River hizo pesar la capacidad de sus individualidades y superó a un Racing que no se entregó nunca en un partido vibrante y con muchos pasajes de buen juego.
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Empezó todo muy fácil para River que, a espaldas de Sixto Peralta, encontró un espacio por el que Ferrari y Diego Galván aprovechaban para desequilibrar a Esquivel y desbordar. A los 3 minutos ya ganaba 1 a 0, cuando Radamel Falcao García conectó un centro de Ferrari y derrotó a Campagnuolo y parecía que iba a conseguir más goles, porque Racing no corregía los errores y no encontraba la pelota.
Pero extrañamente con el correr de los minutos fue perdiendo precisión en los pases y prefirió frenar la pelota en la mitad de la cancha, en lugar de seguir atacando.
Racing aprovechó su oportunidad y con el buen trabajo de Romagnoli y Cabrera recuperó la pelota y el partido se hizo parejo. En un tiro de esquina, Franco Sosa de cabeza empató el partido y Racing se fue al descanso con un empate que era, a esa altura, demasiado premio.
Passarella puso a Zapata por el inexpresivo Sambueza para tener desborde por los dos costados y, en el primer desborde de Zapata, Falcao la volvió a empujar al gol. River comenzó el segundo tiempo, como el primero (ganando) y cometió el mismo error de retroceder unos metros y dejar crecer al rival. Merlo, por su parte, hizo entrar a Moralez, Fileppi y Claudio López transformándole la cara al equipo, que empezó a cambiar ataque por ataque.
Llegó el gol de Diego Galván después de un error múltiple de la defensa de Racing y enseguida Maximiliano Moralez volvió a descontar con un gran remate de 30 metros.
A esa altura, el «Piojo» López ya había desperdiciado dos situaciones muy claras (una que quiso pasar de emboquillada a un atento Carrizo y la otra con un remate desviado en posición de gol).
Passarella quiso ajustar las marcas y entró primero Domínguez por Ferrari, pasando Villagra a la derecha y después Ahumada por Galván para reforzar el mediocampo.
Racing siguió luchando y comprometiendo a una defensa que empezó a mostrar flaquezas, mientras que River de contraataque buscaba liquidar el resultado.
Faltando 6 minutos, River consiguió su objetivo cuando Víctor Zapata ejecutó con maestría un tiro libre por afuera de una barrera mal colocada y le dio tranquilidad a un River, que sabiéndose ganador manejó la pelota con tranquilidad los minutos que le faltaban al partido.
River ganó por la calidad de sus individualidades. Supo pegar en los momentos cumbres del partido (el principio de los dos tiempos y faltando 6 minutos), pero tuvo muchos bajones.
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