11 de octubre 2001 - 00:00

Una era de la política que se despide del Congreso

La elección del próximo domingo pone en juego en el Congreso un cambio de caras que puede provocar un nuevo estilo en las negociaciones parlamentarias. Tanto los nombres de los que dejan sus bancas para no volver como quienes pasarán de ser senadores a diputados, o viceversa, representan a las cabezas que condujeron la política en las cámaras en los últimos 10 años. Son los casos de los peronistas Augusto Alasino, Carlos Corach, Alberto Pierri, Ana María Mosso, o los radicales Rafael Pascual, José María García Arecha y Mario Negri en el Senado, por ejemplo, o el del sanjuanino José Luis Gioja en la misma cámara, que renovará mandato pero no volverá como presidente del bloque PJ. Ejemplos similares se verán en Diputados: el mendocino Raúl Baglini, jefe de Presupuesto y Hacienda y quien negoció y aprobó con fórceps las leyes que Fernando de la Rúa le pidió al Congreso, o el peronista Oscar Lamberto, segundo en esa comisión y encargado durante la era Menem de sancionar los proyectos más importantes para el Ejecutivo, estrenarían como senadores, una cámara que por otra parte nunca les resultó simpática. De todas formas Baglini tiene reaseguro ya que su mandato como diputado vence en 2003. Un camino similar siguen el salteño Marcelo López Arias, la bonaerense Mabel Muller, el jujeño Guillermo Jenefes y la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner.

Hay otros que se van del Congreso, con cierta amargura, pero con un futuro no menos brillante que el de legislador. El cetro en esa categoría se lo lleva R. Pascual. Hasta el 10 de diciembre ocupará la presidencia de Diputados, cargo que no pudo renovar al no alcanzar el mínimo que exige la Carta Orgánica de la UCR para la reelección de candidatos. Pero de todas formas R. Pascual tiene casi asegurado un cargo en el nuevo gabinete de Fernando de la Rúa.

La Alianza pondrá en juego el domingo 50 bancas que pertenecen a los diputados que más afinidad mantienen todavía con el gobierno. En la elección realizada en octubre de 1997 -esos cargos son los que ahora se renuevan-la Alianza consiguió 62 de las 127 a elegir. Por las deserciones en cadena que dieron origen al ARI y al Frente para el Cambio, integrado ahora al Polo Social, es que ahora ese número se eleva a sólo 50.

En la vereda de enfrente el peronismo debe renovar 48 de las 99 bancas que hoy posee. Elisa Carrió tuvo la suerte de formar rápidamente un bloque para el ARI con 16 diputados, todos escindidos de la Alianza, salvo los peronistas Mario Cafiero y Rafael Romá, que algunos consideran sólo un préstamo temporario. Pero el domingo Carrió debe poner en juego a 8 de esas adquisiciones, es decir que pone en riesgo la mitad de su bloque.

El radicalismo pone en juego 39 bancas, entre las que están la del jefe de bloque, el catamarqueño Horacio Pernasetti; de la bonaerense Margarita Stolbizer; del puntano Miguel Bonino; del formoseño Antonio Venica; del jujeño Alejandro Nievas y del cordobés Fernando Montoya. Junto con ellos renuevan el chaqueño Héctor Romero, el mendocino Víctor Fayad (clave para la UCR en temas de energía) y la misionera Mabel Marelli.

Un problema clave para el bloque radical será contar con asistencia técnica suficiente en materia económica. Con la salida de
Baglini de Diputados, quedaría sólo el porteño Jesús Rodríguez como hombre con conocimientos en el área -también como candidato para presidir Presupuesto y Hacienda-o Pernasetti que, si bien no tiene formación económica, siempre se dedicó a temas presupuestarios. No se cree que aporte mucho en este tema el pase de Leopoldo Moreau desde el Senado y mucho menos el de Pedro del Piero.

Algo similar sucederá en el peronismo. Pero allí la definición es más clara. Hasta ahora fue
Oscar Lamberto la cabeza negociadora de los temas impositivos y presupuestarios. Ese rol pasará claramente a manos de Jorge Remes Lenicov, quien además es candidato a presidir Presupuesto y Hacienda en el caso de que la Alianza pierda el control de Diputados.

El Frepaso pone en juego 11 bancas y tratarán de conservar sus plazas la porteña
María América González, el santafesino Rubén Guistiniani y el bonaerense Ricardo Vago, aunque en este último caso figura en el lugar 11 de la lista que encabeza Moreau, lo que relativiza el resultado.

Otras caras conocidas se van, como
Luis Brandoni -a quien nunca le gustó que el público y los empleados utilizaran los ascensores exclusivos de legisladores-, Dumón, Arturo Etchevehere, Cristina Guevara, Mabel Manzotti y Negri, este último, clave en las negociaciones entre los bloques previas a cualquier sesión complicada.

El peronismo arriesga 48 de las 99 bancas que tiene y ya hace cálculos para convertirse en primera minoría y reclamar la presidencia de Diputados.

Dentro de las reelecciones más importantes en el PJ está la de
Humberto Roggero, jefe del bloque, que hasta su accidente en La Pampa tenía asegurado el primer lugar en la lista de diputados o bien la senaduría por Córdoba, aunque después José Manuel de la Sota le guardó la tercera diputación para el final de su convalecencia. El resto de las renovaciones son lo más granado del peronismo en Diputados: Jorge Remes Lenicov, Rodolfo Frigeri, Graciela Camaño, Saúl Ubaldini, Silvia Martínez, María Chaya, Daniel Scioli, Manuel Baladrón, Carlos Snopek y Ricardo Quintela.

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