20 de septiembre 2022 - 14:06

Con la ayuda de las rentas de la propiedad, el Gobierno llegará a cumplir la meta fiscal con el FMI

Para este año el Gobierno proyecta un déficit primario de caja del 2,8% del PBI. Podrá usar ingresos extrapresupuestarios por 0,3 puntos para lograr el 2,5%, pero además tendrá que recortar 10% el gasto en el segundo semestre, algo poco común por la estacionalidad.

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El ministro de Economía, Sergio Massa, cumplirá este año con la meta del déficit fiscal primario del 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI), aunque para ello va a tener que ajustar 10% el gasto en el segundo semestre y tomar como ingresos corrientes una parte de las denominadas Rentas de la Propiedad, es decir, ganancias contables obtenidas a partir de la colocación de Letras del Tesoro.

De acuerdo con las proyecciones contenidas en el Presupuesto 2023 que el Gobierno presentó a la Cámara de Diputados el jueves de la semana pasada, el equipo económico prevé un déficit primario este año de $2,3 billones, que equivale al 2,8% del PBI. Esa cifra es de unos $500.000 millones superior a la prevista originalmente en el acuerdo ($1,8 billones). La diferencia se debe, sobre todo, al efecto del incremento de la inflación muy por encima de lo estimado originalmente.

El acuerdo de Facilidades Extendidas que cerró el ex titular del Palacio de Hacienda Martín Guzmán en marzo de este año contemplaba un PBI para 2022 de unos $70 billones. En junio, poco antes de terminar su gestión, Guzmán ajustó los números del presupuesto prorrogado del 2021.

Lo que no estaba previsto era la crisis político-financiera ocurrida en el sexto mes, con la profundización de las diferencias entre sectores internos del oficialismo, y los temores a un reperfilamiento de la deuda en pesos, que es la única fuente de financiamiento con la que cuenta el sector público. El dólar blue escaló hasta $350 y elevó la inflación a niveles del 7% mensual.

Según un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), que dirige el economista Jorge Colina, con un PBI nominal más alto ($82 billones), el déficit de $2,3 billones equivale a 2,8% del PBI. Serían 0,3 puntos porcentuales por encima de la meta de 2,5% prevista para este año, algo que está dentro del rango de lo aceptable para el organismo que conduce Kristalina Georgieva.

“Medido en términos del PBI los desvíos son menos profundos. Seguramente esto será usado como argumento por parte del gobierno argentino para conseguir el perdón del FMI, argumentando que un déficit del 2,8% del PBI implica una mejora respecto al año pasado y no está tan lejos de la meta acordada del 2,5%”, dice el reporte de IDESA.

Eugenio Marí, economista en jefe de la Fundación Libertad y Progreso, explicó a Ámbito que de acuerdo con la iniciativa “el Gobierno no va a estar entrando en incumplimiento”. “El 2,8% surge teniendo en cuenta las Rentas de la Propiedad por 0,3 puntos del PBI”, señaló. Y destacó que el acuerdo permite incluir ese tipo de ganancias contables como ingresos primarios, a lo que se agrega otro 0,2 que se podrían financiar con créditos de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). Con ello, el déficit primario podría llegar a ser del 3% del PBI en 2022. Dicho de otro modo, con esos recursos extraordinarios el Gobierno podría haber atravesado este año sin hacer ajustes y ahora es esperable que trate de hacerlo valer en diciembre en la última revisión.

El problema en realidad es que durante el primer semestre el nivel del gasto público venía creciendo muy por encima de lo compatible con la meta. De acuerdo con la Oficina del Presupuesto del Congreso (OPC), lo venía haciendo a un nivel del 12% promedio.

Según señaló Santiago Manoukián, de la consultora Ecolatina, “en el segundo semestre el gasto debería caer en términos reales un 10%”. El economista advirtió que, por el contrario, estacionalmente en la segunda mitad del año el gasto tiende a crecer. “Solo se vio una caída del gasto en 2001 y 2002”, recordó el economista de Ecolatina. Precisamente, esos dos años fueron los dos más duros por la caída de la convertibilidad.

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