Los primeros campeones del mundo fueron argentinos y, como la generación dorada, vencieron a Estados Unidos. El torneo se jugó en el Luna Park y el equipo nacional entró para siempre en la historia.
Los campeones de 1950, la otra generación dorada de Argentina que sufrió una cruel historia
La Selección nacional logró el título en la primera Copa del Mundo, jugada en nuestro país. Una camada que marcaba una era pero que, unos años más tarde, fue suspendida de por vida por una injusta y ridícula razón que cortó con su explosión.
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Antes de la generación dorada que fue primera en Atenas 2004 y segunda en el Mundial de Indianápolis en 2002 -entre otros logros- hubo un equipo nacional que quedó en la historia de este deporte. Era finales de los cuarenta y la realidad era diferente, el continente europeo salía de la dolorosa segunda guerra mundial, y comenzaban a respirarse aires de cambio. En este marco, y el de un congreso de la FIBA en 1948, es que el secretario general William Jones propuso organizar el primer Campeonato Mundial de Básquet en 1950.
Por las consecuencias de la guerra, se decidió que el torneo se disputara en América, y el país elegido fue la Argentina, ya que contaba con un buen equipo que había tenido un papel aceptable en los Juegos de Londres ’48 y con el apoyo político necesario. La sede elegida fue el mítico Luna Park, que albergó, una vez más, una pieza importante del deporte nacional. El torneo se llamó Primer Campeonato Mundial de Basket-Ball Libertador General San Martín, como homenaje por el centenario su fallecimiento.
El juego era distinto. Con el correr de los años y las modificaciones al reglamento que se fueron haciendo, el deporte ha variado, pero no desde su esencia. Las normas que se fueron introduciendo beneficiaron el juego ofensivo. Como clara muestra, el partido final entre la Argentina y Estados Unidos fue el de más alto puntaje en la competición y fue solamente 64-50 a favor del equipo nacional.
Los países que formaron parte del Mundial fueron: Estados Unidos, Chile, Egipto, Francia, Yugoslavia, España, Brasil, Ecuador, Perú y Argentina.
El entrenador de aquella Selección fue Jorge Canavesi, secundado por Casimiro González Trilla, quien “tenía un grado bajo de empatía con sus dirigidos era un analista extraordinario que tenía una paciencia especial”, según palabras del director técnico, quien sostenía que los jugadores “no tenían que parar de correr”, para así contrarrestar la altura de los contrincantes. Primero se realizó una preselección de 50 jugadores de todo el país, luego quedaron 20 y finalmente los siguientes 16:
Pedro Bustos, Hugo del Vecchio, Leopoldo Contarbio, Raúl Pérez Varela, Vito Liva, Oscar Furlong, Roberto Viau, Rúben Menini, Ricardo González, Juan Carlos Uder, Omar Monza, Alberto López, Alberto Lozano, Ignacio Poletti, José Ventura y Jorge Nuré.
El torneo comenzó el 22 de octubre de 1950, y con vistas en esa fecha, los jugadores concentraban en River, y durante tres meses llegaron a entrenar seis horas por día. El Mundial tenía un formato peculiar con ronda preliminar, repechaje y ronda clasificatoria.
Una victoria en el debut por 56 a 42 a Francia, le bastó al equipo para acceder a la ronda final, en la que venció a Brasil (40-35), Chile (62-41), nuevamente el Francia (66-41), Egipto (68-33) y así llegó el último partido para definir el primer puesto frente a los Estados Unidos.
En el encuentro final, jugado el 3 de noviembre, la Selección de Canavesi logró un histórico triunfo frente a la máxima potencia mundial, que había llegado a la competición con el equipo entero de los Denver Chevrolets. El primer tiempo terminó 24-34 y en el segundo, cuando el rival se acercaba en el resultado, el entrenador decidió el ingreso de Hugo del Vecchio, finalmente figura y goleador con 14 puntos.
Cuando terminó el partido, la gente comenzó a festejar ante la mirada atónita de varios de los jugadores que no sabían de qué manera se celebraba un campeonato. Cuando salieron a la calle, la gente se acercaba con antorchas en homenaje al equipo, en lo que se denominó “La noche de las antorchas”.
Oscar Furlong había sido elogiado por el técnico estadounidense luego de su actuación en los Juegos de Londres: “Es de los mejores del mundo, junto con nuestros jugadores”. En el ’50, el jugador de Villa del Parque estuvo en el quinteto ideal, junto con Roberto González. La figura argentina también manifestó que el título “es más valorado ahora, ya que los medios informativos no tenían la importancia que tienen”.
De esta manera el básquet argentino comenzó su historia mundialista con lo más grande que se puede conseguir. Se esperaba que ese equipo obtuviera el tercer o cuarto puesto, pero sorprendió a todos con el título y venciendo a la potencia. Esa historia ya es conocida, ¿o no?.
Una acusación insólita e increíble
¿Se imaginan a Ginóbili, Scola, Nocioni y compañía siendo suspendidos de por vida después de Atenas 2004? ¿Se imaginan que se corten sus carreras de manera abrupta, sin una razón lógica que lo justifique, en el punto más alto de sus vidas deportivas? Imposibe, ¿no? Bueno, eso le pasó a la generación de campeones de 1950. Fueron despojados de su sueño, de su motor, de su manera de vivir y sentir el deporte que amaban.
A comienzos de 1956, la "Revolución Libertadora", una dictadura que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón en el país, comenzó a investigarlos por una motivo ridículo: los acusaron de profesionalismo, en épocas donde el deporte era amateur. ¿La razón? Los jugadores habían recibido un permiso de Perón para importar un auto de regalo. Y como todo lo que olía a peronismo era mal visto, no hubo vueltas y se los suspendió de por vida. Una daga al corazón que jamás pudo ser reparada.
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