31 de marzo 2024 - 18:12

Wall Street después de un trimestre perfecto: ¿Qué podría salir mal?

El rally hilvana cinco meses de avances. La Bolsa se abre paso sin oposición. ¿Demasiado bueno para ser duradero?

Wall Street, con avalancha de récords. No le hizo falta la intervención de la FED.

Wall Street, con avalancha de récords. No le hizo falta la intervención de la FED.

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Wall Street trajo el mejor boletín de calificaciones para los tres primeros meses del año desde 2019. Es ver para creer. El índice S&P 500 trepó 10,1%. Cerró en nuevos topes absolutos (tras perforar 22 récords en lo que va de 2024). También el Dow Jones Industrial (+5,6%) y el Nasdaq (Composite: +9,11% y 100: +8,49%) se codean en nuevas cumbres. El mercado bull se instaló por fin a sus anchas. Ya no luce la delgadísima silueta de una daga vertical. Las 7 acciones magníficas tuvieron su ángel circunstancialmente caído en desgracia, Tesla, sin arruinar el espectáculo. Una participación mayor dijo presente. Las “clases” medias y bajas mundanas, no tecnológicas, se sumaron a la rotación. El S&P MidCap 400 escaló 9,52% y clavó también su pica en la cima. El Russell 2000, el furgón de cola de las compañías chicas, subió 4,81%. Tiene todavía un trecho cercano a 8% para empardar su máximo de 2021.

Dos aspectos a destacar. Uno, la pierna actual del rally es una exhalación que comenzó en noviembre. O sea, hilvana cinco meses de avances y aunque no exhibe fatiga conviene tenerlo en cuenta. El S&P 500, en el acumulado, trepó ya 25%. Dos, esta avalancha de récords no se debe a la liquidez ilimitada como sus precursores. No es hija de las tasas cero. La vara de fed funds se mantuvo sin cambios en 5,5%, en alturas que no visitaba desde 2011 y donde sentó campamento hace ocho meses.

A Wall Street no le hizo falta la intervención de la FED. El recorte de tasas que los mercados (en diciembre) anticipaban para marzo salió pronto del radar. El debut de la tijera de podar no ocurrirá antes de junio. Y muy probablemente será más tarde (o no será) a menos que la inflación agache el lomo como no lo hizo en enero ni en febrero. O salvo que la economía baje abruptamente un cambio como amagó a fin de 2023 y luego tampoco concretó. Después del salto del consumo de bienes físicos de febrero (+0,5% y +1,4% en el renglón de bienes durables), un escenario muy improbable. Wall Street, podría decirse, tiene el mapa de puntos de la FED en el corazón. Lo entona la promesa de una reducción de tasas aunque no se cumpla y su realización se postergue.

La FED prolongará el modo de espera aunque las acciones, no

La Bolsa se abre paso sin oposición. ¿Demasiado bueno para ser duradero? ¿Qué podría salir mal? La inflación es aun la prioridad oficial de la FED, que está convencida de bajar las tasas (Powell dixit el viernes), pero que todavía requiere más evidencia de su docilidad. ¿Qué pasaría si se retoba y vuelve a empinarse? Lejos de ser una hipótesis, fue la realidad de enero y febrero. Y por lo visto, esa imperfección tampoco perturbó la marcha. La inflación del gasto de consumo -la medida que guía a la FED- y su versión núcleo -su mejor predictor- se metieron ambos dentro de la meta de 2% a fin del año pasado (tomando promedios móviles de tres meses). Y ahora han vuelto a las andadas bien por encima de 3%. Powell no acusó recibo. Wall Street, menos. La FED no sobrerreaccionó entonces, dijo, y no lo hará en el presente. Retiene en sus planes el itinerario de tres recortes de tasa para 2024. Pero no existe apuro por ejecutarlas, recitaron a coro el gobernador Chris Waller y el citado Powell.

La FED prolongará el modo de espera aunque las acciones, no. Ya vimos, suben igual. Es que, en paralelo, la solidez de la actividad frena a la FED pero es un plus para la Bolsa. El crecimiento del PBI en 2023 restableció la rentabilidad de las corporaciones con vigor creciente (+3,4% en el tercer trimestre y +4,1% en el cuarto), según las cuentas nacionales. La espera está bien retribuida.

Hay muchas cosas que pueden salir mal cuando los inversores le toman el gusto a la bonanza y no sufren de vértigo. Un mercado que estuvo sobrecomprado todo el trimestre puede seguir o corregir de golpe por una trivialidad. La ofensiva de los últimos cinco meses puede explicarse así: como un aumento sostenido de los múltiplos que se pagan por cada dólar de ganancias futuras. Lo que valía 17 dólares en noviembre cerró en 20,9 en marzo. Si las tasas bajan, bien. Pero si bajarlas no hace falta, mejor. A una economía sana no se le ponen objeciones. Después de todo, el mercado bull es el fruto de una recesión que no ocurrió. Eso sí, si las tasas se mantienen tendrán que hacerlo también las proyecciones de alza de utilidades. Es que el S&P500 se relame con un sendero previsto de crecimiento de 11% este año y 13% en 2025.

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