Durante su primer discurso como presidente, en las escalinatas del Congreso, Javier Milei aseguró que “no hay alternativa al ajuste y al shock” y reconoció que “naturalmente eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes”. Pese a ello, sostuvo que el nuevo gobierno no puede aplicar un plan gradualista porque “no hay financiamiento” y, repitió, “no hay plata”.
Tras el discurso de Javier Milei, ¿realmente no hay otra alternativa al ajuste y al shock?
Analistas se refirieron a las declaraciones de Milei, la necesidad de un ajuste fiscal y la posibilidad -o no- de aplicar un plan gradualista para llegar al objetivo.
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Economistas sostienen que no hay mucho margen para el gradualismo.
A la espera de las primeras medidas oficiales, las palabras de Milei son, por el momento, las únicas definiciones en materia económica del nuevo Gobierno. Al respecto, Ámbito consultó con distintos economistas sobre si, efectivamente, el “shock” es la única alternativa a la hora de llevar a cabo el ajuste. Con diferentes miradas, todos coincidieron en la necesidad de buscar el equilibrio fiscal, en los desafíos que supone contener la escalada inflacionaria para evitar una hiperinflación y la imposibilidad de acceder a financiamiento como un condicionante para aplicar un plan más “gradualista”.
Poco margen
“Creemos que una de las principales medidas que debía tomar el nuevo Gobierno, ya sea si era electo Massa o en este caso Milei, era hacer un ajuste fiscal, tendiente a la consolidación de las cuentas públicas. En el mejor de los casos a un superávit, pero como mínimo ir a un equilibrio fiscal dado que no hay financiamiento”, sostuvo Santiago Manoukian, Jefe de Research en Ecolatina, quien detalló: “Están cerrado los mercados externos de crédito y el mercado interno también está tensionado, debiendo el Banco Central salir a intervenir en el mercado secundario emitiendo cada vez más pesos que nadie quiere tener en sus bolsillos. Y eso genera una oferta de pesos que sigue presionando sobre la dinámica inflacionaria, y eso incrementa los riesgos de un desanclaje aún mayor de las expectativas y una caída mayor de la demanda de dinero que podría empeorar aún más la crisis nominal que estamos atravesando”.
En ese contexto, sostuvo el economista, “como medida principal para el anclaje de expectativas, el ajuste fiscal junto con el ajuste monetario -apagar la ‘maquinita' del Banco Central para asistir al Tesoro-, eran las principales medidas que creíamos que debía tomar el Gobierno al inicio de su mandato. Medidas enmarcadas dentro de un programa de estabilización”.
“Esa reducción del déficit fiscal puede tener un sesgo más orientado a la reducción del gasto público o por el lado de los ingresos: es decir, que pueda plantearse también algún incremento de impuestos, algún impuesto extraordinario (como fue el impuesto a las grandes fortunas) y eso estaba también dentro de las posibilidades. Se puede llegar al equilibrio de distintas maneras: la instrumentación puede tener distintos detalles”, señaló Manoukian, quien resaltó también que la política fiscal que implementará el nuevo gobierno tendrá un sesgo “pro-cíclico, que va a acentuar el ciclo económico el año que viene”.
“En síntesis, no hay margen para ser gradualistas porque no hay financiamiento. Si lo hubiera, como tuvo Macri financiamiento externo, podría serlo. Pero en este caso no lo hay y todos los caminos conducen ahí, si querés evitar un agravamiento de la crisis nominal que estamos viviendo”, concluyó.
“La posibilidad de un camino gradual parece difícil”
“Creo que por la velocidad a la que viene aumentando la inflación en este último tiempo, sumado a la falta de financiamiento, que según Milei no hay, la posibilidad de un camino gradual me parece sumamente difícil. En ese aspecto coincido”, analizó Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación German Abdala.
Por otra parte, en cuanto al shock, el economista señaló que “se puede discutir a qué se refiere y de qué gradualismo se habla”. “Porque no es lo mismo una devaluación del 40% en el tipo de cambio, a que unifiquen y que la devaluación supere el 150%. Ahí vamos a saber bien de qué tipo de shock estamos hablando”, resumió.
Y concluyó: “En cuanto a la cuestión fiscal, me parece que está claro, y justamente es donde menos margen hay, porque como no hay financiamiento, todo lo que se tarde en reducir el déficit fiscal es básicamente emisión monetaria que tenés que utilizar para cubrir eso. Entonces, en la lógica de Milei, esa emisión generaría inflación y por eso -según su visión- ahí no hay margen para ninguna otra cosa que no sea un shock en la reducción del déficit fiscal”.
"Estamos en un proceso hiperinflacionario"
Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, aseguró que “el Gobierno que se fue dejó a Argentina en un proceso hiperinflacionario”, debido a la emisión y la “caída en la demanda de pesos” por parte de las personas.
“En ese proceso estamos y es difícil de frenar. Para frenarlo, necesitás medidas drásticas. Lo primero, dejar de financiar al Estado con emisión monetaria, porque si no vamos a ir efectivamente a una hiperinflación. Y, lo segundo, recuperar rápido la confianza de la gente, para que pare con el proceso de dejar de demandar pesos. Que se detenga ese proceso, o por lo menos disminuya la velocidad”, resaltó el analista.
“Dejar de financiar al Estado, implica hacer un ajuste. Porque no hay capacidad de endeudamiento del Estado, porque nadie nos quiere prestar. Ni siquiera los organismos internacionales, porque incumplimos las metas del acuerdo con el Fondo que hizo en agosto Sergio Massa. Así que no hay plata, efectivamente. Al menos que se emita y vamos a una hiperinflación. Por eso hay que hacer un ajuste duro y, en el cual, tiene que poner su parte el Estado. Durante la gestión anterior, el único sector que aumentó su poder adquisitivo fue el sector público. El resto, perdió poder adquisitivo. Ahora, y así fue la promesa del nuevo Gobierno, que el ajuste se distribuya un poco más equitativamente”, subrayó Abram.
“Terapia de shock”
Por su parte, al analizar el discurso de Milei del domingo pasado, desde EPyCA Consultores señalaron que al referirse a la herencia que recibió “exageró y fue impreciso en los datos económicos”. “Su objetivo fue transmitir la necesidad del ajuste de corte ortodoxo que implementará en materia fiscal, monetaria y cambiaria”, resaltaron.
En cuanto a la posibilidad de una hiperinflación, desde la firma sostuvieron que “el riesgo de que los precios se aceleren y espiralicen existe”. “El punto es que la política económica tiene herramientas para contenerlos de manera razonable. El sistema de precios adolece de distorsiones que deben ser corregidas; pero su liberación podría ser coordinada desde el Estado, de manera de evitarse el riesgo de esa espiralización. Si la decisión es no coordinar con el sector privado, justificándose en ideología y dejando de lado el pragmatismo necesario, la combinación de una pésima herencia económica y la mala praxis del nuevo gobierno efectivamente podrían llevar a la hiperinflación que mencionó Milei”, agregaron.
Finalmente, desde EPyCA sostuvieron que en su discurso, Milei insistió en que “una terapia de shock” es la única forma de evitar esa hiperinflación, “en particular con una drástica consolidación fiscal del orden del 5% del PBI”. “Ese es el monto aproximado del déficit financiero del Tesoro Nacional. Reducirlo de un año al otro implica no sólo recortar gastos (obra pública, transferencias a Provincias, subsidios energéticos y al transporte) sino dejar que la aceleración inflacionaria impacte sobre otras partidas (jubilaciones, planes sociales, gasto de funcionamiento estatal en general)”, concluyeron.
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