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• El precio de referencia del crudo del Golfo San Jorge es el llamado «Escalante» y no el West Texas Intermediate (WTI). Este último es el precio del petróleo del oeste de Texas, que hoy cotiza a u$s 65 por barril. El «Escalante», en cambio, cotiza en la actualidad a u$s 52 por barril. Esto es lo que se paga por cada barril de nuestro petróleo. Del «Escalante» el mercado local consume apenas una parte.
El Estado nacional descuenta 31% en retenciones a las exportaciones, lo que representa u$s 16,12 por barril, y los Estados provinciales 14% en concepto de regalías hidrocarburíferas e Ingresos Brutos, lo que equivale a otros u$s 7,28 por cada barril. Lo que resta, u$s 28,6, es lo que se dispone para la actividad petrolera. En la actualidad, las empresas operadoras utilizan en promedio unos 19 u$s/bl para encontrar el petróleo, hacer las inversiones -tales como perforar pozos-, extraerlo, producirlo y procesarlo. Esto es un costo para las empresas y en definitiva es la plata que se utiliza para pagar los sueldos de todos los empleados y a todas las compañías de servicios que permiten que esa producción se realice. Es el dinero que circula en la región y que se refleja n lo que denominamos un «verano económico en la cuenca». El Estado nacional, por su parte, descuenta otros 3,36 u$s/bl por Impuesto a las Ganancias. En definitiva, las operadoras se quedan con u$s 6,24 por barril. Por eso, lo que ocurrió en Las Heras con 18 días de paro significó una pérdida de producción de 1.437.768 barriles.
• Entre retenciones, regalías e impuestos el gobierno perdió $ 115.400.000. Esto es el equivalente a construir 24 escuelas, 8 hospitales como el actual de Las Heras, 1.200 viviendas o realizar 1.150 cuadras de pavimento. Las operadoras perdieron $ 26.900.000; esto es lo que pueden utilizar en nuevas inversiones, exploración y dividendos. La región perdió $ 40.970.000 de ingresos en 18 días. Este último valor significa que las empresas de servicios, los comercios y la comunidad de toda la región dejaron de percibir, invertir y procesar más de 40 millones de pesos. Se trata de dinero que hubiera circulado en la zona y hubiera significado contratación de personal, talleres metalmecánicos, compra de materiales, equipos, alimentos. No se trata de capital golondrina, sino que representa el ahorro regional aplicado a la creación de empleo. La mayoría de estas empresas califica como pyme, y algunas son emprendimientos de ex empleados de YPF. Dependientes de la actividad petrolera, las empresas zonales son económicamente las más perjudicadas en estos conflictos. Han apostado a la región y tienen todo su patrimonio comprometido en el quehacer petrolero. A ellas les sigue el resto de la actividad que subcontrata y el perjuicio alcanza también al comercio.
• En todo lo anterior no están expresados los costos indirectos, principalmente el daño ambiental y el daño geológico. Todos sabemos el impacto contaminante que se ocasiona en el medio ambiente debido a los derrames producidos por las instalaciones sin control. Y lamentablemente para nosotros y generaciones venideras, se han provocado derrames sin sentido ni réditos. Este es un daño que no debe ser cuantificado en el costo de remediación, de por sí elevado, sino en el efecto permanente sobre el hábitat. Por otro lado, cada vez que se reinicia la actividad no es posible volver a alcanzar los mismos niveles de producción, ya que los sistemas de extracción, en especial la recuperación secundaria, cuando se detienen provocan un daño geológico que hace que se pierda para siempre petróleo que no podrá ser extraído.
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