Presionan más a exportadores por alzas en el trigo y el maíz
Pasó con la carne, el petróleo y ahora se extiende a todos los granos que están subiendo en el exterior y que amenazan con trasladar aumentos a precios internos. En este sentido, el mercado de cereales concentrará la mayor atención del gobierno hoy. Si bien el viernes terminó de definirse un acuerdo por el precio del trigo, en el que los exportadores cederán el volumen que necesitan los molineros, una mayor suba en el mercado internacional generará más mal humor por las regulaciones internas. Con la fuerte alza del maíz se esperan presiones y "sugerencias" sobre el mercado (es clave porque abastece a los productores de carnes vacunas, aviares y porcinas). Agricultores temen que se les acoten los precios que reciben por el maíz en el mercado interno. Todo genera confusión y descontento de la producción, y alto acatamiento de la industria y de exportadores.
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Se dice que los exportadores venderán a los molinos harineros el trigo necesario para el trabajo de los días que faltan hasta la entrada de la nueva cosecha, a fines de noviembre.
Mientras la Federación Argentina de Industria Molinera (FAIM) se mostró conforme con el acuerdo, realizado en nombre del gobierno por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, algunos molinos pequeños salieron al cruce de dicho acuerdo porque dijeron que «ahora no conseguiremos el trigo necesario, al menos al valor que presume el gobierno».
«Los exportadores proveerán a los molinos a un precio de no más de $ 3,70 el quintal de trigo a partir de hoy y por 20 días para poder mantener los precios del pan en el mercado», dijo ayer a Ambito Financiero el presidente de la Federación de la Industria Molinera (FAIM), Alberto España. «Es un acuerdo que fue hecho vía telefónica y busca controlar el valor del trigo y no afectar al productor. Los exportadores repartirán alrededor de 200 mil toneladas a la molinería argentina», explicó el empresario.
«El único dato que, por el momento, no se sabe es de qué manera se va a distribuir, es decir, qué cantidad de cereales va a recibir cada una de las empresas molineras», afirmó España.
Los exportadores se mantienen en silencio. Hoy será un día de prueba para las aspiraciones de los funcionarios que pretenden que no se recaliente el mercado interno de harina y pan.
Algunos productores, en tanto, reaccionaron en contra. La Confederación de Asociaciones Rurales de la provincia de Santa Fe (CARSFE), que depende de CRA, sostuvo que «la intervención en la comercialización del trigo no resuelve el problema al consumidor y destruye el normal funcionamiento del mercado, con consecuencias nefastas, como la historia reciente de la carne y de los lácteos».
La entidad encabezada por el dirigente y productor, Manuel Cabanellas, indicó que «al tomar estas medidas consideradas por el gobierno « necesarias», con el motivo de obtener un supuesto beneficio para el consumidor, se vuelve a intervenir el mercado, generando distorsiones, sin lograr el objetivo, beneficiando a exportadores y/o molineros, volviendo a producir pérdidas de rentabilidad al productor con el consecuente desánimo como se refleja hoy con la disminución del área sembrada».
Los productores rechazan el acuerdo entre molineros y exportadores con el gobierno porque indican que «la incidencia del trigo en el costo del pan es de sólo 15%, lo que demuestra que las resoluciones tomadas carecen de sustento técnico».
Pero la inquietud del sector público y del privado no es sólo por el trigo. El maíz ya superó los máximos de los últimos 10 años y aunque registró leves recortes el viernes en Chicago, donde cerró a u$s 134,7 por tonelada, en la Argentina se cotiza a u$s 127, con ganancias que acompañan al mercado internacional. Ante las previsiones alcistas algunos analistas intuyen que el gobierno intentará también delimitar las subas en el producto debido a la alta incidencia que éste tiene sobre la producción de carnes (bovinas, aviares y porcinas).
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