Nada está dicho aún. Esto recién comienza. El viernes fue la patada inicial y hoy, cuando se formalice el prospecto en la SEC, empezará el juego. Claro que a la luz de la oferta difundida hasta ahora, el consenso indica que bajo esos términos será difícil para el Gobierno llegar a buen puerto. Sin embargo, lo importante es que, según la visión de los acreedores, hay espacio para mejorar la oferta sin afectar la pregonada “sostenibilidad de la deuda”, elevando así la probabilidad de que se alcance el apoyo de las mayorías necesarias. Por ende, todos esperan un segundo round. Más aún porque restan conocerse algunos detalles como por ejemplo qué pasa con los intereses corridos de los bonos y otros temas.
Habrá segundo round, en el "póquer del mentiroso"
Según la visión de los acreedores, hay espacio para mejorar la oferta sin afectar la pregonada "sostenibilidad de la deuda". Por ende, todos esperan un segundo round.
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Este lunes el Gobierno argentino presentará la oferta a la Securities and Exchange Commission de EEUU.
Desde el viernes a última hora y a lo largo del fin de semana llovieron informes, análisis y reportes sobre la oferta conocida. Un maremágnum de complejas valuaciones dieron paso a diversos escenarios donde surgen algunas claves a tener en cuenta.
Razones porqué no aceptar:
- Los VNP (valor presente neto) que surgen, según la tasa de descuento elegida, son inferiores a los mínimos en que operaron los bonos entre las PASO y la crisis Covid-19.
- Es difícil digerir no recibir nada por varios años versus la opción de esperar un mejor acuerdo a futuro mientras devengan cupones en la Justicia de NY.
- Claramente el Discount corre con desventaja frente al Par. ¿Será una de las cartas bajo la manga del Gobierno? Veremos en las próximas semanas.
Ahora bien, los bonistas especulan con algunas mejoras en la oferta como ser:
- Aumentar los cupones y/o adoptar una estructura de pago en especie (aunque el art. 65 de la Ley de Administración Financiera puede complicar).
- Pagar intereses acumulados en efectivo y/o incluir algún tipo de instrumento de valor como los Cupones PBI (de Lavagna), o como hizo Ucrania en 2015.
- Cupones de intereses fijos post-período de gracia e iguales al cupón máximo que llegue a pagar cada bono.
- Que los cupones capitalicen esa tasa en el período de gracia, o bien ofrecer un bono adicional.
Mientras tanto hay otros ingredientes en el horizonte cercano como que el próximo 22 vencen intereses por poco más de u$s500 millones (hasta el 22 de mayo se pueden pagar) y recién a fin de julio hay otro vencimiento. El riesgo para el Gobierno es que los acreedores piensen que ese no es el deadline de la negociación, dada la experiencia reciente con el gobernador Kicilloff. De modo que habría espacio para negociar y todos se preguntan, ¿el Gobierno defaulteará por u$s500 millones?
A la hora del intríngulis legal el economista jefe de TPCG, Juan Pazos, que considera que la oferta es baja pero se puede mejorar, señala que el problema es que el canje va a necesitar un andamiaje legal muy sólido porque va a ser difícil llegar al 75%, con lo cual puede quedar una porción significativa de la deuda en default. Por eso destaca que se necesita que el nuevo “Indenture” (contrato que rige a cada bono) proteja la cadena de pagos de los bonos nuevos para que no pase como en 2014.
Hoy ambas partes están lejos. Está claro que todos deberán ceder algo para evitar el default.
A fines de los 80 el rey de los bonos basura, Michael Lewis (Salomon Brohters), inmortalizó esa frenética época de legiones de púberes millonarios bajo “el juego del póquer del mentiroso”. Era el juego top entre los bancos de inversión de Wall Street, donde en la partida siempre había un tonto, y si alguno no lo sabía, era él. Veremos quién ocupará esa silla en la negociación por venir. Total, por el lado oficial la Patria nunca “os demandará” y encima los acreedores parecen tener mayor margen para sentarse a esperar.
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