29 de octubre 2019 - 00:00

Pacto social: CGT quiere subir salarios y limitar rentabilidad

La "mesa chica" de la central fue al búnker de Alberto y comenzó a tramitar un acuerdo económico y social.

Héctor Daer.
Héctor Daer.

El acuerdo económico y social que prometió Alberto Fernández durante la campaña, yque su equipo analiza extender a lo largo de todo el mandato, incluirá un capítulo de regulación de precios y salarios con condicionantes por parte del sindicalismo tradicional: anoche mismo, en el centro de campaña del Frente de Todos, dirigentes de la CGT coincidieron en advertir sobre la necesidad de una mejora de ingresos para los trabajadores más postergados y en una rebaja de la tasa de rentabilidad para los sectores empresarios con chances de hacerlo.

El entendimiento, cuyo único antecedente en la Argentina se remonta a 1973 a cargo del ministro y empresario José Ber Gelbard, pasó desde anoche a un primer plano en la agenda de los gremialistas junto con el nombre de Claudio Moroni como casi seguro primer ministro de Trabajo. El acuerdo fue un tema central en la mesa del VIP que compartieron Héctor Daer, cosecretario general de la CGT, su hermano mayor, Rodolfo, “Alimentación), Antonio Caló (metalúrgicos), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y Sergio Sasia (Unión Ferroviaria).

Los dirigentes dieron cuenta de un estado avanzado en las charlas con los equipos técnicos de Alberto Fernández para delinear los aspectos centrales de la eventual convocatoria, ideada para el arranque de la gestión. Lo que no parece tan claro es el nivel de adhesión que tendrá en vista de la distancia que puso en los últimos días Hugo Moyano respecto de los sectores tradicionales de la CGT frente a los pedidos de reunificación que les hizo el presidente electo. La actitud del camionero puede ser otro traspié para Alberto en el rubro luego de la nula respuesta al pedido de la CTA de los Trabajadores de volver a la central mayoritaria.

Pero incluso ante una voluntad manifiesta de cada sector gremial de ir por separado a un acuerdo restará saber si podrán conjuntar entre ellos las tensiones implícitas al posicionamiento de cada uno respecto del nuevo Presidente. Si Héctor Daer puede jactarse de ser amigo personal de Alberto Fernández, Moyano, principal rival interno, alega que encabeza un frente de gremios pionero en la oposición a Mauricio Macri que le allanó el camino al Frente de Todos. En tanto que el bancario Sergio Palazzo, por su parte, exhibe una mayor cosecha de espacios parlamentarios a su favor así como varias presencias del elenco de candidatos en la sede de su sindicato.

Por lo pronto, para la CGT un acuerdo económico y social con fijación de un esquema consensuado de precios y salarios, en una primera etapa, requerirá de una equiparación en términos de poder adquisitivo para los sectores más desfavorecidos en el último año. Según los dirigentes hubo apenas ocho sindicatos que lograron atar sus paritarias a la inflación: entre ellos figuran la Unión Obrera de la Construcción, la Asociación Bancaria y algunos gremios docentes. Para los demás la conducción de la central obrera espera una medida por parte del próximo gobierno orientada a compensar al menos parte de la pérdida salarial. Recién con esa nueva base de ingresos los sindicalistas creen posible abordar una mesa de negociación con las cámaras empresarias para discutir. Ante todo, con vistas a la eventual denominación aclaran que deberá ser “acuerdo” y no “pacto social” por entender que “los pactos son para mafiosos”, como se ocuparon de advertir anoche. Un anticipo de esa mesa podrá verse hoy en Tucumán (ver aparte) adonde acudirán la “mesa chica” de la CGT, dirigentes de las principales cámaras empresarias y gobernadores junto el propio Alberto Fernández con la excusa formal de participar de la reasunción de Juan Manzur como gobernador provincial. Para la jefatura de la CGT, en tanto, otra precondición de un entendimiento dependerá de la buena voluntad de los sectores empresarios involucrados. Se trata de lo que denominan como una reducción de la tasa de rentabilidad apuntada a los pocos núcleos de la actividad económica que quedaron a salvo del derrumbe de todos los índices. En otras palabras, para la CGT la viabilidad del acuerdo económico y social dependerá en buena medida de la acción del futuro Gobierno para fortalecer a los sectores sindicales más golpeados y para convencer a segmentos como el financiero, el agro y las actividades extractivistas de ceder ganancias para apuntalar el fisco.

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