14 de abril 2020 - 00:00

Coronavirus, economía y salud: ¿cuándo termina esta pesadilla?

Por momentos pareciera que la economía y la salud van por senderos diferentes. En realidad, no es así: no existe una sin la otra. Por eso es vital saber si se "achatan" o no se "achatan" las curvas de contagios y de muertes.

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Desde que toda esta pesadilla comenzó, cada vez que nos despertamos a la mañana nos parece que ingresamos a otra peor. La realidad por momentos se torna siniestra. En el mejor de los casos: inquietante. Por momentos pareciera que la economía y la salud van por senderos diferentes. En realidad, no es así: no existe una sin la otra.

Por eso es vital saber si se “achatan” o no se “achatan” las curvas de contagios y de muertes. Y lo que importa aquí es no reducir el problema solo a la Argentina. Es fácil entender por qué. Supongamos que en Argentina reducimos a una cifra mínima los casos de coronavirus Covid-19. Ese triunfo, si no está acompañado de una igual reducción del problema en el resto del mundo implicaría tener que seguir con las fronteras cerradas, con imposibilidad de viajar a y desde el exterior y muy probablemente también, cerrados al comercio internacional y también –segurísimo- a la inversión extranjera. Con lo cual, el sistema económico duraría mientras duran los dólares de las reservas, que a juzgar por donde estamos no podría ser demasiado tiempo. No, eso no funcionaría. Por lo tanto, lo que hay que ver es si el mundo en su conjunto estabiliza su situación, o sea si “achata la curva” de contagios.

¿Y cómo andamos en ese sentido? Bueno, hay tres buenas noticias y tres malas. Veamos primero una de las buenas. Se trata de una, gran, inmensa buena noticia. Habría que decir: “que suenen las trompetas”. Pues bien, lo cierto es que el mundo –como un todo– ya muestra claros indicios –solo indicios, pero algo es algo- de haber “achatado la curva” de contagios. Y esa buena noticia no termina allí, no solo el mundo “achata la curva” de contagios sino que directamente “aplanó la curva” de contagios. Las cuarentenas que se instalaron en diversos países –el peor de los posibles venenos para una economía exceptuando la guerra– resultaron una verdadera aplanadora para el contagio del virus.

Las pruebas al canto. Según el Worldometer del Covid- 19, durante todo marzo el contagio mundial creció de manera exponencial hasta llegar al 3 de abril, día en el que se detectaron 101.735 casos diarios. Desde esa fecha hasta hoy esa cifra no fue superada. Incluso se redujo entre el 4 de abril y el 12 de abril a valores que nunca descendieron de 71.000 y nunca treparon sobre 94.000 al día. Desde ya no se puede cantar victoria, pero son los primeros 9 días desde inicios de marzo en que la curva se “achata” completamente hasta llegar al punto de “aplanarse”. Al menos son indicios claros y palpables de que la curva de contagios puede aplanarse, con lo que podemos no ceder a la desesperación. Es posible que en este punto más de un lector desee festejar. Le rogamos que por favor no lo haga todavía, porque aquí viene una mala: mientras no haya cura efectiva o vacuna para la enfermedad, haber aplanado la curva en alrededor de 100.000 nuevos casos detectados diariamente nos insumiría unos 10 años exterminar al virus.

Veamos por qué: los epidemiólogos estiman que una infección de estas características, tan contagiosa, acaba cuando entre el 50% y el 70% de la población del planeta contrajo la enfermedad. Seamos benévolos y supongamos que –sin cura ni vacuna- nos despedimos del coronavirus Covid-19 cuando este alcanza a contagiar al 50% del planeta. Pues bien: somos alrededor de 7.500 millones de personas en el mundo. A un contagio detectado de 100.000 personas al día, hacen en el mes 3 millones de seres humanos de contagio detectado. Pero por suerte ello no incluye a los asintomáticos. El virus es tan contagioso que algunos epidemiólogos calculan que la cifra real de contagiados puede ser de diez veces la de los casos detectados. Ello implicaría un contagio real de 30 millones de personas al mes. Note por favor el lector que hoy estamos precisamente en ese punto. Pero para que de a 30 millones al mes se pueda contagiar el 50% del planeta se necesitan... algo más de 10 años.

En este punto puede cundir una profunda desazón. Y es que la duda es pertinente: ¿De qué sirve “aplanar” la curva de contagios si sin cura o vacuna podemos pasarnos años enteros en cuarentena? Quédese en este punto tranquilo el lector: ningún país del mundo aguanta años en cuarentena, así que de una u otra manera eso no va a ocurrir. Lo cual en el caso de Argentina es imperioso dado que lamentablemente estamos “peleando el promedio para la Promoción” en materia de posibilidades de aguantar económicamente una prolongada cuarentena.

Antes que cunda el desasosiego generalizado es necesario decir la segunda buena noticia: el hecho de haber “aplanado” la curva –en caso de que esta tendencia de unos 100.000 contagios detectados diarios se mantenga y los últimos 9 días no resulten una anomalía sino una realidad estable- permitiría pensar una alternativa. ¿Cuál?. Pues bien, aquí la segunda buena noticia: no es razonable pensar que en 10 años no aparezca cura ni vacuna para el coronavirus Covid-19. Mucho –muchísimo- antes del 2030 seguramente estará controlado. Por lo tanto, lo que hay que pensar es que quizás el terror hizo que se les fuera un poco la mano a las autoridades de los diversos países con las medidas de las cuarentenas. Y si bien –desde el punto de vista sanitario– no es aconsejable levantarlas pareciera que sí es posible atenuar algo su rigidez. Si el umbral de 100.000 contagios detectados diarios fuera a 150.000 o incluso se duplicara a 200.000, la aceleración en la tasa de contagios probablemente no causaría un desborde masivo en los sistemas de salud de diversos países, sobre todo si se aprovechan todos estos días para generar camas de cuidados intensivos y se llama a médicos experimentados para su atención.

¿Juzga el lector que esto es imposible? Pues bien….aquí va la tercera buena noticia: al día de hoy, según Worldometer, solo hay 50.798 enfermos de Covid-19 en situación crítica o desesperante en todo el mundo. Con lo cual, las camas en cuidados intensivos y el personal médico para soportar el doble de contagios diarios están o pueden estar. Pensar en el doble de esas 50.798 camas actuales exclusivas para coronavirus, para todo el mundo, no es un número descabellado.

Pero la alegría debe ceder ante la segunda mala noticia: ¡ojo, cuidado! El hecho de que los enfermos en cuidados intensivos alcancen esa cifra no implica en modo alguno que se reduzcan las muertes. Ocurre que si bien la tasa de mortalidad del virus sobre los casos totales es baja –hipotéticamente del orden del 2%- la tasa de mortandad sobre los casos detectados –que son los enfermos con síntomas que dieron positivo– es altísima. Nada menos que 21%. Sí: 21% de los que en forma comprobada dan Covid- 19 positivo fallecen. Veamos porqué: de los 1.910.000 casos detectados al 13 de abril los “casos activos” –pendientes de resolución– son 1.350.000 casos. El resto o bien murió (119.000 personas) o bien se curó (440.000 seres humanos). Vale decir que el 21% de todos los casos finalizados terminan…muriendo. Ello implica concluir que lamentablemente, aún en el hipotético caso de que nadie más se infecte en todo el mundo ya hay en camino... nada menos que 283.500 muertes en ciernes en breve tiempo. Más del doble de los que han muerto hasta hoy.

Los muertos van a empezar a hacernos empalidecer en cuestión de días, durarán semanas o meses, y podrán incluso ser muchísimos más dado que seguirán apareciendo infectados. Sin embargo, por primera vez aparecen claras señales de un fortísimo “achatamiento de la curva”. Un verdadero “aplanamiento”. Indicios, pero algo es algo. Un “aplanamiento” que quizás podría permitir que las economías de los diferentes países respiren “algo” relajando en lo posible las duras normas de la cuarentena. Pero hay -¿cuándo no?– un problema. Y es la tercera mala noticia: el contagio de este virus es tan alto que el riesgo es que sea muy difícil calibrar las cosas para pasar de 100.000 casos detectados diarios a 200.000. Un error y podríamos pasar en forma logarítmica a muchísimo más casos detectados, directamente a 500.000 diarios, 700.000 diarios, 1 millón diarios. ¡Nadie sabe debido al contagio exponencial! La economía, sin embargo -sobre todo la argentina, no espera. Necesita, como el agua, un “fine tuning” sanitario.

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Walter Graziano y Asociados

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