Otra revelación aportó la segunda rueda del «gran volumen» y es que la oferta no se ha encalmado. Fue una durísima lucha -pantalla va, pantallazo viene que ya no tiene la escena tradicional de las plazas en el recinto, sino que los golpes de órdenes se filtran por ordenador. Pero, solamente observando el total consumido en la rueda del martes y el porcentual de variación del índice, se puede inferir que nuevamente «donde las toman, las dan...» (y a la inversa). El que ganó fue el mercado, el sistema en su conjunto, el percibir que volvió al circuito una corriente de dinero que no había retornado, después del inicio de la era de las bajas. Y que, posiblemente, se ha sumado a ese caudal un cúmulo de dinero que actúa como el « navegante solitario», visitando puertos y no pudiendo recalar en ninguno. Nos acordamos, al pasar, de escenas vistas hace muchos años y en tiempos de mercado con calor de órdenes.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Pasamos de largo por lo de 1991/'92, hacemos un alto en 1976: en aquella ocasión, además de caerse por propio peso y madurez el ciclo accionario, recibió hacia finales de año dos golpes, dos « tiros de gracia» (con poca gracia). Uno, la insólita medida de sacar a la venta diaria los inmensos paquetes de acciones, que le habían quedado a la Caja de Ahorro y el BANADE, desde la época en que salieron a comerse las ventas como compradores permanentes, queriendo eliminar la posibilidad de bajas. Pero, el disparo definitivo sobrevino cuando comenzó el gran show de las tasas de interés y el ingreso a una zona financiera donde se retribuía al dinero con fastuosidad, «aceptaciones bancarias» y otros productos por el estilo. Así, salta a la vista que el verdadero enemigo mortal de un mercado bursátil lo constituye ese nivel de tasas, que se hacen seductoras y prometiendo renta y seguridad. Con el primer ítem puede competir la Bolsa: no con el segundo.
Y resulta que en estos tiempos, por ahora, el imán de la colocación financiera libre de riesgos no está en escena. Y desde la gran masa flotante se desprenden algunas -no demasiadasesquirlas, que deciden ir a recalar a los papeles privados. Las primeras ruedas, últimas de febrero, trajeron consigo el pan de los tesoreros de la Bolsa y el Mercado de Valores, debajo del brazo: cantidad de órdenes, superando los $ 100 millones de efectivo, conformada de abundante compra... pero, con fuerte corriente vendedora.Y si en la primera vuelta se logró 4,6% de aumento en precios, en la segunda apenas 0,34%. Es halagador a la mente preguntarse ¿por qué llegan tantos compradores? Pero no debe dejarse de lado la otra incógnita: ¿por qué abandonan tantos otros? Y las respuestas pueden contener una decena de hipótesis. Tantas como polémicas pueden armarse al hablar -en serio y en privadoacerca del presente y futuro de la propia economía. El testmatch de la Bolsa es como un espejo de lo que ocurre en la sociedad.
Dejá tu comentario