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Carlos Sueiro,
jefe del
sindicato de
empleados de
la Aduana,
amenazó ayer
con nuevos
paros, si no se
aclara la
situación entre
ese organismo
y la Policía de
Seguridad
Aeroportuaria.
«Hay una situación complicada, no hay demoras en los vuelos; el problema es que no hay control aduanero. Nosotros ya lo pusimos en conocimiento de la Justicia porque no hay control. La gente llegaba y no había controles», dijo entonces.
La Aduana contraatacó: Echegaray anunció que había resuelto que en Ezeiza, Aeroparque y los pasos fronterizos, personal jerárquico desarrollara las «actividades de revisión de equipaje de turistas y ciudadanos argentinos» que arribaran al país.
Pero el conflicto no estaba solucionado: tuvo que terciar entre estos dos hombres -que se pelean entre sí por el dominio de una de las mayores cajas del Estado, como son los aeropuertos internacionales- Aníbal Fernández y ordenarle a Saín que les entregara las credenciales de acceso a los puestos de control a los reemplazantes de aduaneros huelguistas.
Ese round había terminado, pero después del mediodía comenzaron dos más: con el juez de la causa y con el sindicato de aduaneros (SUPARA).
Echegaray le pidió al juez Alberto Santamarina -que investiga sobre los supuestos pedidos de coimas en el Aeropuertola filmación del hecho que se investiga y ordenó un sumario disciplinario preventivo. El gremio aduanero hizo lo mismo. En realidad, ambos quieren saber qué muestran esas imágenes sobre las que la PSA armó todo el conflicto y que están aún bajo secreto del sumario.
Los gremialistas también volvieron a amenazar. Carlos Sueiro, el titular de aduaneros, se tomó un largo rato durante una conferencia de prensa para explicar la postura de sus hombres que, en este caso, es la misma que la de su jefe Echegaray: «Si esto no se modifica, va a haber superposición de funciones y roces permanentes entre los dos sectores y, además, va a continuar la patoteada contra la Aduana. Saín tiene la boca más grande que la cabeza de un caimán».
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