21 de octubre 2022 - 00:00

Comedia a la francesa con deliciosos diálogos

“Crónica de un affaire”, de Emmanuel Mouret, con algo del espíritu de Woody Allen y Sacha Guitry.

crónica de un affaire. Sandrine Kiberlain y  Vincent Macaigne, más allá del “toco y me voy”.
crónica de un affaire. Sandrine Kiberlain y Vincent Macaigne, más allá del “toco y me voy”.

“Para acostarse con un tipo como yo hay que ser caritativa”, dice el hombre, petiso, inseguro, nervioso. “Claro que sí”, responde la mujer, muy suelta, risueña, más alta que él. Y se lo lleva a la cama. Pero no es sólo caridad lo que ella tiene, sino más bien la sensación de estar a gusto con el hombre también fuera de la cama, y de la casa. Ella es bastante libre, él es casado, con hijos, miedo a ser descubierto, miedo a decepcionarla, en fin. De a poco va a ir mejorando.

Lo de ellos, está claro y acordado, será una relación pasajera. El problema es que disfrutan tanto de la mutua compañía que en algún momento puede pasar por sus cabezas, y sus corazones, la idea de formalizar otra cosa. No lo dicen, solo vemos que cada uno por su lado detendrá su camino, como a punto de tomar una decisión, mientras la cámara se les acerca discretamente. No lo dicen, la relación sigue, la película sigue largo tiempo más, alguien más aparece, no vamos a contar lo que pasa.

Intérpretes, Sandrine Kiberlain, dulce, luminosa, y Vincent Macaigne, que parece que le mandaron hacerse el Woody Allen pero al final cambia, sorprende y casi emociona. Director, Emmanuel Mouret, el de “Enredos de amor”, “Cambio de dirección” y “Las cosas que se dicen, las cosas que se hacen”, siempre hábil para los diálogos y de buen gusto para ambientar la historia, contarla, y ponerle música de fondo, desde “La javanaise” por Juliette Gréco hasta Poulenc, Haendel y abundante Mozart en versiones para piano. Modelos reconocibles, todavía lejanos, Allen, Eric Rohmer, Sacha Guitry.

“Crónica de un affaire” (Chronique d’une liaison passagère, Francia, 2022). Dir.: E. Mouret. Int.: S. Kiberlain, V. Macaigne, G. Scalliet.

Dejá tu comentario

Te puede interesar