Tensa Kirchner con Moyano: aclara que es "imparcial"
-
Organizaciones cuestionan la baja de los permisos del REPROCANN: "El autocultivo va en contra del narcotráfico"
-
Yamil Santoro detuvo a un delincuente en plena calle a la luz del día

Hugo Moyano
Así y todo, las palabras de Tomada, a quien consideran un aliado, generaron malestar e incomodidad en las oficinas de Azopardo.
Guardan, sin embargo, una carta en la manga: afirman que en los próximos días, Kirchner y su esposa candidata participarán de un acto del moyanismo. Eso, aseguran, será la «prueba indudable» de que el matrimonio Kirchner tiene como interlocutor privilegiado a Moyano.
De ocurrir, el patagónico compensará la visita que esta semana hizo al congreso de mercantiles que reeligió a Armando Cavalieri, enemigo declarado del camionero.
Fue una semana particularmente agitada en el ambiente sindical. Además de los coletazos de la salida de los barrionuevistas, se produjo la presencia de Kirchner con Cavalieri y la respuesta, terminante, del moyanismo que reunió a 83 gremios en Castelar para apoyar la reelección de Moyano como jefe de la CGT en 2008.
Esa cumbre fue un movimiento a dos bandas: por un lado, pensada para el mercado interno, la CGT, avisando que concretan la mayor cantidad de caciques; y por el otro, para el gobierno, como advertencia de que el moyanismono aceptaría que la Casa Rosada tenga más de un interlocutor.
A juzgar por las palabras de Tomada, Moyano no lo logró. El ministro dijo que miran con atención, que «no van a intervenir» y evaluó que los tironeos en la CGT son «producto de la dinámica social-laboral».
En esa línea, Tomada fue un paso más lejos: «Todo esto es algo producto de la dinámica social-laboral que se impulsa desde el Ministerio de Trabajo, que convive y atendemos las situaciones de todos, como lo que ocurre en la CGT y en la CTA», señaló.
Pareció una bomba con la mecha encendida, porque además de poner en niveles similares a los distintos sectores de la CGT, el ministro de Trabajo equiparó a la central de la calle Azopardo con la CTA que conduce Hugo Yasky, organización que reclama el reconocimiento oficial.
¿Debe leerse como otro indicio de que la CTA logrará, antes de fin de año, la personería gremial por la que viene luchando hace casi dos décadas? Entre tanto ruido, quizá sea el problema menor que tenga que enfrentar en las próximas semanas el camionero.
Dejá tu comentario