En la esquina de las avenidas Callao y Santa Fe, en pleno barrio de Recoleta, salió al mercado un departamento de características singulares. No se trata solo de una propiedad amplia y bien ubicada, sino de un inmueble que condensa parte de la historia urbana y cultural de Buenos Aires.
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Ponen a la venta un departamento del edificio del Águila, famoso por la "chica del ascensor": historia y precio
La propiedad de 278 m2, ubicada en Recoleta, combina valor patrimonial, tradición arquitectónica y localización. En el edificio tuvo su estudio Clorindo Testa.
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Fachada del edificio icónico ubicado en la intersección de las avenidas Callao y Santa Fe, allí salió un departamento en venta (Foto: Bresson Broker)
El edificio, conocido popularmente como “del Águila”, fue construido en 1912 y albergó primero la Confitería del Águila, luego el estudio del arquitecto Clorindo Testa y más tarde se convirtió en escenario de uno de los comerciales más recordados de los años 80, el de la “chica del ascensor”, protagonizado por Patricia Sarán. También allí residió el ilustre médico y antropólogo Antonio Fiz Fernández.
El departamento ofrecido a la venta tiene un precio de u$s500.000 y una superficie total de 278 metros cuadrados, de los cuales 252 son cubiertos, 14 descubiertos y 12 semicubiertos. Está ubicado en el primer piso, con disposición al frente y orientación noreste.
Cuenta con nueve ambientes, cuatro dormitorios, dos baños completos y un toilette, mientras que las expensas rondan los $529.000 mensuales. Se trata de una unidad que, además de sus atributos propios, integra un conjunto arquitectónico que fue declarado de interés patrimonial por la Ciudad.
El legado de la Confitería del Águila
El inmueble se levanta en un terreno que durante décadas tuvo gran movimiento social. La Confitería del Águila funcionó en la planta baja hasta 1972 y fue uno de los lugares de encuentro más elegantes de principios del siglo XX. Allí se daban cita políticos, artistas y escritores, en un tiempo en el que Recoleta comenzaba a consolidarse como barrio residencial de clase alta. El cierre del local marcó el final de una etapa, pero el edificio mantuvo su valor arquitectónico y se integró a la memoria colectiva de la ciudad.
Con el paso del tiempo, parte de sus instalaciones fueron utilizadas por Clorindo Testa (1923-2013), uno de los arquitectos más influyentes de la Argentina y referente del brutalismo. Autor de la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Centro Cultural Recoleta, también fue artista plástico. Durante años instaló su estudio en el edificio de Callao y Santa Fe, donde desarrolló parte de su obra y producción creativa. Su presencia en el edificio sumó otro capítulo a la trayectoria de un inmueble que combina tradición y vanguardia.
La impronta cultural se completó en los años 80, cuando el ascensor jaula se convirtió en escenario del recordado spot publicitario de jeans con Patricia Sarán. Esa pieza marcó un antes y un después en la forma de pensar la publicidad y aún hoy es recordada como parte de la cultura popular.
Valor arquitectónico y patrimonial
El arquitecto Fernando Lorenzi, del estudio INFILL, destacó que el edificio “es un ejemplo típico de la arquitectura ecléctica de principios del siglo XX, con una resolución de esquina que lo convierte en un hito urbano”. Según explicó, la obra refleja un momento de transición en la ciudad, cuando se buscaba consolidar la identidad porteña con influencias europeas y al mismo tiempo adaptarla a las necesidades de la modernidad.
“La desaparición de la Confitería Águila en 1972 y la mutilación de la cúpula para colocar un cartel en los años 60 dañaron parte de su esencia, pero aún hoy conserva un atractivo arquitectónico que lo coloca en un lugar único en la ciudad. Fue Monumento Histórico Nacional desde 1997 y tiene un valor intangible que trasciende la unidad que ahora se pone en venta”, afirmó Lorenzi.
Una propiedad con características singulares
Laura Gonzalo, de la Bresson Brokers, sostuvo que la unidad que se encuentra en el mercado tiene atractivo tanto para quienes buscan una vivienda de gran escala en Recoleta como para inversores interesados en el patrimonio. “Se trata de un departamento amplio, con ambientes luminosos y buena circulación, en un edificio que ya es parte de la historia de la ciudad. La combinación de ubicación estratégica, superficie y valor cultural lo convierte en una oferta muy particular”, explicó.
La operación se enmarca en un contexto donde los inmuebles de valor histórico no siempre logran precios altos, pero sí atraen un interés sostenido de un público específico.
El recuerdo de la “chica del ascensor”
Uno de los elementos más recordados del edificio es su ascensor jaula, que fue escenario del comercial de jeans protagonizado por Patricia Sarán en la década del 80. La publicidad se convirtió en un fenómeno cultural, no solo por la modelo sino también por la estética de la pieza, que mostraba a Buenos Aires en clave moderna y sensual. Para muchos, esa imagen quedó asociada para siempre al inmueble de Callao y Santa Fe.
El investigador urbano y experto en patrimonio de la Ciudad, que en redes sociales creó Buenos Aires al Paso, Joaquín Manuel Castro explicó que “esa publicidad fue un hito en la cultura de masas y resignificó al edificio como ícono popular. Un espacio que había sido símbolo de la elite con la Confitería del Águila y que luego albergó a Clorindo Testa, se volvió masivo al aparecer en la televisión en prime time. Esa convivencia de capas culturales es lo que le da un atractivo tan particular”.
Patrimonio y mercado
La venta de esta unidad también plantea el debate sobre cómo se concilian el mercado inmobiliario y la preservación patrimonial. Lorenzi sostuvo que “los inmuebles de valor histórico requieren un compromiso especial de quienes los adquieren. No se trata solo de comprar metros cuadrados, sino de asumir la responsabilidad de mantener viva una parte de la ciudad”.
Castro agregó que “el patrimonio no siempre se valora en términos de precio, pero sí en cuanto a identidad. Cada vez que una propiedad de este tipo se pone en venta, surge la pregunta de quién la habitará y cómo contribuirá a su cuidado. En una ciudad con tantos edificios en riesgo de demolición o alteración, conservar estos hitos es fundamental”.
Cómo es la unidad
El departamento en venta se ubica en el primer piso y conserva gran parte de los elementos originales que le dan un carácter único. Se ingresa a un majestuoso hall de líneas curvas que conecta con el living, el estar, los estudios y el comedor, recibiendo toda la luz que ingresa por las aberturas de época de piso a techo, con salida a dos balcones y una vista abierta hacia la ciudad y en particular al edificio Rocatagliata.
Los ambientes se comunican a través de sólidas puertas de madera y un pasillo conduce a la zona de dormitorios, cuatro en total. La propiedad también cuenta con doble dependencia, lavadero y una cocina con espacio de comedor diario.
“Se trata de un departamento muy luminoso. La doble altura de los techos genera una espacialidad elegante y única, permite destacar luminarias y aporta amplitud junto a los ventanales curvos de la esquina. Todo el conjunto mantiene la calidad constructiva de la época”, explicó Gonzalo.
Los pisos de roble de Eslavonia y las molduras ornamentales están en muy buen estado, mientras que los baños conservan artefactos y griferías de época, con detalles de cerámicos pintados. El inmueble posee una doble circulación que separa claramente las áreas sociales, privadas y de servicio, lo que lo hace funcional y cómodo.
El departamento tiene además una baulera de generosas dimensiones en el séptimo piso, que antiguamente se utilizaba como habitación de chofer. Laura Gonzalo dijo: “Al tener una ventana propia puede adaptarse como espacio de trabajo. Incluso el ascensor de servicio que llega hasta allí es del mismo estilo que el principal, pero más amplio, y hasta permite transportar una bicicleta, algo muy valorado hoy en día”.
El inmueble está catalogado con valor urbanístico, arquitectónico y sociocultural por el Gobierno de la Ciudad. Gonzalo concluyó que “es un tipo de inmueble que puede atraer tanto a compradores locales como internacionales, interesados en la combinación de historia y ubicación”.
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