22 de julio 2008 - 00:00

Cuenta de almacenero

Martín Redrado
Martín Redrado
Néstor Kirchner presume de llevar los números de la caja como un almacenero. Por lo menos, en un cuaderno. En esos términos, podría decirse que Cristina de Kirchner decidió dar dos pasos elementales para cerrar las cuentas: consisten en raspar la olla y pisar los pagos. Todo vale para que los datos mensuales del superávit fiscal se mantengan por encima del año anterior. Igual que la inflación del INDEC (todos los meses divulga subas inferiores a las del mismo mes del año pasado), pero al revés.

Para inflar los ingresos, el gobierno acudió al Banco Central: le derivó casi $ 1.000 millones de utilidades que se acumularon en los últimos ejercicios. Los $ 1.200 millones previstos en el Presupuesto ya se transformaron en $ 3.300 millones, y la cifra seguirá en aumento en los próximos meses a favor de la Tesorería.

No será la primera ni la última vez que la Casa Rosada recurre a recursos extraordinarios (no vinculados a la recaudación) para mejorar los ingresos. El año pasado, el superávit fiscal había llegado en lo formal a 3,2% del PBI por los ingresos que generó la reforma previsional y el traspaso (compulsivo en muchos casos) de miles de aportantes de las AFJP al Estado.

Sin contabilizar ahora estos recursos que facilita el BCRA, que preside Martín Redrado, el superávit fiscal de junio hubiera caído cerca de 25% contra 15,1% de aumento que informó ayer la Secretaría de Hacienda.

  • Gasto

    Pero no alcanza con inflar de cualquier manera los recursos. También hace falta ocuparse del gasto. Como la recaudación venía por debajo de lo esperado, conflicto con el campo de por medio, se optó por demorar pagos. Las transferencias a las provincias, por ejemplo, cayeron nada menos que 43% en junio respecto del año anterior. Una clave más para entender el enojo de intendentes y gobernadores por el reparto inequitativo de recursos que decide la Casa Rosada.

    Además se congelaron las partidas destinadas a obra pública, como lo refleja el rubro de gastos de capital e inversión real. Prometer y no cumplir.

    No resulta sencillo determinar con exactitud cuántos pagos se postergaron a proveedores, pero existe deuda documentada que se está devengando; lo más grave, sin embargo, es que muchos compromisos contraídos directamente no aparecen en las cuentas oficiales. «Es una práctica común desde fines del año pasado: cuando se ve que la recaudación no viene bien, directamente se postergan pagos para ejercicios siguientes», se sinceraban ayer en el Ministerio de Economía.

    Pese a estos malabares, el deterioro de las cuentas públicas surge incluso de la información oficial. Mientras que en el primer cuatrimestre de 2008 el superávit fiscal fue 72% más alto que el del mismo período del año pasado, en mayo y junio la suba apenas orilló 14%.

  • Deuda

    ¿Peligra el pago de la deuda con este panorama? Con seguridad esto no será un problema en 2008 ni en el primer semestre de 2009. Pero la vuelta atrás en las retenciones móviles implica un agujero adicional para la Tesorería que no será sencillo reemplazar.

    Tal vez lo más lógico sea plantearse la vuelta a los mercados para financiar vencimientos como cualquier país normal.

    Bajo riesgo, claro, de ser considerado un apátrida. Pero, aun así, quedan demasiados temas sin resolver para conseguir una disminución del riesgo-país hasta niveles soportables que permitan financiación externa.
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