9 de marzo 2011 - 23:54
Catamarca: espías, un “vice” y el juego de las incertidumbres
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- ¿Le pidió que venga Cristina?, le preguntó ayer este diario.
- No. En algún momento hablamos de la elección y coincidimos en aportar lo que cada uno pueda para ayudar a los compañeros de Catamarca.
- Pero usted fue el único gobernador peronista que vino.
- Yo consideré importante venir a dar una mano.
- Va a parecer que Cristina lo está haciendo entrenar para candidato a vice.
- (Risas). Nooo. Yo pienso en mi reelección en Chaco.
En su paso, raudo, por Catamarca, Capitanich compartió varias actividades con Corpacci, y por la noche participó de una cena con dirigentes peronistas y empresarios. Elogió a la candidata e hilvanó el salmo preferido de los K catamarqueños, sobre las ventajas de tener a un gobernador alineado con la Casa Rosada.
Historia
Ese debate está siempre latente. Ayer, por caso, el candidato a vice del Frente Cívico, Ricardo Guzmán, confeccionó un relato histórico, que se remonta al inicio de la Nación, sobre por qué Catamarca tuvo, en las últimas tres décadas, gobiernos locales de distinto signo político al nacional.
Ocurrió con los Saadi en los 80; con los Castillo en los 90 (salvo el interregno delarruísta) y con Brizuela, salvo una pausa entre 2007 y 2008, con los Kirchner. Guzmán, que es intendente de la capital catamarqueña, objeta el supuesto de la dependencia de las provincias de los fondos nacionales.
Y, en esa línea, enumeró el equilibrio fiscal de los últimos 5 años, las inversiones propias en obras productivas y de infraestructura y la capacidad de un desarrollo sostenido y sustentable. Nosotros demostramos que somos capaces de gobernar con autonomía y eso no le gusta al poder central, le dijo a este diario.
Así y todo, en otros ambientes del Frente Cívico admiten un desgaste del Gobierno. Quien reflejó ayer, sin velos, ese clima fue Oscar Castillo, uno de los jefes del radicalismo local, al asegurar que el resultado del domingo próximo todavía tiene un final abierto. Por el peso específico de Castillo, la mención generó revuelo y alimentó el juego de las incertidumbres sobre el resultado que tropieza en estos días, con encuestas múltiples y variadas: ayer, un sondeo de la consultora Delfos, le otorgó una diferencia de casi 8 puntos a Brizuela pero los K invocan otros datos que hablan de un empate técnico.
El kirchnerismo olfateó en esos dichos un doble mensaje: por un lado, entrevió preocupación del Gobierno aunque también exploraron las tensiones internas del radicalismo; por otro, plantearon que se trató de un mensaje para generar pánico y animar a la tropa del Frente Cívico.
Más tarde, Brizuela aportó otra cuota a la intriga general: anunció por radio que si gana el domingo, el que empiece será su último mandato.
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