El contrincante en el entrenamiento, primer teniente Mariano Zuccoli , al mando de un avión similar, fue testigo de todo el suceso, su declaración ante el juez federal de Río Cuarto, Carlos Ochoa, que investiga el siniestro, resultará clave para dilucidar el siniestro. Trascendió que el aparato al mando de Britos Venturini habría entrado en tirabuzón, una condición que tiene procedimientos precisos de recuperación pero se sabe que la configuración alar (en delta) del Fightinghawk dificulta el éxito en la maniobra. Ese perfil favorece el vuelo a altas velocidades, permite maniobras bruscas y cerradas típicas en un avión de caza, la desventaja es que no se comporta igual a bajas velocidades. Si el presunto tirabuzón era “chato”, recuperar la aeronave era casi un imposible y el piloto no habría tenido otra alternativa que eyectarse. La Junta de Investigaciones ad hoc y la Justicia federal deberán determinar si hubo antecedentes de orden técnico (fallas) previo al momento de la pérdida de control de la aeronave.
El deceso del piloto se produjo a consecuencia de una luxación y una sección completa de la médula espinal de la columna cervical. La autopsia sobre el cuerpo del joven aviador, oriundo de Paraná, reveló que llegó a tierra sin vida. El detalle sobre el kit de emergencia o Sipam que se encontró en la misma posición que el piloto caído, revelado por este diario en su edición del miércoles pasado, fue el indicio indubitable de que Britos cayó sin vida. El kit es una parte de los componentes del asiento eyectable que el piloto acciona manualmente una vez que llega a la etapa del descenso en paracaídas. Gonzalo Britos Venturini sufrió la ruptura de la médula espinal al salir del A4-AR Fightinghawk. La médica forense Ana Laura Peiovich pudo determinar, en su examen, que también tuvo una hemorragia arterial en el cuello, que se inició temporalmente antes del seccionamiento de la médula. La muerte se produjo instantes después del momento de la maniobra de eyección. Es probable que no haya soportado el golpe del viento relativo en convergencia con la brusca desaceleración producida al momento de la salida del conjunto asiento-piloto.
El escape en aviones de alta performance, por medio del asiento eyectable, es el recurso que tiene el aviador de combate para salvar su vida en caso de emergencia. Los sistemas actuales son seguros y confiables pero no totalmente inocuos; las estadísticas demuestran un elevado porcentaje de éxito. La Fuerza Aérea de Alemania recopiló datos de 86 eyecciones en emergencia. El éxito de supervivencia fue del 97,6%, con sólo tres fallecimientos: uno por colisión en el aire, uno por hipotermia al caer al mar y otro por hemorragia en la médula. De los supervivientes, el 14% (12 tripulantes) resultó sin lesiones. El 48.2% (41 tripulantes) resultó herido leve y el 35.3% (30 tripulantes) con lesiones severas. La lesión que más se produjo fue de columna y miembros inferiores, siendo la fractura vertebral la lesión más severa en el momento de la eyección y las fracturas de miembros inferiores como consecuencia del contacto con tierra.
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