27 de enero 2020 - 00:03

Deuda: reina confusión y se complica estrategia Nación-PBA

Entre la sorpresa bonaerense y la forma y el estilo con que se inició la renegociación de la deuda no hay duda de que se ha inyectado una, innecesaria, fuerte dosis de incertidumbre entre los bonistas.

El gobernador Axel Kicillof, junto al ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López.

El gobernador Axel Kicillof, junto al ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López.

Foto: Ministerio de Comunicación Pública de la Provincia.

Ayer venció el cupón de intereses del Bono 2021 de Buenos Aires y hoy, primer día hábil, el Gobierno de Axel Kicillof debería estar pagándolo. Eso esperan los bonistas ya que siempre fue la intención oficial, más allá de la renegociación “sui generis” lanzada a mediados de mes.

Sin embargo, el nivel de incertidumbre generado en torno a la renegociación de la deuda soberana y, sobre todo, en el corto plazo, a la provincial da lugar a dudas en el mercado. Mientras los fondos y los inversores esperan noticias concretas sobre lo que piensa hacer el Gobierno argentino con la reestructuración de la deuda, cada día es más insoslayable el daño, por ahora, parcial de intentar “reperfilar” el pago de los u$s250 millones del bono bonaerense.

Más allá de la confusión reinante, en el mercado advierten que la estrategia negociadora del Gobierno nacional y de Buenos Aires está en un serio brete, que terminará restándole margen de maniobra al equipo del ministro de Economía, Martín Guzmán.

Ocurre que según la visión que transmiten los inversores extranjeros, en el caso de Buenos Aires, el principal problema nace de la desconfianza provocada por las implicancias que tiene la iniciativa oficial de que la Nación y la Provincia de Buenos Aires van a negociar juntas y con la misma idea, o sea, la misma estrategia. En tal sentido, está claro que la estrategia de la Nación (Guzmán) es básicamente seguir pagando los intereses y reestructurar el principal, por lo menos, hasta que termine la negociación. Esta estrategia es consistente con no entrar en default o evitarlo, por el solo hecho de que la Nación no tiene pago de principal, ya que el primer vencimiento de capital importante es en 2021. Por eso consideran que esta estrategia a Guzmán le funciona.

En cambio, a Kicillof, que tiene dos importantes vencimientos en el primer semestre de 2020, esta estrategia no le sirve. Es que Kicillof está intentando “patear” el primer vencimiento grande a mayo para evitar un default y después reestructurar todo como lo quiere reestructurar Guzmán, es decir, en los mismos términos que la Nación. Pero el inversor extranjero lo que está viendo es que le están pidiendo un consentimiento para pasar el vencimiento al 1 de mayo, pero ese día no es que le van a pagar, ese día le van a reestructurar igual que a la “Guzmán”. Entonces plantean: “Hagamos distinto, tráiganme su idea de reestructuración, díganme qué es lo que quieren hacer con la deuda y veamos toda la deuda junta y sentémonos a discutir todo junto, y en función de eso le vamos a dar el consentimiento de la oferta si está bien o está mal”. Pero el problema es que Kicillof no puede hacer eso porque la oferta la va a hacer Guzmán, entonces, el gobernador no les puede hacer una oferta a los bonistas extranjeros y no les puede pagar tampoco porque no tiene la plata y no se la dan, y ahí están trabados.

Consideran que si bien se extendió el plazo, les cuesta mucho creer que vaya a cambiar algo. Lo único que puede llegar a cambiar es que como la mayoría de los bonistas extranjeros creían que si no le daban el consentimiento, o sea, que si al 22 de enero no se llegaba al 75% de adhesión, Kicillof no iba a pagar el cupón de intereses tampoco. Ahora, extendido el plazo al 31 de enero, Kicillof va a tener que pagar el cupón que venció ayer. De hacerlo, será un gesto de buena voluntad y puede ser que haga que alguno de los grandes inversores cambie de opinión y le arrime al 75%. Para analistas y bonistas la realidad es que en la práctica llegaron a un punto muerto: los inversores extranjeros lo que quieren es lidiar con la reestructuración completa, que les lleven una oferta por toda la curva de Buenos Aires y no por la del Bono 2021, sobre todo, porque en algún momento se la van a llevar, entonces, dicen “hagámoslo ahora”.

Kicillof está en un brete, no tiene la plata para pagar y no puede hacer una oferta ahora. De modo que hoy la sensación de los bonistas es que el 31-E va a llegar y va a pasar, y Kicillof va a seguir sin consentimiento, va a seguir abajo del 75% y es probable que Buenos Aires vaya al default. Ahora bien, ahí se complica todo porque en el momento en que Kicillof vaya a un default se desacopla la estrategia de la Nación y de la provincia. Porque Guzmán va a hacer su oferta ya que la Nación no va a estar en default, pero Kicillof va a tener que hacer una oferta distinta, porque la oferta de Guzmán no le va a servir porque esa oferta no sirve para levantar un default, sirve para reestructurar una deuda que está vigente, y ahí es donde se tiene la sensación de que se ha complicado un poco todo.

Por muy poca plata ya se han metido en una rinconera en la que no se tenían que haber metido porque ahora tienen un problema adicional: supongamos que el 31-E le dicen a Kicillof que “no”, o sea, no junta el 75%, pero decide pagar, porque dice que por tan poca plata prefieren no tener este desastre, y pagan los u$s250 millones y listo. Esto es un juego repetido, si ellos amenazaron al mercado con que se lo iban a llevar puesto, que iban a ir al default y a último momento “volantean”, cuando dentro de dos meses Guzmán se tenga que sentar a jugar al póker con los mismos inversores, éstos ya van a saber que volantearon.

Entonces, ahora tienen un problema, porque ir derecho al default es un drama para la provincia ya que le van a cortar el crédito y Buenos Aires va a pagar consecuencias de economía real por ir a un default. Pero al mismo tiempo “volantear” y pagar ahora reduce muchísimo la fuerza de negociación del soberano, o sea, de la Nación dentro de dos o tres meses, cuando Guzmán tenga que reestructurar la deuda nacional.

Por lo tanto, está claro que por u$s250 millones se han metido en un brete bastante complicado, y que hoy da la sensación de que no hay alternativas interesantes.

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