Por una política de datos para el Estado argentino

Entre las principales propuestas que plantean los países desarrollados en relación al comercio electrónico, está el pedido de ninguna restricción al flujo transfronterizo de datos; y ninguna obligación de almacenarlos en servidores locales.

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Los datos son el nuevo petróleo dice el gurú del Big Data Martín Hilbert, y no solo él. Jack Ma ex -CEO de Alíbaba, portal de comercio electrónico chino, se sincera: “El principal negocio no es vender servicios, sino obtener datos”.

En “Capitalismo de plataformas” Nick Srnicek define a los datos como el insumo del siglo XXI.

Entre las principales propuestas que plantean los países desarrollados en relación al comercio electrónico, está el pedido de ninguna restricción al flujo transfronterizo de datos; y ninguna obligación de almacenarlos en servidores locales. Microsoft, Google (Alphabet), Amazon, Facebook, Apple y Alibaba ante la OMC buscan evitar potenciales políticas de protección de datos.

Estas empresas están entre las 10 más grandes del mundo por capitalización bursátil 2019. Hace algunos años en ese lugar había automotrices, petroleras, etc.

Desde la Fundación Rockefeller se calcula que la industria de los datos ha generado facturaciones cercanas a los 250.000 millones de dólares en 2018 en EEUU; y proponen aplicar un impuesto de 0,8 %. Algo así como la tasa Tobin, pero al flujo de datos.

Y hasta desde la filosofía el surcoreano Byung-Chul Han en “La Sociedad de la Transparencia” sentencia que nos encontramos bajo el “dataísmo”, una “segunda ilustración” apuntalada en la técnica cuya nueva deidad es el Big Data.

¿Qué quiere decir todo esto? Algo obvio, o no tanto: los datos son un recurso. Como el litio, el oro, y claro, el petróleo.

Esta explosión y masividad de los datos, el Big Data, tiene su origen en la aparición de dispositivos electrónicos al alcance de cada persona: los teléfonos celulares, que pasaron a llamarse teléfonos inteligentes o Smart Phone porque lo que menos se hace con ellos es comunicarse en la forma tradicional de un teléfono.

Ahora bien ¿Qué pasaba con los datos antes de los celulares? ¿Quién generaba datos en masa? Si, el único gran productor de todos los tiempos desde su existencia: El Estado

Los generaba y los sigue generando. En la Argentina Federal, tenemos el Estado Nacional y los Estados subnacionales: Provincias y Ciudad Autónoma y los Gobiernos Locales (Municipios, Comunas, Juntas de gobierno, etc.) y los más de 45 millones de argentinos que nos vinculamos con ellos generando así montañas de datos oficiales cada día.

La existencia de esta inmensidad de datos o registros administrativos, está fragmentada, no solo en términos de cada uno de los Estados, sino al interior de los mismos. Cada Ministerio, organismo, repartición, agencia, etc. tiene sus propios datos, que no se vinculan con el de ningún otro organismo y, muchas veces, ni entre oficinas de una misma repartición. Además de esa fragmentación, también la mayor proporción esta inutilizada.

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La cuestión ética es central en el diseño de una política de datos de Estado. La privacidad y confidencialidad está garantizada. Lo establece la Ley 25.236 de Protección de los datos personales.

Además, la legislación argentina cuenta con la figura de los “Secretos”: Secreto estadístico, Secreto fiscal, Secreto profesional, etc. El problema es que no existe un enfoque macro que armonice e integre estas garantías. La legislación resguarda, pero fragmenta, no existe jerarquía entre los diferentes Secretos lo que genera parálisis a la hora de utilizar los datos estadísticamente.

A la estadística no le interesa la identidad de nadie sino describir fenómenos en la forma de grandes agregados anónimos. No importa “quien” recibe un subsidio sino “que proporción” de la población lo hace.

Al mismo tiempo, no hay evidencia de que el Estado argentino haya violado la privacidad de sus habitantes utilizando indebidamente sus datos. No se puede decir lo mismo del sector privado. Facebook no es el Estado, Cambridge Analytica tampoco.

Es en este marco de una política de datos del Estado que debe pensarse en el INDEC que necesita el país, esto significa, en la Argentina Federal, decisiones político técnicas de la Nación, las Provincias y CABA y los Gobiernos locales. El diseño institucional del INDEC del siglo XXI debe contemplar nuestra realidad político cultural además de la legislación comparada y las recomendaciones de organismos internacionales. El camino de un Federalismo cooperativo es la vía.

Esto no significa terminar con los censos y las encuestas, en nuestro país existe lo “no registrado” o el mal llamado “en negro”.

Numerosos Organismos Nacionales de Estadísticas tienen altos porcentajes de su producción basada en Registros Administrativos, en la Argentina son reconocidas las estadísticas de Salud, Educación y Trabajo a partir de esta fuente. Pero como una pequeña muestra de lo que es una política de Estado tenemos a la Comisión de Elaboración de Políticas Basadas en la Evidencia -CEP (The Commission on Evidence-Based Policymaking). Comisión bicameral del Congreso de EEUU que funciona desde marzo de 2016 y se estableció para desarrollar una estrategia para aumentar la disponibilidad y el uso de datos con el fin de generar evidencia sobre los programas gubernamentales, al tiempo que se protege la privacidad y la confidencialidad.

La integración y sistematización de los datos del Estado argentino para el diseño y evaluación de las políticas públicas es una tarea urgente y necesaria cuyo costo es cercano a cero. Los datos ya existen, están ahí, en cada Administración pública, son un recurso renovable, perfectible, acrecentable, armonizable.

En las condiciones tecnológicas actuales y en el futuro cercano más aún, el sector privado estaría en condiciones de producir información estadística en plazos muy cortos de tiempo, aunque con metodologías desconocidas o cuestionables, mientras que las estadísticas oficiales podrían ser técnicamente rigurosas pero inoportunas.

(*) Especialista en Registros Administrativos, investigador independiente y técnico de INDEC

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