Cristina de Kirchner celebró con música chavista la liberación de cuatro rehenes de las FARC y volvió a pedir por la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, aún cautiva del grupo guerrillero. Le reclamó -en un discurso que improvisó ayer en Casa de Gobierno al anunciar un plan de infraestructura para la ciencia y la tecnología- al gobierno de Colombia que facilite la liberación de los «prisioneros» de las FARC. En castellano duro esto significa seguir el libreto de Hugo Chávez y de las FARC según el cual el responsable de los secuestros extorsivos de esa banda terrorista es el gobierno de Bogotá y no sus verdaderos autores. Según esta lectura de la crisis colombiana, la administración de Alvaro Uribe debería allanarse a reconocer como fuerza beligerante a las FARC y ceder soberanía sobre el territorio en el cual tiene sus santuarios.
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Hablar además de «prisioneros» responde a esa percepción que busca reconocer un estado de guerra -no la acción de una banda insurgente- que captura prisioneros de guerra y no que secuestra a políticos y ciudadanos comunes para cobrar rescate y también hacer ostentación de su hegemonía sobre regiones de Colombia.
Las palabras de la Presidente siguen lo que actuó su esposo Néstor Kirchner cuando viajó en diciembre pasado a la selva colombiana a apadrinar una gestión de Chávez en el rescate de un grupo de secuestrados que fracasó. Según Chávez eso se debió a que el gobierno de Uribe no dio las garantías suficientes. El bolivariano se hizo eco del pedido de las FARC de que el ejército colombiano se replegase dejando más territorio a merced de ese grupo que se sostiene con dineros del narcotráfico.
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El miércoles las FARC liberaron a cuatro ex legisladores y, a la vez que anunciaron que no habrá más liberaciones unilaterales, volvieron a reclamar el despeje militar de dos departamentos colombianos para iniciar el diálogo por un canje humanitario con el gobierno de Alvaro Uribe, que se apresuró a rechazar la propuesta. (Ver nota en pág. 19.)
Aquí los párrafos principales del discurso de la Presidente:
«Yo no quiero sin embargo terminar esta intervención sin mencionar un tema que tal vez es ajeno a la ciencia y la tecnología pero que tiene que ver con convicciones muy íntimas, con el valor de los derechos humanos, con gestiones con las que nos hemos comprometido institucionalmente y también emocionalmente, por qué no, las instituciones no deben ser incompatibles con las emociones y los sentimientos, pero no podemos menos que celebrar hoy los argentinos y creo que toda la humanidad la liberación de cuatro rehenes en el día de ayer, y además abogar desde aquí, dado los testimonios que se han obtenido de algunos de ellos acerca de la salud de Ingrid Betancourt. Demandar, pedir, rogar una vez más por la liberación de Ingrid Betancourt, no solamente dirigido a quienes la tienen prisionera sino además a aquellos que tienen responsabilidades para lograr las condiciones en que pueda producirse el canje humanitario de una buena vez por todas».
«Yo pido a Dios que ilumine a quienes tienen la altísima responsabilidad y el altísimo honor de conducir los destinos de la hermana república de Colombia para que podamos articular, entre todos los países que nos hemos comprometido muy fuertemente en esta tarea absolutamente humanitaria, desprovista de identidades o pertenencias ideológicas, que todos tenemos pero que debemos separar al momento de la vigencia de los derechos humanos, pedir, solicitar, rogar una vez más que hagan todo lo posible para que el canje humanitario pueda producirse e Ingrid Betancourt y los otros prisioneros también recuperen su libertad».
«No podía dejar de decir esto esta mañana. Creo que todos nos hemos sentido muy conmovidos con las imágenes, por los testimonios que vimos y escuchamos ayer, y creo que no podía pasar un momento más sin decirlo. Así lo siento, así lo planteé el día de mi asunción y así lo voy a seguir haciendo hasta el último de mis días con vida, en toda tarea que tenga que ver con los derechos humanos y con políticas que ayuden a la vida, a vivir, a seguir viviendo».
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