26 de diciembre 2006 - 00:00

Monocultivo: país más sojadependiente

La superficie destinada a la soja creció 4,4% este año. El aumento, que puede parecer poco significativo, adquiere mayor relevancia por tratarse de un cultivo que ya abarca más de 50% de la superficie cultivada en el país, al menos con los principales granos. La cosecha puede llegar a superar 40 millones de toneladas en 2007. La fuerte apuesta, una vez más, al «oro verde» tiene varias aristas. Ganan productores con menores riesgos porque la oleaginosa no está en la mira del gobierno, ya que tiene poca incidencia en precios al consumidor. Gana también el gobierno porque sus ingresos por retenciones son clave para el superávit. Pero pierde el país, que ya ingresó en la peligrosa instancia del monocultivo. No sólo margina actividades de economías regionales, sino que muchas cuentas dependen de una sola actividad.

Monocultivo: país más sojadependiente
La soja volverá a ser el «oro verde» para el campo y el gobierno durante 2007. Su cotización, aún lejos de los récords de tres años atrás, permitirá ingresos estratégicos para productores y para las arcas fiscales que se alimentan con, por ahora, 23,5% de su valor pleno por el cobro de las retenciones.

Pese a que en el mercado estadounidense, aquél al que analistas y operadores miran con interés debido a que marca tendencia mundial, el maíz -que este año aumentó 80% sus precios- ganará en 2007 la pulseada de hectáreas con la soja, los costos de implantación de la oleaginosa son mucho menores a los del cereal. En la Argentina, dicho motivo es fundamental para demostrar una preferencia determinante: la implantación de soja aumentará 4,4% hasta totalizar 16 millones de hectáreas destinadas al cultivo. El maíz, en tanto, crecerá 8,5% durante la campaña 2006/07 en comparación con la anterior aunque apenas rondará los 3,45 millones de hectáreas.

  • Datos contundentes

  • En el país hay 170 millones de hectáreas en explotaciones agropecuarias, 40 millones son superficies implantadas, de las cuales los cuatro principales cultivos (trigo, maíz, soja y girasol) se llevan 27 millones de hectáreas. Los datos no son menores ya que muestran el potencial de crecimiento que tienen todos los cultivos en el país. Para forestación, por caso, existen 20 millones de hectáreas aptas para la actividad aunque sólo se explotan 850.000.

    Los datos del INDEC ( correspondientes al último censo) son contundentes. Si se evalúa la menor incidencia de insumos y la fuerte resistencia del cultivo, es fácil de prever una Argentina sojera por excelencia, ya que varios analistas coinciden en que, con menores riesgos de los insumos (por los pocosrequerimientos) y escasa incidencia en los precios internos de los alimentos, no es disparatado pensar que los productores se volcarán decididamente a este cultivo.

    Algunos estudios privados, por caso la Fundación Producir Conservando, que lidera un grupo de empresas proveedoras de insumos y de servicios, estima que ya más cerca de 2015 los cuatro principales cultivos -que hoy absorben 27 millones de hectáreas, ocuparán un área del orden de las 36,2/36,7 millones de hectáreas. Un informe de dicha institución recuerda que la mayor superficie «sembrada en la Argentina en los últimos 80 años -independiente del ciclo y producto considerado- alcanzó los 30,1 millones de hectáreas, con lo cual los incrementos totales esperados según ambas hipótesis, se reducirían a sólo 20/ 22%, si relacionamos las expectativas con ese máximo».

    El trigo continúa siendo el cultivo marginado. Y dicha posición se confirma en que el área destinada al cereal cayó 0,2% en la campaña 2006/07 motivado por la fuerte intervención del gobierno sobre el mercado, ya que el cultivo tiene fuerte incidencia sobre el consumo interno. Durante este año el gobierno cerró los registros de exportaciones de trigo, obligó a subsidiar a exportadores del cereal que venden a la molinería y terminó generando desconfianza en el mercado. El gobierno también intentó intervenir el mercado de maíz y provocó restricciones en las ventas externas que aún se mantienen tanto como los rumores sobre aumentos en las retenciones.

    Este panorama consolida el posicionamiento de la soja. Un incremento en las retenciones sobre la oleaginosa tendría un matiz exclusivamente recaudador, aunque no se descarta porque el cultivo se afirma y se sostiene como el más promisorio de la Argentina, marginando a la ya tan vapuleada ganadería.

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