Periodista: Se calmó la tormenta de los mercados. ¿Ya pasó lo peor? ¿O es meramente una tregua y hay que esperar un nuevo tropiezo a la vuelta de la esquina?
Diálogos de Wall Street
¿Cómo sigue la saga de los mercados, Gordon Gekko? ¿Están curados de espanto ya o próximos a otra recaída?
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La saga de Wall Street, en la mirada del analista que se escuda bajo el seudónimo de Gordon Gekko.
Gordon Gekko: Lo peor ya pasó. La recesión que se temía no es tal. La economía crece saludable.
P.: Esa es su opinión.
G.G.: Pero es también lo que dicen los indicadores cuando se los considera con una visión de conjunto. No es únicamente opinión, es la evidencia.
P.: La recesión no se produjo todavía, pero no faltan señales de enfriamiento. En el mercado de trabajo, en la industria, y en algunos balances de empresas. ¿No es difícil sostener así que lo peor ya pasó?
G.G.: Zafamos de la encerrona. No caímos en ninguna recesión como asevera la regla de Sahm. No se trata de un hecho consumado. El aumento de la tasa de desempleo no equivale a un certificado de recesión. No esta vez. Punto. Por supuesto, el futuro está por escribirse. Y la economía podría complicarse más adelante. Aunque inclusive en ese caso existen vías de escape disponibles. Empezando por la FED y la baja de tasas que Powell telegrafía para septiembre. Y hay que ponderar dos ingredientes importantes.
P.: ¿Cuáles?
G.G.: La FED mantiene las tasas nominales estables desde julio de 2023. Las tasas reales subieron con parsimonia, y no de manera violenta como ha sido habitual. Las chances de provocar destrozos bruscos así son bajas. Sí creo que podemos estar cerca de un punto de inflexión, como dijo Mary Daly de la FED de San Francisco. La relación entre las búsquedas laborales y la tasa de desempleo, la curva de Beveridge, volvió a la normalidad pre pandemia. Si la demanda laboral sigue disminuyendo cabe esperar que la tasa de desempleo, que absorbió esa tendencia impasible y se mantuvo dos años casi sin cambios, ahora trepe con rapidez.
P.: La FED, en ese caso, también apresurará la poda de tasas. Austan Goolsbee, de la FED de Chicago, ya lo dijo. Tras una primera baja, lo usual después es que vengan otras.
G.G.: La regla de Sahm se puede hacer un picnic. Sin embargo, entendamos la película que está en cartelera. Es un western, sí. Es una de cowboys, pero el guión es diferente. El empleo aumenta. Los despidos, no. El crecimiento en el número de desempleados se debe a factores temporarios o son personas que ingresan a la fuerza laboral y no encuentran trabajo. Eso no es tampoco una recesión. No obstante, como usted dice, la FED preferirá abrir el paraguas, por las dudas. Y las tasas largas ya comenzaron un repliegue sustancial por las suyas. Son factores laterales de gran ayuda.
P.: ¿Se habrán convencido los mercados de esta realidad?
G.G.: Probablemente, no. La zozobra que vivimos en la Bolsa dice más de la fragilidad de los mercados que de la economía real. Y no se debió solo al temor de recesión. Empezó antes, con la depuración profunda de las cotizaciones de Nvidia y las acciones tecnológicas. Siguió después de los anuncios del Banco de Japón. Fue un golpe fuerte en un momento de debilidad y confusión. ¿Recesión? ¿Se acabó el "carry trade"? ¿Qué tamaño tendrá la factura? Esos fueron los interrogantes del lunes negro. La volatilidad se fue por las nubes. Y esos sustos sí dejan secuela en el ánimo de los inversores.
P.: ¿Se desarmó ya el negocio del arbitraje?
G.G.: No. Pero pasó el peligro de una catástrofe. Los mercados crujieron, pero no se rompió nada delicado. Las instituciones japonesas, la semana pasada, incrementaron sus posiciones de activos internacionales, según el Ministerio de Finanzas. El yen se apreció, hizo un overshooting, una sobrerreacción. Y optaron por aprovechar la oportunidad. ¿Significa que tomaron más posiciones de carry especulativo? No. Muchas de estas inversiones son de largo plazo. Simplemente, se adelantó su concreción. Compraron activos del mundo a precios descontados por la zozobra. Una dinámica, pues, que facilitó la estabilización temprana.
P.: Todo el mundo habla del empleo, pero esta semana vuelven a difundirse los datos de inflación de EEUU. Damos por sentado que la FED bajará sus tasas de interés, pero, ¿ya no le prestará más atención a los precios?
G.G.: El primer trimestre la inflación provocó un dolor de cabeza. Y canceló toda posibilidad de empezar la baja de tasas. La FED apeló a la paciencia. No endureció la política monetaria por un sobresalto puntual.
P.: Que perduró tres meses.
G.G.: Sí. Tenía una visión que era distinta a los datos del momento, y se aferró a ella. En el segundo trimestre, se dio vuelta la tortilla. Por completo. Acertó. Y los precios minoristas, inclusive, dejaron de subir desde mayo. Un mal número ahora volvería a sacudir a los mercados, pero la FED ya empezó la cuenta regresiva para la baja de tasas. Creo que si la inflación repunta, lo relativizaría. Tendrá la chance de recibir la lectura de agosto para confirmarlo o no, pero el enfriamiento del mercado laboral es la clave que guía sus pasos en la actualidad. La inflación dejó de ser una urgencia. La FED la llevará a 2% pero no tiene un apuro especial. Y ya vimos la sensibilidad detrás de los riesgos de una recesión. Esa es la maniobra más importante hoy.




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