Zapatero x 2
Sin resolver aún el entuerto que más complica las relaciones entre los dos países, los gobiernos de la Argentina y España -con más de un problema doméstico- buscan reflotar por lo menos gestos de amistad. En los próximos 45 días, Cristina de Kirchner ya tiene anotadas dos reuniones con José Luis Rodríguez Zapatero, sin haber desanudado aún, por ejemplo, la puja por Aerolíneas. Para antes de fin de año, habrá una visita de la Presidente a Madrid, demorada -para irritación de Olivos- porque el rey Juan Carlos está muy ocupado. Todo bien, a menos que el azar del tenis termine enfrentando a los dos países también en ese deporte en la final de la Copa Davis.
-
Cavallo le respondió a Milei tras el despido de su hija de la OEA
-
Tras un año de Milei en el poder, la Argentina sigue igual en el ranking de corrupción

Rafael Estrella, embajador español, ayer con Sergio Massa tratando
de hablar de lo que no se debe hablar. En horas, anunciarán fecha
de un viaje de Cristina de Kirchner a España. Antes, dos reuniones
con Zapatero.
En la charla que mantuvieron ayer en Casa de Gobierno el embajador Rafael Estrella (de regreso de las vacaciones septentrionales) y el jefe de Gabinete, Sergio Massa, se merodearon esas cuestiones, especialmente el destino de Aerolíneas. La empresa Marsans firmó un acuerdo con el gobierno para que en 60 días se pusieran de acuerdo las partes en el valor de la empresa. Los funcionarios debieron admitir que hasta ahora no ha aparecido el auditor con capacidad técnica para tan completa tarea. Ni la Auditoría General de la Nación ni el Crédit Suisse han logrado armar equipos que en ese lapso puedan ponerle el precio.
Mansamente las partes decidieron atenerse al Código Civil argentino para recordar que los 60 días eran hábiles-judiciales y no corridos. Si hubieran sido corridos el plano hubiera vencido hoy (se firmó el 17 de julio); ahora la fecha pasa a octubre, aunque pocos creen que aparezca el número pese a la prórroga. De ser así, la empresa y el gobierno dictarán nueva prórroga para que una nueva valuadora, elegida por los dos, llegue a algún precio. Después vendrá lo mejor (o lo peor): nadie en el gobierno parece dispuesto a ir al Congreso con un número por Aerolíneas por temor a que se lo rechacen los diputados. Estos, oficialismo y oposición, entienden que no hay que pagar nada por la empresa. Tanto vale para ellas que no se animan a ponerle precio.
Pero de esto no se habla: los funcionarios españoles y argentinos han reflotado el viejo recurso del paraguas (usado con Gran Bretaña para convivir sin hablar de Malvinas) para esta cuestión tan ardida. Prefieren, insisten, rescatar la relación política entre un gobierno socialista y un kirchnerismo que le gusta vestirse, de a ratos, de centroizquierda. No llevarse bien con la España de Zapatero, creen en gobierno, es un disparate, aunque cada mañana Néstor Kirchner bufa cuando lee en la síntesis de prensa que le prepara «Corcho» Alfredo Soccimarro las cosas que dice el madrileño diario «El País». No escucha cuando le dicen que a veces ese diario, del grupo Prisa, atiza de vez en cuando también al gobierno socialista, que hasta deja que se formen multimedios de prensa que compiten con el imperio Polanco. Cree, fiel a la tradición peronista de ver detrás de cada titular de diario una conspiración, que ese diario es el vocero de la Zarzuela. En ruedas de prensa hace escraches de ese grupo y le demora desde hace años la homologación de la compra por Prisa de radio Continental, con lo cual fuerza a los españoles a una sobrecarga impositiva.
Tampoco les cae simpático a los Kirchner escuchar sobre las dificultades de Madrid para ponerle una fecha al viaje a España: «El rey está muy ocupado, recibe a cuarenta mandatarios extranjeros por año, tiene a su vez muchos viajes al año a otros países. Debió aprovechar, señora, el viaje del 9 de julio a Zaragoza, cuando usted estaba en medio de su pelea con el campo». «La señora -responden desde Casa Rosaada-no viajó por la crisis con los ruralistas sino porque ustedes, lo españoles, habían votado una ley de migraciones intolerable para nuestros países.»
«Entonces venga usted el 11 de octubre, que lo tenemos libre y se nos queda para el día de Colón.» «No puedo, porque viene el príncipe Felipe de Bélgica con un grupo de empresarios a los que quiero atender.» «¿Hay también príncipe Felipe en Bélgica?» Sí, y lo vamos a recibir.
Entre rodeos de tertulia el acuerdo de ayer fue que en las próximas horas van a anunciar el viaje de Cristina de Kirchner para noviembre o diciembre. Esperan todos que la suerte en el tenis no termine enfrentando a los dos países también ese deporte. Este fin de semana la Argentina juega la semifinal contra Rusia, y Estados Unidos contra España. Si ganan esta rueda, la Argentina y España disputarán la final de noviembre en Parque Roca. Temen algunos que sea otra chance para que exploten las relaciones y se frustre de nuevo el viaje, pese a que este tema lo hablaron entre bromas el ministro y el embajador.
Para consuelo, habrá otras visitas. El 12 de octubre, para consolarlos a todos, estará en el país -le contó Estrella a Massa-el presidente de la Junta Autonómica de Andalucía, responsable este año de pagar la megafiesta de la colectividad española que se hará ese día en el Centro Galicia de Olivos, con más de 4 mil invitados a devorar paellas y fabadas (los empresarios que cotizaban esa algarada en años anteriores son cada vez más difíciles de localizar para que depositen el diezmo). Los Kirchner van a estar encantados con esta visita de Manuel Chaves, no sólo preside el gobierno andaluz sino que es el titular del Partido Socialista Obrero Español que gobierna ese país. Ideal para una foto de la transversalidad internacional.
Dejá tu comentario