21 de octubre 2019 - 00:00

Alberto Fernández afila sillas en Justicia y Legal y Técnica

Marcela Losardo acumula apoyos para quedar a cargo de la relación institucional con jueces y fiscales. Alter ego del candidato para tender los puentes con el mundo judicial en la gestión. Vilma Ibarra, suma cualidades para "cuidar la firma" en un rol estratégico. Discusión de cargos no se activará hasta después de las elecciones.

Marcela Losardo
Marcela Losardo

Alberto Fernández comienza a rellenar los casilleros de un eventual Gabinete si los resultados del próximo domingo le sonríen, tal como se proyecta desde la elección de las PASO. Dos puestos clave, mirados con atención desde ambientes políticos y judiciales, ya cuentan con nombres preferenciales: el Ministerio de Justicia –clave para la relación con los tribunales- y la Secretaría Legal y Técnica, gravitante en términos de importancia para la “mesa chica” de una futura gestión del exjefe de Gabinete del kirchnerismo. Para el primer bastión, la abogada Marcela Losardo es la que cuenta con mayor nivel de apoyo interno para ser la futura ministra que deberá encarar los desafíos institucionales con el Poder Judicial. Pero quien encarna la verdadera sorpresa (o no) será quien se puede hacer cargo de “cuidar la firma” de Fernández una vez instalado en la Casa Rosada. Sería el retorno de Vilma Ibarra a la primera plana política después de haberse desempeñado en los últimos años en el ambiente privado. Y una señal clara de que Cristina de Kirchner no tendrá injerencia en la designación de funcionarios que serán del núcleo de confianza del albertismo.

Las especulaciones en torno a Losardo la tenían como un “número puesto” entre Legal y Técnica o la cartera de Justicia. Finalmente, está logrando erigirse como la favorita para ser la sucesora de Germán Garavano. Socia en el estudio jurídico de Fernández, se ha desempeñado hasta ahora como los “ojos y oídos” del candidato en todos los equipos técnicos que han estado diseñando diagnósticos y planes para un futuro gobierno. En tribunales descartan que Alberto F. será su propio ministro. La campaña no detuvo sus contactos directos con magistrados y fiscales con quienes mantiene una relación histórica y de conocimiento pleno de las “luces y las sombras” de cómo funciona la maquinaria judicial. Losardo no solo participó del homenaje al exprocurador Esteban Righi –epicentro de los mensajes que Fernández envió al Poder Judicial- sino que también lo acompañó al segundo debate, cuya locación lo ubicó de local anoche: la Facultad de Derecho de la UBA.

Uno de los hombres fuertes en materia judicial que rodean al candidato del Frente de Todos, Juan Manuel Olmos –quien era uno de los favoritos para instalarse en ambos sitiales- probablemente tenga reservado un rol de mayor densidad política, más allá de los institucional. Internamente, en el búnker de la calle México, Losardo sumó apoyos y aguardará los resultados del domingo 27 para ir completando la grilla con nombres definitivos. Acompañante de la gestión de Fernández desde la Superintendencia de Seguros, hasta recalar en la Secretaría de Justicia, la abogada cuenta con fluidos lazos tanto con jueces federales como con la propia Corte Suprema, donde su interlocutora es Elena Highton de Nolasco. Recientemente fue “marcada” por Javier Fernández en una entrevista con la revista Crisis, cuando el exoperador judicial recordó que su esposo es Fernando Mitjans, presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA, un lugar donde también supieron aterrizar jueces de Comodoro Py en la eterna relación entre fútbol y togas. Losardo tendrá que administrar esas fricciones, dar pelea a enemigos internos –cercanos al albertismo en tribunales pero que descreen de ella- y abjurar de la creencia de un eventual “doble comando”.

Ibarra llegó a ser la consejera política de Fernández, con al aditamento –desde el punto de vista personal- de que ambos fueron pareja. Su expertise político en distintos roles –diputada, senadora, secretaria parlamentaria-, la catapultó a ser una de las principales abogadas de la Corporación América que comanda Eduardo Eurnekián, desde hace varios años. De amplia llegada al peronismo porteño, su nombre comenzó a sonar con intensidad en el entorno albertista por reunir una cualidad imprescindible para la gestión Legal y Técnica: ser extremadamente meticulosa en su labor.

Con el objetivo de no anticipar jugadas antes de tiempo y con la moneda en el aire, dirigentes insisten en no dar por cerrada la discusión de cargos, mucho menos antes de que se produzca la elección.

Ambos nombres han cobrado densidad durante las últimas semanas pero –desde las oficinas de México- apuestan a preservar de cualquier desgaste a los futuros candidatos para ocupar las sillas del Gabinete. La estrategia es dejar que los nombres suenen.

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