12 de agosto 2024 - 00:00

Wall Street respira con alivio después de la falsa alarma de recesión

En el peor de los casos podrá hablarse de una contracción del sector industrial. ¿Qué decir de la ahora popular regla de Sahm?

El traspié del Banco de Japón contrasta con la templanza que exhibió la FED.

Wall Street rebotó con alivio, aunque todavía lame sus heridas y no se confía del todo.

Wall Street rebotó con alivio, aunque todavía lame sus heridas y no se confía del todo.

Viernes negro, lunes negro, pero, cuando arreciaba el temporal en los mercados, martes de resurrección y gloria. De súbito se temió lo peor y con la misma velocidad se despejó el horizonte. El que a hierro mata, a hierro muere o a hierro se abre paso. La data de la economía sembró la sospecha de una recesión. Pero la tanda siguiente de indicadores alejó los nubarrones. Y Wall Street rebotó con alivio, aunque todavía lame sus heridas y no se confía del todo.

Así, la actividad manufacturera sufrió un traspié en julio, según los informes PMI. Pero, el martes se conoció la otra cara de la moneda. El andar robusto de la actividad de los servicios. Y EEUU es una economía ampliamente dominada por ellos. ¿Recesión? Falsa alarma. En el peor de los casos podrá hablarse de una contracción del sector industrial. La economía en general se expande a paso firme. Comenzó el tercer trimestre a un ritmo compatible con un crecimiento del PBI de 2,2%, según el reporte PMI combinado que publica S&P Global. Para los servicios, el bimestre junio-julio fue el mejor de los últimos dos años en claro contrapunto con el deterioro de la actividad manufacturera que llegó a casi paralizarse en julio. De yapa la evidencia aporta una moderación de las presiones inflacionarias. Como para que la paciencia de la FED tampoco se inquiete.

¿Qué decir de la ahora popular regla de Sahm? Motorizada por el aumento del desempleo señala también la presencia de una recesión. Sin embargo, Claudia Sahm, la descubridora de la regularidad, se permite disentir. No estamos en una recesión en la actualidad, dijo, aunque los riesgos son crecientes. La regla transmite el mensaje correcto de un enfriamiento del mercado de trabajo, pero lo hace con demasiada intensidad. Culpa quizás de distorsiones muy particulares como la pandemia y el salto de la inmigración. Una recesión, por último, no es inevitable, reconoce Sahm a diferencia de lo que sería la aplicación rígida y textual de su norma.

La recesión no cabe tampoco en las predicciones económicas a tiempo real, como el pronóstico "nowcast" de la FED de Atlanta. De una semana a otra, con el influjo de nueva información, la proyección de crecimiento del tercer trimestre se elevó de 2,5% a 2,9%, aproximadamente un punto por encima de lo que avizora el consenso de los analistas.

El traspié del Banco de Japón y la templanza de la FED

La recesión no fue la única amenaza que puso en jaque a Wall Street. El Banco de Japón complicó la situación causando revuelo en el mercado internacional de cambios con un manejo torpe de su política monetaria. No fue la suba de 15 puntos base de su tasa de referencia -a 0,25%- lo que promovió la rauda apreciación del yen. Sí, la comunicación de una agresividad mal calculada e innecesaria. La principal razón del lunes negro fue la sombra de una implosión del "carry trade" y el temor a un desarme brusco del apalancamiento. Sucedió que la volatilidad cambiaria se contagió a todos los mercados de riesgo en un dominó muy peligroso. Las mismas autoridades japonesas que causaron el incendio corrieron presurosas a apagarlo. No era su intención promover una política que produzca inestabilidad financiera, apuntó el vicegobernador Uchida. Si el fuego se consumió no fue solo por sus declaraciones (que de inmediato elevaron 10% al Nikkei tras una caída de 12% el lunes negro). De haberse confirmado la recesión temida el daño global hubiera sido mayúsculo e ingobernable. No se hubiera contenido con velocidad sin importar lo que se dijera en Tokio.

El traspié del Banco de Japón contrasta con la templanza que exhibió la FED. A pesar de las fuertes críticas por no haber bajado las tasas en su última reunión. Nada más estabilizador que una FED que le prestó oídos sordos a la petición de una fuerte reducción de tasas sobre la marcha. Nada hubiera sido más revelador de lo que se critica: un banco central corriendo detrás de los acontecimientos. La data posterior le dio la razón a su postura impasible. La economía se desacelera. No hay dudas de ello. Es el aterrizaje suave que la FED pretende. Por supuesto, se atraviesan pozos de aire y turbulencias inevitables. No perder la compostura, cuando lo hacen los mercados, es una contribución importante para que los mercados no extravíen la brújula. La FED preserva la tesitura esbozada tras su última reunión, y antes de la zozobra. Cómo quien tiene certeza de hacia dónde se dirige. Una baja preventiva de un cuarto de punto está en la gatera para septiembre. Si por un momento Wall Street dudó que fuera suficiente, ahora respira con normalidad. No todo es inteligencia artificial. Al menos la FED parece saber lo que hace.

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