La caída del consumo de lácteos y de carne en el primer semestre de 2024, muestra la magnitud de la crisis económica en la que vivimos, en donde 1 de cada 5 argentinos es indigente (no llega a comprar la mínima cantidad de alimentos). Esta crisis económica traerá una crisis humanitaria: el hambre y la mala alimentación implican un aumento de la mortalidad, sobre todo la infantil, y las enfermedades. También refleja cómo la crisis se derrama en la sociedad.
Se profundiza la recesión y se desploma el consumo de productos básicos
Los índices muestran una caída en el consumo de lácteos y carne. También baja en otros productos y en los servicios.
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El consumo sigue por el piso: bajó cerca de un 18% en supermercados en septiembre
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Consumo: la recaudación del IVA cayó en septiembre el 15,5% interanual real
El presidente Javier Gerardo Milei ya se puede jactar de tener cifras similares a la de ese período de oro del país que él tanto evoca, que va desde la generación de 1880 hasta el ascenso del primer degenerado fiscal, en sus palabras, don Hipólito Yrigoyen. El consumo anual per cápita de carne vacuna este año será inferior al de 1920. Aquel año el consumo fue de 46,9%. Este año será de 45 kilos, mucho menos que el promedio histórico de casi 73 kilos, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. Es la cifra más baja en 110 años.
Si bien es cierto que el consumo de carne vacuna ha ido descendiendo desde la segunda mitad del siglo pasado (entre otras causas por factores de salud, como la recomendación médica de ingerir menos carne bovina), Argentina sigue siendo uno de los países que más carne consume. Pero en las crisis económicas, el consumo migra de manera urgente hacia la ingesta de proteínas más baratas como el pollo o el cerdo. Este año, la suma del consumo de carnes bovina, aviar y porcina en Argentina llegaría a los 105,7 kilos. por habitante. Esto significaría una caída del 9% respecto de 2023, siendo el consumo más bajo desde 2011, con un consumo de 7 kilos menos por habitante comparado con el promedio de los últimos diez años (112,8 kilos).
La Bolsa de Comercio rosarina indica que la proporción de carne bovina habría caído 3,5 puntos porcentuales respecto al 2.023, alcanzando un mínimo histórico. Es la primera vez en los registros que el habitante promedio en Argentina consumiría en 2024 la misma cantidad de carne vacuna que de pollo (alrededor de 44,5 kilos). Si se tienen en cuenta los ingresos brutos promedio del sector asalariado, alcanzaría para comprar 146,6 kilos de asado en el 2024. Eso representa una caída del 5,6% con respecto a 2023, cuando alcanzaba para comprar de 155,2 kilos. En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años, en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kilos. menos por persona, con una caída del 13,3%.
En simultáneo, cayó también el consumo de lácteos: un 17,6% en el primer semestre de 2024. Según el informe elaborado por el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino, los datos indican que el consumo este 2024 sería de 156,3 litros por persona contra los 194 litros per cápita del año pasado con que cerró el año 2023. En este escenario, la compra de lácteos retrocedió 17,3% en toneladas y 14,4% en litros en el primer semestre del año frente al mismo periodo de 2023. Estas cifras advierten que, de seguir esta tendencia, el 2024 terminará con el consumo más bajo de la historia. Los quesos, que representan el 60% del consumo de lácteos, tuvieron una caída del 18% interanual, con una caída del 11% en el primer semestre. Los postres y flanes cayeron un 53,4%, los yogures 22,2%, la manteca 16%, la crema 12%, y el dulce de leche 13,7%.
El derrumbe en la compra de alimentos muestra en toda su plenitud los graves datos de la encuesta publicada por UNICEF Argentina este año. Ahí se informa que un millón de niños se van a la cama sin cenar. La cantidad llega a un millón y medio si se considera a los que se saltean alguna comida durante el día. Los adultos que viven en esos hogares que se saltean alguna comida se eleva a 4.5 millones, en muchos casos porque priorizan que sus hijos puedan alimentarse.
Otros números de la crisis son el Índice Banco Provincia de Consumo (IBP Consumo, llevado a cabo por la Gerencia de Estudios Económicos del banco estatal y se ajusta por la inflación según el INDEC), que registró en junio un descenso del 0,8% con respecto al mismo mes de 2023. Este índice se realiza basándose en el consumo total medido a través de los productos comerciales del banco. Este consumo aumentó sólo 4,4% interanual pese a que el número de clientes creció 31,7% en el mismo período. La billetera virtual de BAPRO ha tenido un gran crecimiento de clientes debido a las promociones en carnicerías, granjas, y pescaderías (negocios en los que el consumo no de caer a pesar de ser esenciales para una buena nutrición). Lo que se gasta no se refleja en el aumento de la clientela, y la mayor caída de consumo se registra en la Región Metropolitana de Buenos Aires.
Si no se puede pagar por la comida, obviamente baja el consumo de bienes y servicios. A pesar de ofertas como el Hot Sale, ayudadas por facilidades financieras otorgadas por diferentes bancos, se observa el derrumbe del consumo en general. De acuerdo al Indicador de Consumo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), que mide las compras de bienes y servicios en los hogares, en junio hubo una caída interanual del 9,8%. Es el peor retroceso desde la pandemia. Si se estima que el ingreso nominal promedio por hogar fue de $ 1.188.000 en junio, el poder de compra cayó un 21% en el poder de compra. Eso implica que cada hogar reestructure sus gastos.
El derrumbe del consumo se observa en todos los rubros respecto a junio de 2023. Indumentaria y calzado cayeron un 26% interanual; recreación y cultura, un 33,7%. En cuanto a transporte y vehículos, la baja fue de un 12,4% interanual, que se dio principalmente por la caída del 24% interanual en el número de patentamientos de autos. Los alquileres y servicios públicos también cayeron un 5,7% interanual. Hubo una menor demanda eléctrica en comercios e industrias. Los rubros de servicios (cuidados personales, servicios financieros, educación y salud) cayeron un 5,1% interanual, un 2,2% por debajo del nivel de la prepandemia.
Las cifras son más que elocuentes a la hora de examinar los resultados de las medidas implementadas por le gobierno de La Libertad Avanza, que sin pausa y sin prisa, está conduciendo a este país a una debacle económica y social sin precedentes.
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