Cuando «Manolo» Quindimil amagó con renunciar a ser, por séptima vez consecutiva, candidato en Lanús, la Casa Rosada entró en un estado de pánico. Desafiante, Quindimil obligó a dos ministros a endulzarle el oído: le juraron que cumplirán, ahora sí, sus viejas promesas.
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Paradigmático, con su efímero berrinche de mediatarde, el multielecto alcalde de Lanús desnudó el juego oficial de recostarse sobre los barones del conurbano, heredados en tropel del duhaldismo, como principal táctica «junta-votos» para el 28 de octubre.
En rigor, la desesperada reacción oficial -lo llamaron Julio De Vido y Aníbal Fernández, el único que siempre le mantuvo abierto el teléfono- reveló que Kirchner no sólo no operó para terminar con Quindimil sino que salió a su auxilio para mantenerlo en pie.
Los sectores del kirchnerismo que fantaseaban con barrer a algunos alcaldes, montados al eslogan cristinista de que el cambio «recién comienza», veían al veterano de Lanús como un emblema. La contención de la Casa Rosada a Quindimil rompió el espejismo.
Con menos ruido, el método Quindimil se replica en gran parte del conurbano. A unos pocos, Kirchner quizá trate de combatirlos; a otros, les dejó crecer rivales enfrente como para dejarlos en suspenso; a un grupo selecto los premió con boleta única.
Ayer, en persona, el patagónico comenzó a repasar caso por caso para definir, quizá antes del fin de semana, cuántas boletas quedarán en pie -y qué sello llevará cada una- en los distritos donde, por medio de pseudolemas, el oficialismo llevará más de una lista.
En los hechos, ese recurso hará que en gran parte de los municipios del conurbano, las fórmulas Kirchner-Cobos y Scioli-Balestrini, al igual que las listas de diputados nacionales y de legisladores provincial del FpV, sumen votos desde dos o más boletas municipales.
Tensiones
En torno a la depuración había dos tensiones:
1- Sobre la «propiedad» política y simbólica de la marca Frente para la Victoria en el plano local. Donde hay más de un candidato K, tener ese sello es convertirse en el postulante oficial y relegar al otro a la condición de «colectora». En algunos casos habrá un FpV y un partido suelto, o el sello Concertación Plural -que alquiló Gustavo Posse-, mientras en otros no habrá boleta FpV sino dos listas de partidos: por caso, PJ y Partido de la Victoria.
2- Hasta el sábado a medianoche, y siguió esta semana, hubo avanzadas puntuales para barrer las segundas listas. En La Matanza -como ya contó este diario- Alberto Balestrini frenó una colectora para Jorge Ceballos de Barrios de Pie. Aníbal Fernández no pudo hacer lo mismo en Quilmes. Desde el lunes, hay pulseadas en todas direcciones para mantener en pie o barrer algunas listas.
Ocurre, entonces, que algunos alcaldes prefieren tener enfrente dos boletas K, para que dividan el voto opositor, en vez de una.
Sometidos a la trituradora oficial, anoche eran observadas en detalle los distintos expedientes del conurbano. El panorama es el siguiente:
El caso Lomas de Zamora se conoce porque anotó siete boletas que se reducirán a cinco y, quizá, a cuatro.
Quedarán en pie Osvaldo Mércuri, Jorge Rossi, Fernando Navarro y Pablo Paladino. José De Lucía está en suspenso, pero sobreviviría. Otro territorio prolífico es Vicente López donde hay cuatro: Enrique García, Arturo Stanik, Alicia Soria y Víctor Pirillo. Hay una fuerte presión de los radicales K que ordena Gustavo Posse para desmalezar el territorio del «Japonés». También suman cuatro en San Fernando: pulsean Amieiro, el randazzista Estanciero, Andreotti y el bancario Neiro.
Hay tres boletas en San Martín (Ivoskus, Katopodis, Bustos); La Plata (Alak, Castagneto, Bruera), Hurlingham (Acuña, Arnedo, María Ester Barrionuevo, hermana del gastronómico Luis); Marcos Paz (Salzman, Curuchet, Masprone), Escobar (Larry de Clay, el radical K Roberto Costa, Luis Carranza), San Miguel (De la Torre, Zilocchi, Prunotto), Berazategui (Mussi, Giaccobe, Fava), San Vicente (Arcuri, Goya, Di Sabatino); en Esteban Echeverría (Groppi, que no tendría la boleta asegurada, Gray y Norma Fernández) y, en duda, Almirante Brown donde volvió Jorge Villaverde, pulsea Darío Giustozzi y pide pista Javier Castrilli, que se quedaría sin lista K.
Con dos listas oficiales y los duelos más interesantes aparecen Malvinas Argentinas, donde se petardean Jesús Cariglino y Luis Vivona; Quilmes, entre Sergio Villordo y Francisco «Barba» Gutiérrez;
Presidente Perón, Silvina Rodríguez, hija del matrimonio Rodríguez-Müller, y Germán Wibratt. También hay toreo mano a mano, aunque no se esperan sorpresas, en Avellaneda -Cacho Alvarez contra José Alessi; y en Lanús, donde a Quindimil trata de desafiarlo Darío Díaz Pérez, esponsoreadopor José Pampuro. En veremos permanecía, anoche, el caso San Isidro: Sebastián « Patito» Galmarini forcejeaba, todavía infructuosamente, para que lo dejen llevar una lista K contra Posse.
Los elegidos -Kirchner volteó, en persona, las colectoras en distritos de sus preferidos, como el caso de Hugo Curto- son un puñado acotado: Curto (Tres de Febrero), Raúl Othacehé (Merlo), Julio Pereyra (Varela), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Alejandro Granados (Ezeiza), Andrés Arregui (Moreno), Mario Ishii (José C. Paz) y Adalberto Tonani ( Campana) -gestión de Jorge Varela, el jefe del distrito-. Dos casos al margen son Tigre, donde Sergio Massa es el único postulante oficial contra el vecinalista Ernesto Casaretto; y Morón, distrito en el que para enfrentar al independiente Martín Sabbatella, el FpV postula a Gabriel Barquero, sobrino del histórico Horacio Román.
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