21 de julio 2008 - 00:00

Costos en dólares ya como el 1 a 1

Costos en dólares ya como el 1 a 1
«La mayoría de los costos internos en dólares, como insumos y mano de obra, han alcanzado niveles muy similares a los anteriores a la devaluación», afirma la consultora IDESA en su último informe en el que previene acerca de que «en la medida en que la afluencia de divisas presione el precio del dólar a la baja, los costos de carecer de una estrategia para mejorar la competitividad son cada vez más grandes». Por eso, advierte que podría desaprovecharse la oportunidad que presentan los altos precios internacionales de las principales exportaciones nacionales.

Según la consultora, se observa que por un lado los precios mayoristas internos de bienes agropecuarios, medidos en dólares, que se habían «licuado» 25% con la devaluación, actualmente son 18% superiores a los de 2001. Por otro lado, los precios mayoristas internos de bienes industriales, medidos en dólares, que se habían «licuado» 44% con la devaluación, actualmente son un 4% superiores a los de 2001. Y además se observa que los costos laborales totales (salarios más cargas sociales), medidos en dólares, que se habían «licuado» 68% con la devaluación, actualmente son 10% inferiores a los de 2001 (pero se espera que cuando concluyan las paritarias este año estarán por encima).

«Los precios mayoristas de bienes agropecuarios e industriales reflejan la evolución de los precios internos de los principales insumos que utiliza la producción nacional.

Medidos en dólares, estos costos fueron fuertemente 'licuados' por la devaluación», explica el informe. Sin embargo, el efecto quedó eliminado como consecuencia de la inflación, ya que en promedio, los costos de los insumos estarían por encima del nivel que tenían en 2001, concluye.

Pero «en la medida en que el tipo de cambio real profundice su tendencia descendente por mayor entrada de divisas -lo que provocará que los costos internos de producción suban más en dólares- se intensificará la presión sobre la delicada situación de bajo nivel de competitividad del resto de los sectores productivos. Prueba de ello es que, en promedio, los costos internos ya tienen niveles superiores a los prevalecientes antes de la devaluación».

La apreciación cambiaria no necesariamente debe asociarse a efectos traumáticos. Muy por el contrario, es indudable que para mejorar la situación social es fundamental que los salarios se recuperen en términos reales luego de la fuerte «licuación» que produjo la devaluación. Los problemas aparecen cuando la apreciación cambiaria no va acompañada por aumentos de productividad. Para IDESA, lejos de aprovechar los tiempos de «competitividad cambiaria» para tomar medidas que mejoren la productividad, se han multiplicado los focos de ineficiencias, generando una doble presión sobre el aparato productivo: las instituciones económicas y sociales dilapidan recursos en burocracia y corrupción mientras los costos de los insumos suben en términos de dólares. Se han acumulado tantos problemas que el cambio de estrategia debería ser drástico y urgente. Frente a estos problemas, usar fondos públicos para subsidiar una empresa aérea es el mejor ejemplo de lo que no se debería hacer.

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