Periodista: Pasó la reunión de la FED y la conferencia de prensa de Jay Powell, y la sorpresa fue encontrarse con un banco central que no se aparta de su libreto. No niega la suba de la inflación, no afirma tampoco que se corregirá pronto. Pero mantiene su postura. Prefiere ver y esperar. No se inquieta para nada. Y lo único que cambia, el ritmo al que reduce su hoja de balance, se puede interpretar más como una señal de relajación que de endurecimiento.
Diálogos de Wall Street
Los mercados retoman la fe alentados por la FED. ¿Qué hay por detrás, Gordon Gekko, de la postura tan amigable de Powell y su gente?
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La relación mercados-FED, desde la óptica del analista que se escuda bajo el seudónimo de Gordon Gekko.
Gordon Gekko: Es un mensaje muy fuerte porque además es muy claro. El discurso de la FED pivoteó hacia la baja de tasas en diciembre. La retórica, solamente. Su accionar no se modifica desde julio que fue la última vez que elevó sus tasas. Desde entonces, espera que la política monetaria, tal cual ajustó sus parámetros en julio, se ocupe de conducir la tasa de inflación a la meta de 2%. Lo que funcionó muy auspiciosamente sobre el final de 2023, se complicó en el primer trimestre. Y las opciones eran dos. Endurecerse a tono con la data adversa de inflación (empezando primero por el discurso) o esperar que la data se modere.
P.: Que fue el camino elegido.
G.G.: Y claramente señalado por Powell. Como para que nadie abrigue dudas.
P.: La FED toma sus riesgos.
G.G.: En cualquiera de los dos casos. También se puede equivocar por omisión. Pero confía en que la política monetaria está sintonizada en un dial restrictivo que es el adecuado para alcanzar sus propósitos. No cree que haya que tocar más la perilla del agua fría.
P.: A Powell se le preguntó si podía requerirse un aumento de tasas de interés. No lo descartó, pero dijo que lo veía como muy poco probable. En cambio, la baja de tasas sigue en pie, sujeta a que se verifique la mejoría esperada en la inflación.
G.G.: O que se deteriore la pujanza de la economía real y también la torne aconsejable. No se olvide de esta segunda razón, porque la FED la tiene presente, aunque no la nombre.
P.: Cuando Powell dice que la suba de tasas es improbable, les da la mano a los mercados y sabe que los mercados le tomarán el brazo. No puede ignorar que los mercados lo verán como un guiño a favor de la baja de tasas, aunque no lo sea. ¿Le interesa, acaso, después de su traspié en abril, sostenerlos o reavivar su excitación? Porque, además, eso fue lo que ocurrió de inmediato.
G.G.: No le interesó asustarlos. O mantenerlos demasiado precavidos. Como mínimo. La gobernadora Bowman, un par de días después, desplegó un discurso más puntilloso. Reconoció, incluso, que una suba de tasas podía ser necesaria para atenazar la inflación si no se modera sola.
P.: El diablo está en los detalles.
G.G.: El diablo estará en las minutas de la reunión. Pero Powell, y el comunicado oficial, prolijamente evitaron esos detalles. Adrede. No se quiso diluir el mensaje principal. Que es el que recibieron los mercados con el anuncio del tapering de la reducción de la hoja de balance. La FED no está pensando en una suba de tasas. Ni siquiera de las tasas largas que son las que tienen piedra libre para moverse.
P.: Si los mercados rumiaban la posibilidad de una baja de tasas antes de fin de año, ahora son dos. Si los atravesaba el temor de una corrección, ahora están de nuevo apostando fuerte al alza. Está claro que Powell los empujó.
G.G.: Pasaron cosas después de Powell. Inmediatamente después.
P.: ¿Cómo qué?
G.G.: Se calmó la data, la que venía embravecida.
P.: El informe de empleo mostró una moderación en la creación de nuevos puestos de trabajo en abril.
G.G.: Sin esa información, los mercados no hubieran reaccionado de manera tan contundente. Y si el informe laboral hubiera confirmado la aceleración del primer trimestre, créame, las opiniones estarían muy divididas. No solo los mercados no se hubieran atrevido a seguir avanzando como lo hicieron, mucha gente pensaría en un posible error de juicio de la FED.
P.: ¿Powell conocía la data de antemano?
G.G.: No. Conoce el contexto, tiene acceso a muchísima información, y muy granular, pero no puede adivinar el futuro ni mucho menos acomodarlo a su capricho. La moderación que recoge el informe ISM de servicios está a tono con lo anterior. Valida la decisión de esperar que la data que se desvió en el primer trimestre vuelva a encarrilarse. En especial, la inflación que fue la que pateó fuerte el tablero. La cita con ella es la semana que viene. Y ya sabemos que la FED es optimista.
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